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—¿Qué hora es?

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—¿Qué hora es?

Sus manos en mis caderas me tomaron con más fuerza y sin previo aviso guió mi cuerpo para que caiga otra vez sobre su miembro.

—Mierda —arqueé mi espalda ante tal cantidad de descargas de placer que me consumieron en ese instante, escondiendo mi rostro en su cuello, sintiendo mi vista humedecerse.

—Me gusta como intentas no hacer ruido —besó el lóbulo de mi oreja, mientras sus manos movían mis caderas hacía adelante y hacía atrás —Te he hecho el amor cada día desde hace dos semanas y sigues siendo mi mayor adicción, Pietro.

—Cá-Cállate

Apoyé mis rodillas sobre el colchón de mi cama y me impulsé con estas, empezando a saltar sobre su miembro, en un vaivén rápido, jadeando cerca de sus labios.

—Es tu culpa.

—¿Ah sí?

—¡Sí! —sus uñas arañaron con intención mis costados, sacándome otro jadeo, antes de que sus dientes tomen mi labio inferior y tiren de este —Es... Es que cuando llegas del trabajo, esperas a que Luna se duerma y...

—Y te encanta ¿No?

En un movimiento me tumbó sobre la cama, acomodándose sobre mí, volvió a embestirme con salvajismo, dirigiendo él todo el movimiento, mientras mi cuerpo se estremecía por completo y disfrutaba del estarnos devorando el uno al otro.

—Sí. Mierda, claro que sí.

—Piensas tan fuerte

Su lengua delineó mis labios, apoyando sus manos a los lados de mi cabeza. Me mostró una sonrisa burlona, antes de robarme un pequeño beso.

—Sabemos que te encanta, Pietro.

—Idiota.

—Tu idiota —sonreí, rodando los ojos ante sus palabras —Ahora se bueno y no grites mucho ¿Vale?

—Uhm.

Y entonces sus movimientos se hicieron tan salvajes como un alfa en celo, aunque él no lo estuviera, sabía comportarse como uno.

Una almohada, morder mi labio, besarlo o amarrarme su corbata a la boca, nada evitaba que termine gritando su nombre para cuando nos corríamos y su nudo me enloquecía hasta casi hacerme desmayar.

»»—☾—««

—Rayos —gemí, aunque no precisamente por la misma razón que en la madrugada.

—Ayer no te quejabas tanto.

—Clint, cállate.

Dos semanas habían pasado desde que Clint me dijo que me amaba. Fueron dos semanas realmente hermosas, sí, aunque como siempre, todo lo bueno tiene su final. Me tocaba volver a clases y no deseaba pensar en cómo estarían esas personas que tantas excusas buscaban para hacerme sentir inferior.

The Perfect Omega┇HawksilverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora