Boda

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-¿en serio crees que soy bonita? - decía entre sonrisas Qin su, mientras miraba a su prometido en aquel jardín de la secta Laoling Qin quién había llegado para la reunión días antes de la boda.

-eres hermosa ante mis ojos... Y lo serás para mi siempre... Mi futura esposa...- decía meng yao acariciando la mejilla de Qin su quien solo ladeaba la cabeza y sonreía ante aquel toque.

Había pasado tan rápido el tiempo que aún no lo creía, faltaban tan solo cinco días para estar con la mujer que había anhelado toda su vida, y que le era correspondido. Ella lo había conocido como un simple sirviente en la secta Jin que llegó a ocupar un lugar en su corazón, a quien lo había conocido en una de sus visitas junto a su padre.

-me alegra que haya venido, debemos discutir asuntos sobre la secta y el futuro de ella misma- clamaba el líder de la secta Laoling Qin. Sentados lado a lado tanto Jin guangshan como el hablaban sobre las futuras alianzas. ¡Que grato fue la noticia! Pronto ambas sectas aliadas serían un buen ojo hacia el futuro de Laoling Qin.

El día que se mencionó del compromiso, todas las doncellas sentía envidia por aquella doncella, siendo destinada a ser parte de la secta Jin, su futuro era próspero y único. Quien lo diría, aquella doncella sería cercana aquella secta, sin contar con la riqueza que vendría ser su dote y las telas finas, las joyas y el oro que se usaría el día de su boda.

No obstante había un detalle que todos decían que era inaceptable, como una doncella de familia de buen nombre aliada cercana a lanling Jin, se casaría con un sirviente, un hijo fuera del matrimonio como Jin Guang yao.

-¡no! ¡Mi hija no se casara con ese hombre, ella no se hará partidaria de tu gran Alianza!- gritaba Madam Qin, todos en aquel lugar sabían de ello, aquella mujer se negó desde el primer momento a dar la mano de su hija en matrimonio a la secta Lanling. ¿Por qué lo hacía? ¿Quien se negaría a tal honor?

Si la secta Jiang, al comprometer a Jiang Yanli con el futuro heredero de Lanling Jin habia sido la más envidiada dentro de todo el mundo del cultivo. Siendo criticada por ser la belleza promedio y no la que supuestamente debería de merecer Jin zixuan, fue un tiempo de largas críticas hasta el nacimientos del heredero. No obstante en este caso era diferente, en estos casos Jin Guang yao había sido participe de muchas burlas y críticas.

-ya hablamos de esto... No pienso volver a decirlo, Qin su se casara con Jin Guang yao, y será parte de esa familia- sentenció el líder de aquella secta una horas antes de aquella visita - ¿por qué te opones? Nuestra hija será parte de una de las sectas más poderosas, ella será recordada como parte de esa familia ¡¿no es eso lo que siempre deseamos para ella?! -

Las manos de aquella mujer temblaban, sus labios no paraban de ser mordidos, mientras un poco de piel se despelaba de ellos. Se había opuesto a aquel compromiso desde el momento en el que se había formado. Había hecho escándalos, había alejado a su hija de aquellas reuniones e incluso había conspirando a la invención de un posible amante para romper aquel trato.

-creeme esposo mío, cree en mis palabras podemos buscar a otra persona, aun no es tarde..... Yo se que no es posible... Pero.. Tengo algo que decir... En realidad la razón de todo esto.. Es porque... Ella en realidad es... -

-¡mi querido amigo!- grito desde la lejanía Jin guangshan al ver a ambos en aquel salón mientras ingresaba junto a Jin Guang yao lado a lado y detrás de ellos, aquel carruaje que llevaría a Qin su el día de mañana a su nueva secta.

Los ojos de Madam Qin hicieron presencia el temor y el miedo hacia aquel hombre, traían consigo terror.... Algo realmente curioso es que había empezado a sacar una tela de entre sus mangas para empezar a doblarla entre sus dedos apenas llegó Jin Guangshan, se mordía sus labios y sacaba la piel de ellos dejando un poco de sangre en el proceso, y sin que nadie notará, se había vuelto más pálida de lo normal.

Melodia De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora