Capítulo 38: Abismo

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#1: Mi ojo está temblando así que no terminé de editar, ya lo haré mañana.

#2: Solo quiero que recuerden que el odio es malo ¿sí? Así que nada de odiarme 

🍷🥀🍷

CAPÍTULO 38: ABISMO

KATHLEEN MYERS

Bien, las cosas se habían puesto algo extrañas, y en parte puede ser por el hecho de que tanto Daniela como yo, somos absolutamente malas para dar apoyo emocional. Ambas habíamos contado nuestras desgracias y dejamos en claro lo jodidas que estábamos.

Por alguna razón, mi dolor quedó a un lado cuando la escuché, porque quería que ella estuviera bien y me sentí culpable de que escuchara mis problemas y ver la tristeza que le ocasioné.

Me sentí culpable de estar mal y no saber cómo mejorar.

Ahora bien, arreglamos lo nuestro y una parte de mí está demasiado feliz con tenerla a mi lado, con ver sus lindos ojos, pero la otra parte se encuentra buscando soluciones para ella.

Busca soluciones para ti también Kathleen.

Ambas caminamos tomadas de las manos por los pasillos de Ingeniería y se siente extraño ese simple gesto, pero para mi sorpresa, a nadie parece sorprenderle mucho vernos juntas.

Eran más obvias que el hecho de que no habrá Spider-Verse.

Cállate ctm.

Y sí, nos miramos como si nos hubiera pasado un carro por encima, ambas con ojos rojos, cansancio obvio en nuestros rostros y cuerpos.

─¿Estás bien con que sostenga tu mano? ─pregunta.

Ladeo mi rostro para verla.

Se detiene en su casillero y apoya el cuerpo en este sin soltarme.

─Se siente bien, extraño, pero bien.

Una pequeña sonrisa se extiende en sus labios y como me siento algo valiente, me acerco de forma rápida y le doy un breve beso.

Daniela Wembley se sonroja. Sí, como lo leyeron, se sonroja.

─Tierna. ─molesto y ella rueda los ojos.

─Soy de todo menos tierna, lo sabes y lo sé.

─Claro... babosa.

La escucho gruñir y jalarme hacia ella.

─Eres un poco insoportable, Myers.

─Pero así te gusto, incluso me hiciste esa hermosa presentación y la comida, y el poema y...

Sus labios están sobre los míos en menos de dos segundos y suspiro entre ellos. Me acerco más a ella y abro los ojos con sorpresa cuando me muerde.

─Señoritas, no quiero ser aguafiesta, pero saben que esto está prohibido. ─dice una voz detrás de nosotras.

Me separo completamente roja de la pena y miro a la catedrática que nos mira con una sonrisa.

─Abogada Bothwell, disculpe. ─habla Daniela y yo hago la cosa descarada de darle un repaso a la abogada.

Jesús de Veracruz

¿Cómo es que no la había visto antes?

Entonces paso más vergüenza cuando ella se da cuenta y alza una ceja hacia mí.

Beso sabor a tequila [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora