Capítulo 1: Suerte

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Llevándose una mano hacia su barbilla, pareció pensar. Sin duda esta vez había tenido suerte, demasiada.

Bueno, tampoco fue una gran sorpresa, después de un tiempo teniendo aquella catastrófica característica se dio cuenta se que esto no era normal y que probablemente pronto sería reclutado por aquella academia que tanto admiraba.

No estaba equivocado.

Sin embargo, tampoco era como si lo quisieras realmente, no me malinterpretes el admiraba la esperanza superficial que traía la academia, pero para su desgracia era más que consciente que no cabía ahí.

"Afortunado definitivo" había dijo el director, Jin Kirgiri. Y aunque no fue sorpresa, fue una gran decepción. "Suerte" era su talento ¿qué tiene de útil eso? Lo pensó desde el primer momento, la suerte no sirve para inculcar esperanza y siquiera debería ser un talento, no es más que una superstición. Prácticamente inútil. Por eso mismo, al instante le negó la opción aquel hombre de negocios, sin dejarnos terminar, aunque para su desgracia el no cedió en absoluto.

Después de unos días de acoso por parte de la academia Kibougamine finalmente se permitió pensar, era consciente de que había estado deambulando sin sentido estos últimos años y un pensamiento intruso llegó a su mente: " nunca tuve una buena oportunidad ¿porqué debería rechazarla ahora?" Al instante rechazo el pensamiento, encontrando repugnantes, pero aún así no pudo evitar responderse a sí mismo: "porque la academia Kibougamine solo está apto para jóvenes talentosos que son capaces de inculcar esperanza con su talento, no para personas inútiles como tú que solo sabes beneficiarte a ti mismo, llevando a la ruina a quienes están cerca tuyo.

Sin pensarlo más, volvió a la decisión anterior. Simplemente se negaría en ese mismo instante. Marcando el contacto que el director la había dado cuando tomara la decisión, estaba listo para negar.

Termino aceptando.

En realidad no lo hizo a propósito, solo contesto sin pensar (con el constante pensamiento de que no estaba haciendo nada malo, que lo merecía y que no debería repugnarle intentaba convencerse a si mismo de que no había dicho "si" a propósito) y cuando quiso corregirse, el director ya había colgado y sabía a la perfección que partir de ahora el ya no le daría a elegir, iría a la academia si o si.

Y dios, el no debería estar revoloteando de felicidad, no puede esconderlo y le molesta, por más que lo negara, sabía que su olor se había convertido en dulce, sin si habitual amargo aroma que solía llevar. Tenia una suerte de haber estado en casa en ese momento, no lo soportaría si hubiera decidido ir personalmente con el director Kirigiri, quien si no fuera por la información que aportan los busca definitivos, probablemente no sabría ni su casta.

¿No lo mencioné antes, verdad?

Nagito Komaeda para sorpresa de muchos es irónicamente parte de la casta más débil:un omega

En realidad, siempre fue consciente de que tuvo mucha suerte por no parecerlo, era alto junto con un cuerpo que si bien no era fornido o musculoso como la mayoría de los alfas (a comparación en bastante delgado, aunque para este punto ya era un poco preocupante) se las arreglaba con ropa un poco más ancha de lo normal (truco que los alfas más débiles también solían usar) aunque lo recompensaba con un fuerte olor a menta. La menta es comúnmente un olor omega, pero el al normalmente llevarlo tan fuerte incluso tomando susprensores junto a un toque amargoso, se solía confundir con un olor alfa, por eso mismo siempre fue confundido con uno.

Realmente no le dio mucha importancia, después de la muerte de sus padres lo supo, supo que siempre estaría solo, sin importar su casta. Pero aún así, debía admitir que sería mucho más difícil si luciera como el omega típico, siendo consciente de que si bien el mundo está cambiando, no lo suficientemente rápido y desafortunadamente, los omegas aún para la mayoría eran considerados trofeos.

Limerencia | KamukomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora