Capítulo 2: Kibougamine

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El día finalmente había llegado. El sol parecía sonreír y el clima era agradable, como una bienvenida antes de tiempo.

Komaeda sabía que iba a ser difícil instalarse e incluso se preguntó si debería quedarse en uno de los dormitorios que Kibougamine tenía para alumnos que venían de lejos o simplemente no querían estar en su hogar, Komaeda era la segunda opción. Nunca le gustó estar en casa después del accidente, se sentía muy solitario allí pero él ya era solitario de todas formas, así que hasta ahora no se había planteado la idea. "Deberías hacerlo ¿si tienes la oportunidad, porque no la aprovechas? Se escuchó de nuevo aquello vocecita y quiso gritar. ¿No cesaba incluso tomando susprensores? Esto será un martirio, lo supo desde ese momento.

Poco después de haber tenido la llamada hace días con el director Kirigiri, comenzó a replantearse varias cosas, entre ellas la vocecita interior que le hizo decir "si" a la propuesta, el pensamiento más racional para el era que habían sido su voz interior, pero después de pensarlo unos minutos se dio cuenta que no podía serlo, no tenía sentido. Entonces, fue cuando lo recordó. Mi omega interior se le vino derrepente a la cabeza. No pudo ocultar su conmoción en ese momento. Hace años que no interactuaban con él, después de habe pasado el hospital por primera vez simplemente dejo de aparecer, y a el tampoco le había importado demasiado, hasta ahora. ¿Porqué? Se preguntó ¿porque ahora? Parecía que todo se la había venido encima después de esa llamada. El constante pensamiento de soledad y el echo de que el vuelva aparecer así como así, debía haber algo que lo impulsó, estaba seguro pero no sabía que y le molestaba.

Eso no era lo peor, siquiera podía dialogar con el, por más vergonzoso que pareciera tantos años sin comunicación lo hicieron olvidarse como interactuar con el, por más imposible que parezca y para su desagrado eso lo hizo sentir más miserable.

No era un secreto que los Omegas desde que nacen tienen la capacidad de hablar con su omega interior, y el echo de que no pueda lo hacia sentir débil incluso debajo a su casta. Aunque pensándolo bien tampoco era tan malo, era conocido que era un inútil y no sería sorpresa que no pudiera hacer algo tan crucial para su segundo género.

Suavizó la cara, desechando esos pensamientos. Estaba bien, después de todo era consiente de que su casta era insignificante para este momento tan crucial. Finalmente estaba viendo de frente la academia que tanto admiraba, que traía esperanza a otras personas. Tenía tantas ganas de reír extasiado, miraba maravillado mientras entraba (después de haberle dado a uno de los guardias que monitoriaba la puerta la invitación que se le había entregado hace semanas) caminando lentamente hacia la entrada. Para ese punto se había olvidado de todo lo anterior. Solo quería entrar y poder ver la preparatoria.

Camino hacia adentro, sin notar que una persona le llamaba desde la entrada, que sin embargo fue tapada por otro estudiante antes de que el lo notase. Haberlo notado o no ¿qué importaba? De todas formas la academia era más importante.

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Limerencia | KamukomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora