Capítulo 3: Olor

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Kibougamine se caracteriza por intentar que los alumnos esten lo más familiarizados posibles con la preparatoria, por eso mismo el primer dia de clases para los recién egresados suelen ser los martes en vez de los lunes, con la finalidad de que el primer día de la semana sirva para que los alumnos puedan conocer más la preparatoria o darles la oportunidad a los que decidan quedarse en el quedarse en el campus de último momento, como es el caso de Nagito.

Tenía que admitir que esto si fue su culpa, el echo de que haber avisado de último momento que se iba a quedar, "causando una gran molestia para todos" fue por su propia decisión, no de su omega interno como le gustaría decir.

Todo comenzó el día de la ceremonia, grande fue la suerte de Nagito pues al estar centrado que cada detalle de la academia comenzó a caminar sin rumbo fijo, olvidándose completamente de la principal razón de porque estaba ahí ese lunes. Camino hasta encontrarse con los llamados dormitorios divididos entre las tres castas, y no pudo evitar al de omega y dios, desde el momento en que lo piso quiso estar ahí para siempre.

Los olores omega en general son suaves, un olor agradable y bonito del que nunca pudo evitar sentirse atraído y esta no era la excepción. Aunque los Omegas como los Alfas solían tomar susprensores para suavizar su olor o directamente eliminarlos para evitar accidentes, Komaeda siempre tuvo una nariz excepcional (otra de las razones por la cual se creía que era un alfa, pues era lo suficientemente raro que un omega tuviera el olfato tan desarrollado) y por eso mismo podría oler la mayoría de olores que apenas podía percibir la gente común. Estaba maravillado, y por eso no notó como alguien corría rápidamente hacia el.

-¡Eh, tú! ¡no puedes estar en los dormitorios Omega!- gritó una voz extraña, al voltear pudo ver a un omega con un olor picante (muy diferente a lo que había olido antes) y pudo reconocerlo al instante, estaba enojado y no le gustó en absoluto. Que un alumno de Kibougamine estuviera enviando con el era inaceptable, hacerle sentir tan horrible emoción a alguien tan apreciable le hacia querer tener arcadas.

El omega llego rápidamente al frente de el, era unos centímetros más bajo y al agachar la cabeza para verlo a la cara captó al instante el entrecejo fruncido del chico, antes de que pudiera hablar se adelantó. -¡Sabes que esta estrictamente prohibido que un Alfa entré a los dormitorios Omega!- comenzó y el de cabello blanco no pudo evitar suspirar, sabía lo que se venía. -La mayoría de veces se castiga con expulsión, y por lo que veo no tienes una excusa razonable, yo- y después de ese momento dejo de escuchar, el pensar que siquiera había pasado su primer día escolar y ya había echo molestar a alguien amenazadolo con expulsión hizo queno pudiera evitar sentirse preocupado y un poco abrumado, cosa que el otro noto indemtiamente. Pareció pensar unos segundos y al instante bajo la cabeza, confunidolo aún más. -¡Mis disculpas! Por tu apariencia creí que eran un Alfa, no es excusa para mi error pero aún así espero que puedas perdonarme.- Se había dado cuenta, supuso que el olor especialmente amargo había llegado a sus narices, y eso le dio vergüenza, el echo de que aún usando supresores de olor lo hubiera captado le hizo quitar la mirada avergonzado. De todas formas, ahora lo había echo disculparse ante el. Y cuando al fin se dio cuenta Komaeda rápidamente intervino antes de que pudiese decir algo más. -Alguien como tú no debe disculparse con alguien tan insignificante como yo- comenzó -Entiendo que me hayas confundido con un Alfa, es mi culpa por haber entrado a los dormitorios así como así.- El chico rígido parecía avergonzado a lo que rápidamente se enderezó (más si es posible) y habló -No debería hablar así de si mismo, es mi culpa de todas formas- antes de que Komaeda dijera algo más volvió a hablar -de todas formas no te había visto por aquí ¿eres nuevo, verdad? Entonces no deberías estar aquí. ¡La ceremonia está apunto de empezar!- dicho esto me llevo de la mano a lo que había olvidado por completo, la ceremonia de bienvenida.

Limerencia | KamukomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora