- ¿Quieren nadar? -preguntó Fede.
- ¡Claro! -CJ se quitó las zapatillas, los calcetines, la polera y corrió en shorts por el muelle para saltar al lago.
Fede la imitó.
- ¡G!, ¿no vienes?
- No, gracias, ya usé mis quince minutos de ducha.
- Vamos, no te vas a morir por dormir sucia un día.
- Tal vez tú no tengas problema con eso, pero yo si me preocupo por mi higiene.
- ¿De qué hablas? te he visto oler tu ropa para comprobar que puedes usarla un día más.
G rió, rodó los ojos y dejó los lentes en el suelo, y al tiempo que se quitaba las zapatillas y los calcetines corrió al lago.
Jugaron en el agua como si fueran niños, sin problemas ni preocupaciones, como si aún vivieran en el mundo pre-apocalítico que solían conocer. Al cabo de un par de horas se cansaron y salieron del lago, Fede se sacudió como un perro y corrió a la casa a buscar toallas para las dos chicas.
- ¿Esperamos aquí o nos acercamos a la casa? -preguntó CJ
- Me da igual, tú decide.
CJ caminó hacia el muelle y se sentó al borde, G la imitó pero con la diferencia que cuando se sentó sus pies no tocaban el fondo.
El silencio que había entre ellas era absoluto, de no ser por los pájaros que cantaban alrededor podrían escuchar las ondas del agua. G no sabía que hablar y rogaba para que Fede apareciera pronto con las toallas.
Pasaron unos minutos hasta que la pelinegra sacó el habla- Cuando llegué todos contaron sus historias, ¿Qué hay de ti? ¿Cómo conociste a los demás?
G no respondió. Extrañó el silencio incómodo de antes.
CJ le contó como era su vida, pensó que si lo hacía G se animaría y contaría la de ella también.
La rubia permaneció en silencio unos segundos, pero recordó su charla con Fede y terminó respondiendo- Fui expulsada de una escuela de monjas y tres escuelas militares. Antes de que preguntes, no, no te diré las razones. Durante mi estancia en las últimas aprendí bastante sobre armas, técnicas de combate y estrategia. Jamás pensé que eso me sería tan útil. Después de graduarme comencé a trabajar en un campo de tiro y animaba fiestas infantiles para ganar dinero extra. Cuando la ciudad comenzó a enloquecer yo estaba viviendo en un departamento con Tomy, un amigo que conocí en mi última escuela. Huí a la casa de mis padres y pasamos unos meses ocultándonos y corriendo. Cata y Javier me encontraron luego de que mis padres murieron. Caminamos durante unas semanas hasta que nos encontramos con Leonard y Fede. Seguimos sin rumbo hasta que llegamos al otro lado del lago -apuntó hacia el oeste donde terminaba el cuerpo de agua- lo cruzamos y cuando comprobamos que la casa estaba vacía, decidimos quedarnos. Y ya... Eso es todo.
- Ahora tengo más preguntas que antes.
G sonrió, pasar rato con CJ no le desgradaba- A ver, dime.
- ¿Javier y Cata llegaron a ti porque oyeron un disparo?
- Si. Un loco mató a mis padres, así que tuve que devolverle la mano.
CJ no supo que más decir, tenía miedo de hacer otra pregunta- Siento lo de tus padres.
- No lo sientas, eran unos desgraciados.
Se hizo un silencio. CJ intentaba mantener la conversación, pero G no cooperaba
- De todas formas eran tus padres.
- Sí... bueno, cuando empezaron las noticias de los ataques fui directo a su casa. Ya tenían un montón de bolsos en el auto, cajas con comida y ni una sola prenda mía, así que asumo que no iban a buscarme. Siempre creí que... -dudó en continuar- que lo de enviarme a internados era por mi comportamiento, pero no... Era por ser yo.
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Familia Apocalíptica
Ciencia FicciónCJ, Fede, G, Leonard, Cata y Javier son personas completamente diferentes que por distintas circunstancias terminan formando una extraña familia en medio de un apocalipsis zombie. - ¡Mierda! me quedé sin balas -anunció G mientras lanzaba su arma ha...