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─Ayer ChaeYoung compró un conejo, me recordó a ti...─ Dijo Jake en voz baja admirando como SungHoon tenía sus ojos cerrados, respiraba tranquilamente y como disfrutaba de sus caricias.

Los dos chicos se encontraban sentados en el sillón del salón viendo caricaturas en la televisión, aunque en verdad no le prestaban atención, solo hablaban de lo que les viniese en mente. SungHoon entre alas piernas de Jake, recargándose en su pecho y el mayor aprovechando a acariciar el cabello de Hoon haciendo que este se tranquiliza hasta el punto dr obtener sueño.

Había ya pasado una semana desde que Jake había salido con SungHoon. Había conocido muchas maneras de evitar que la madre de Hoon se diera cuenta del contacto que su hijo tenía con él. Sabía exactamente a qué hora llegar y a qué hora irse de la casa de SungHoon para no ser descubiertos.

Y es que Jake estaba impresionado de lo accesible que era SungHoon, de lo sumiso que el único era y eso le fascinaba. Ya que si por el fuera ya se hubiera acostado con SungHoon, porque era capaz si él le manipulaba y decía cosas lindas al oído-aunque ya lo hiciera- pero él quería más tiempo, quería enamorarlo perdidamente para luego disfrutar de su dolor al dejarle solo y devastado así alimentando su excesivo ego.

Hoon se removió y sentó para ver a Jake a los ojos con curiosidad ─¿Por qué un conejo te recordaría a mi, hyung?─ Jake sonrio y tomo la mano de SungHoon y la empezó a acariciar lentamente. El castaño de inmediato sintió su cuerpo temblar ya que no se acostumbraba a el trato que Jake le proporcionaba.

Aún recordaba cuando le había preguntado a Jake el porque era así con él, porque le tomaba de las manos, porque acariciaba su cabello y siempre se apagaba mucho a él.  En Inglaterra hacen esto, cosas de amigos Hoonie, se defendió el moreno.

─Porque es pequeño, suave, sus mejillas son regordeta y tiernas, son sumisos y adictivamebre peligrosos.... como tu Hoon, ¿Puedo llamarte conejito?─ Pregunto el moreno con una sonrisa ladina, mientras su mano era posada en la barbilla de su menor.

─Conejito s-suena ti-tierno.

─Eso quería escuchar.─ Jake revolvió su cabello y se levantó, tomo su chaqueta del sofá y la coloco en su hombro, Hoon solo le miro confundido ─Ya no hay más soda, iré al supermercado a comprar ¿Quieres algo?─ sy compañero negó y bajó la mirada tímido mientras se acurrucada entre las sabanas que se encontraban en el suelo.

Así el moreno salió de la gran casa con billetera en mano, tomo un cigarrillo de su chaqueta y le prendió en el camino hacia el supermercado pensando -como siempre- en la persona que en esa semana ni dejaba de inundar su cabeza:
Park SungHoon.

El castaño le estaba volviendo loco. Jake no entendía cómo podía ser tan perfecto, tan ingenuo y tan peligrosamente engañoso. El moreno tenía tantas ganas de besarlo, tocarlo y escuchar su voz suplicante pidiendo más y más.
Necesitaba tenerlo bajo sus brazos gimiendo su nombre y pudiéndose en el completo placer brindado únicamente por él. Ver sus labios rojos e hinchados, si frente sudorosa y escuchar sus dulces gemidos...

Contrólate, Jake.

El moreno tiro el cigarrillo y lo aplastó con la suela de su zapato antes de entrar al supermercado y tomar una canasta para colocar su compra. Jake visualizo un pasillo lleno de golosinas al lado el de las sodas, mordió su labio abultándolo mientras pensaba hasta que se decidió en comprarle algunos chocolates a SungHoon.

El moreno admiro la variedad de chocolates en el lugar, no sabía que se decidió por uno de cada uno, haciendo que más de veinte chocolates agregara a su canasta de compra, imaginando lo feliz que de vería su pequeño al ver tal cantidad de sus dulces favoritos.

⚘𝙼𝚊𝚝𝚛𝚒𝚖𝚘𝚗𝚒𝚘 ➳𝙹𝚊𝚔𝚎𝙷𝚘𝚘𝚗 ⚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora