El callejón apenas ocultaba las sombras de ambos. El momento nos ganaba, mientras te besaba jugando mi lengua, mi mano trataba de jugar con otras partes de tú cuerpo siguiendo tus impulsos, puesto que tú mano ya se había adelantado hasta el interior de mis pantalones. Conseguías que me retorciera mientras la acariciabas a tú gusto, con una calma perfecta, demasiada tal vez, puesto que con ello más me encendías.
Pensé que solamente jugabas a calentarme como de costumbre hasta que llegue a tú tanga y note que no era yo el único al que el momento excitaba, el hecho de que antes te estuviese cogiendo las tetas y te mordisqueara era la razón de tú ahora venganza en mis pantalones. Ahora yo me adelantaría, sintiendo la humedad de todo lo que tú coño producía por
y para mi, y que por encima de todo, lo que esperaba era mi lengua.
Aunque también yo, con mis labios saciar mi sed con lo que allí estaba, pues tan solo de pensarlo más duro me sentía, más incontrolable me convertía y más ganas de empotrarte contra la pared y follarte me daban.