1.01: Actúa como tal.

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»¿Estás segura de que no estás muerta?«
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Lilian siempre fue alguien reservada, no le gustaba llamar la atención y eso era debido a las miles de inseguridades que su padre había creado en ella

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Lilian siempre fue alguien reservada, no le gustaba llamar la atención y eso era debido a las miles de inseguridades que su padre había creado en ella. "Eres igual a tu madre" "nadie va a querer estar contigo" "te ves muy gorda" "eres una dramática". Esas y miles de frases más se repetían en su mente día con día, torturándola lentamente, esperando su colapso final.

Enfocándose en las palabras dichas por su padre en la pelea de la noche anterior, dio una inhalada a la raya de cocaína que había formado en su mesa de noche. Pensar en las cosas horribles de su vida le ayudaba a calmar la culpa de su consumo, como si el maltrato que recibía por parte de su progenitor fuera justificación para su gran problema con las drogas.

Le gustaría decir que dichas sustancias la ayudaban a sobrellevar su vida, que las drogas le hacían la carga de tener un padre abusivo más ligera. Pero la verdad era que no, solamente lograban meterla en un trance para posteriormente devolverle toda su mierda multiplicada por diez.

Lilian se tumbó en su cama a esperar que la cocaína hiciera su efecto. Pronto empezarían sus clases, pero antes tenía que afrontar a su padre para poder tomar las llaves de su auto. Contó lentamente hasta el 30, en el 31 comenzó a sentir un hormigueo en su cuerpo, al 35 se sintió más relajada, y cuando llegó al 40 entró en un extraño pero complaciente confort. Esa fue la señal de que estaba lista para empezar su día.

Tomó su mochila y bajó hasta la sala de estar, en donde su padre ya estaba bebiendo un vaso de whisky. Tal parecía que él también había empezado con su rutina mañanera, pues llevaba puesto su ya acostumbrado traje negro.

─Necesito las llaves de mi auto─dijo Lilian parándose frente a su padre.

El hombre tenía la vista fija en su vaso, dando vueltas al hielo en este.

─Te dije que estaba castigado─murmuró con tono monótono.

─Tú no lo compraste, no puedes castigarlo.

─Soy tu padre, puedo hacer lo que quiera con tus cosas─el volumen de su voz no aumentó, pero el cambio agresivo en éste fue notorio. Por fin la había volteado a ver, pero no era una mirada agradable, sino de advertencia─. Y si digo que está castigado, está castigado.

─Me importa una mierda lo que digas, lo necesito─le respondió furiosa, arrepintiéndose al instante.

Su padre al escucharla se levantó de golpe y la tomó de la barbilla, obligándola a verlo a los ojos. Los inspeccionó por unos segundos, buscando algo para reprocharle, y lo logró al notar las venas más rojas de lo normal y las pupilas dilatadas.

─¿Te drogaste?─cuestionó molesto, pero con una pizca de preocupación, cosa que hizo que Lilian se molestara más.

Era irónico que se lo reprochara cuando él diario estaba hasta el tope de ebrio.

CARE FOR ME ── ISAAC LAHEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora