El Mejor Sentimiento

657 120 5
                                    

Recuerdo ese día donde volviste a aparecer frente a mis ojos.

Hacía años que no te veía y de repente volviste, tocaste mi puerta como la primera vez, y yo te abrí nuevamente. Y lo haría todas las veces que sean necesarias, mientras seas tú el que esté del otro lado.

Cuando nuestros ojos conectaron me sonreíste y tomaste mi mano para salir corriendo. A penas me dejaste cerrar bien la puerta, por suerte en ese entonce vivía solo y no tenía quién me retara por dejar las llaves en la cerradura.

Otra vez era de madrugada. Siempre te aparecías por esas horas, pero nunca te ibas tanto tiempo.

"¿En qué estuviste metido, Izana?" Me pregunté, más no te lo pregunté a ti, porque la sola posibilidad de que te vuelvas a ir me hacía querer estar todo el tiempo posible pegado a ti.

Cuando vi tu perfil mientras corríamos me di cuenta de algo: De que ya no te veías tan feliz como antes. Tus ojos estaban escasos de brillo, no mostrabas los dientes al sonreír; lo único que mantenía su resplandor era tu ropa. Tu ropa siempre me encantó, solamente porque la usabas tú. A pesar de tantos años separados, donde no supe nada de ti por más que intenté buscarte en mil ocasiones, seguías usando el mismo estilo de ropa cómodo y ligero de siempre.

Solo que esa chaqueta roja con el yin & yang detrás era nueva, nunca la había visto sobre tu cuerpo, y eso que yo siempre vi más allá de la tela cuando se trataba de ti.

Tu nombre escapó de mis labios como un suspiro suave, la respiración se me había cortado cuando vi cómo te suviste a la orilla del puente con esos tacones altos y negros que me gustaba colocarte cuando me lo pedías con ojos de cachorro.

Yo también me había subido al borde del puente, siempre te seguí en todas tus locuras.

Recuerdo cómo el aire dejaba de llegarme cuando te veía dar vueltas o saltar, haciendo equilibrio en un espacio tan reducido y que llevaba a un precipicio transitado por todo tipo de automóviles.

Esa noche hubo mucho viento y yo temí que te cayeras.

Siempre puse tu vida por encima de la mía, y eso seguramente fue lo que me llevó a terminar así.

Aunque... no es como si me hubiera gustado priorisarme a mi.

En ese entonces tus palabras no tuvieron sentido, no entendí por qué me dijiste eso y no fui tan listo como para preguntarte. Pero sé que sabías que no iba a preguntar la razón, y por eso decidiste hablar.

"¿Ves esto, Kakucho?" Me dijiste con una sonrisa y los ojos violetas bien abiertos, señalandome el precipicio. "Esto que sientes es adrenalina. Esto que yo estoy sintiendo es adrenalina" Te reíste, y yo sentí tu carcajada extraña. "Recuerdalo, por favor..." Tu voz se había ablandado y me miraste.

Mucha gente suele decir que los ojos son las ventanas del alma.

"Recuerda la adrenalina, que es el mejor sentimiento que puede haber. Y cada vez que la sientas, acuérdate de mi"

Pero yo no vi nada en los tuyos.

Vive {Kakuiza}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora