𝟬𝟬𝟱 pull the trigger

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CAPÍTULO CINCO: tira del gatillo

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CAPÍTULO CINCO: tira del gatillo.


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      Sanako se sentía como si estuviera en medio de una misión. Y en parte, así lo era. La ocasión perfecta se había presentado por sí sola, una noche en que su padre y su hermano estaban ausentes porque tenían una reunión con otros militares. Era usual que esto pasara, más ahora que Agni era lo suficientemente mayor como para que le permitieran entrar con propósitos de aprendizaje. Si bien no podía emitir palabra, él siempre parecía más que emocionado de participar.

      Un escalofrío recorrió su cuerpo. Su hermano no sabía lo que estaba haciendo. De lo contrario, estaba segura de que no estaría allí. O eso le gusta creer.

      Sacudió la cabeza para apartar esas ideas de su mente y se obligó a concentrarse en lo que tendría que hacer. Se metería en la habitación de su padre en busca de algo, lo que fuera. Información, evidencia... no estaba segura de qué encontraría, primordialmente porque no sabía qué buscar. Sin embargo, allí estaba, revisando cada centímetro del lugar sin dejar espacio a dudas. Su única fuente de luz era la pequeña llama de fuego que flotaba sobre la palma de su mano, imposibilitada de prender la luz porque el reflejo fácilmente sería reconocido por su padre desde la calle.

      Estaba siendo más que cuidadosa, observando todo con atención para volver a dejarlo exactamente cómo lo había encontrado. Después de todo, había aprendido al observar a Sayo un par de trucos para ocultar su propia presencia. Además, tuvo una época en que encontraba divertido meterse al Templo del Fuego, donde tenía acceso a más libros de los que tenía en la biblioteca de la escuela. Supuso que todo aquello había sido una práctica para lo que estaba haciendo ahora porque, mientras que los Sabios del Fuego no eran más que hombres ancianos que perdían cuidado al creer que nadie se atrevería a entrar al Templo, su padre, por el otro lado, siempre había dejado en claro lo cuidadoso que era cuando se trataba de seguridad.

      Tal vez por esa razón su audición estaba mucho más agudizada, escuchando sus propios pasos como si fueran avalanchas; y por qué sus manos sudaban como nunca antes lo habían hecho en su vida. Se aseguraba tres veces de cada acción antes de continuar, e incluso así sus nervios estaban a flor de piel. Saber que la única copia de la llave de la casa colgaba de su cuello le brindaba paz ya que, cuando su padre y hermano llegaran, no tendrían otra alternativa a esperar a que ella les abriera la puerta.

HEARTACHE AND WAR: zuko¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora