Encuentros Agradables

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-Ven a visitarnos cuando quieras.

-Descuida, volveré en menos de lo que piensas. -Le di un abrazo y luego me dirigí a Catherine.- No me extrañen.

-Sabes que será imposible.

Me gire para ver a Kyla pero ella ya no estaba.

-¿Don...? –La pregunta quedo en el aire cuando la encontré.

Kyla está en un carro que lleva equipaje, sentada como los carruajes de caballos pero con un perro y es seguida por dos guardias, una anciana y la mujer de la cafetería en la cual tomamos desayuno.

-¡Nunca me atrapar con vida, bastardos! Cerberos, ser enviado desde el inframundo, dadme la fuerza para acabar con mis enemigos. -Se dirige al perro.

-¡El equipaje!

Mire la escena divertida, siempre se mete en algún lío en donde hay comida o animales, estoy tan acostumbrada que ya no me preocupa, es muy raro que salga lastimada en una de sus escenas.

-¡Kyla, me iré ahora! -Le grito lo más alto que puedo llamando la atención de los que me rodeaban.

-Espera un momento, mortal. -Dice ella mientras frena su carruaje frente a mi.- ¿Quieres que te lleve? Todavía te puedes arrepentir.

-Quiero pasar este año con mis hermanos, no los he visto en seis años.

-Ellos pueden esperar.

Finjo enojarme, colocando mis brazos en forma de jarra y entrecerrando los ojos en su dirección, a lo que Kyla me sonríe con los ojos cerrados, se percata de que todavía es seguida y vuelve a escapar atropellando a varias personas a su paso.

-Les escribo en cuanto llegue.

Lo siguiente que supe fue que estaba en un avión camino a Wisconsin, separándome de la familia que estuvo conmigo desde que llegamos a Paris y volviendo con la que estuvo conmigo desde antes de nacer. Sera diferente de aquí en adelante, estuve tan acostumbrada a Catherine y a mi nuevo hermano que ahora los que comparten mi sangre serán como completos desconocidos, han transcurrido seis años desde que los deje, junto a mi padre y mi hermana menor.

Después de pensar mucho en esto, decidí que lo mejor sería volver a Estados Unidos porque iré a una universidad de ahí. Volveré a ver a mi madre, quien por cierto nunca me dirigió una mísera llamada desde que nos fuimos, simplemente nos enviaba regalos en las fechas importantes junto a fotos de ellos cuatro, Jonathan, Noah y Alan. Al único que me aferre fue a Alan, claro que mis otros hermanos eran muy importantes, pero con él era diferente, siempre estuvimos juntos aunque en estos años nunca nos comunicamos por el hecho de que éramos pequeños y no conocíamos las redes sociales.

No hay mucho de lo que hablar de mí, tengo cuatro hermanos, un medio hermano y un hermanastro, a quien sólo vi en la boda de mi padre e intercambiamos unas cuantas palabras.

Luego de varias horas llegue a mi destino, baje y recogí mis maletas, busque a mamá y luego de una llamada le encontré en la salida del aeropuerto, nos subimos al auto y emprendimos viaje a casa.

-Cielo, te extrañe tanto ¿Porque nunca viniste en vacaciones?

-Me he estado esforzando, casi no he tenido tiempo para nada.

-Bueno, eso siempre te lo enseñamos.

-Sí.

Se formó un silencio incómodo, supongo que el no hablar con alguien por mucho tiempo te roba la confianza.

No Me Importa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora