•𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 9•

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Leah Johnson.

Al entrar en casa la culpa me albergo, a pesar de que me cueste aceptar la verdad, en el fondo desearía que fuera diferente, que no la haya cagado y sigamos amándonos con la misma intensidad, pero me toca guardas mis sentimientos en lo profundo de mi corazón, ya no quiero mas decepciones y volver a caer en aquel poso que me costó salir.

La noche no tardó en llegar, el aún no se encontraba en casa, la preocupación aumento cuando en la cena no estaba, quise preguntarle a mis padres pero no me anime, además le parecería raro mi interés, me aguante y pase la noche dando vueltas en la cama, el reloj marcaba que eran las dos de la madrugada y mañana tenía que levantarme temprano.

Opte por bajar a hacerme un te tal vez luego me de sueño, entrando a la cocina el ruido de la puerta me hace voltear, encontrándolo parado detrás de mí, me hace una seña de que haga silencio y cuando la luz de la cocina me deja apreciar su rostro, veo la sangre y el moretón que lleva, inmediatamente me alarmo.

— ¿Qué te ocurrió? — pregunto preocupada acercándome a él.

— Aquí no, vamos — susurra y me agarra de la mano, me lleva hasta las escaleras y pasamos directo a su habitación.

— ¿Dónde tienes un kit? — le consulto para poder curarlo mientras él se sienta sobre la esquina de la cama.

— En el segundo cajón — responde, lo agarro y me acerco a él, abre las piernas para que yo pueda ponerme en medio.

— ¿Vas a decirme que te paso? — la duda cruza en sus ojos.

— Hay cosas que no cambian — en sus labios se forma una sonrisa y sus manos pasaron de estar apoyada sobre la cama a subir y bajar por mis piernas, inmediatamente el algodón que pasaba por su rostro comenzó a temblar.

— No, algunas cosas no cambian — susurro perdida en mis pensamientos. Me acomoda sobre su regazo y siento su tacto sobre mi mejilla, me acurruco en ella. — Deja de distraerme.

— Quiero hacer más que eso — sus labios se acercan a los míos, siento su respiración sobre mi cara. No me deja responder que su boca choca con la mía, el beso es dulce y con pasión, se va profundizando más y más, nos cuenta separarnos solo lo hacemos por la falta de aire, al hacerlo juntamos nuestras frentes.

— ¿Qué estamos haciendo? — le susurro.

— No lo sé, pero no quiero parar — me responde.

— No me gusta este tira y afloja, Noah — por sus ojos paso el temor y su agarre se hizo más fuerte.

— Si esperas que me aleje de ti estas muy equivocada porque no lo pienso hacer — su voz desprende la autoridad en la que lo dice.

— Y entonces ¿Qué? ¿Qué esperas de mí?

— Lo espero todo y lo sabes, quiero que me dejes entrar nuevamente, juro que recompensare cada error que cometí — la duda y el miedo me embarga, no estoy preparada a que me vuelva a lastimar.

— Si prometes que no me volverás a lastimar — bajo mi mirada para ocultar mis aguados ojos.

— No voy a prometer algo que tal vez vuelva a hacer pero si puedo asegurarte que moveré cielo y tierra para enmendar cada error que cometa — me levanta la cabeza con sus dedos sobre mi perilla.

— Está bien — me rindo.

— Eso es un ¿sí? — sus ojos irradian esperanza.

— Si – asiento con la cabeza.

- No te vas a arrepentir — junta nuestras frentes y vuelve a besarme esta vez más apasionadamente.

Seguimos con los mimos hasta que me logro zafar de su agarre para poder terminarlo de curar, al acabar con el procedimiento intento volver a mi habitación, acto que fallo debido a que él no me dejo chantajeándome con sus tentadoras caricias quedándome así dormida en su cama acurrucada a él.

Por la mañana, me costó levantarme debido a que hace rato no dormía tan bien, no quería separarme de su lado y más irme sin despedirme pero no quería despertarlo se veía muy cómodo y después de como llego ayer se merecía descansar, salí de su cuarto mientras dormía haciendo todo lo posible para que mis padres no me descubrieran.

Me preparo y voy directo a la universidad ya que llegaba medio tarde, en el trayecto me llega un mensaje de Andrew notificándome de la próxima carrera, le contesto rápido y me meto a clases. Fue tediosa pero Isabel lo hizo más llevadero.

En el almuerzo podía notar como la mirada de Adriano no se apartaba de nuestra mesa y al parecer mi amiga también lo había notado.

— ¿Qué ocurrió luego de que me fui? — pregunto y me sonrojo un poco recordando la escena que monto Noah.

— Nada solo hablamos, lo normal — trata de restarle importancia al tema.

— ¿Segura? — intento indagar más.

Asiente la cabeza y mira en su dirección, sonrió de lado al notar el interés entre estos dos.

— Mira ahí viene tu hombre — me mira picara.

Volteo a su dirección y veo como se acerca a nuestra mesa, procede a besarme y sentarse a un lado mío.

Seguimos con la charla, pero Noah no emitía ninguna palabra se notaba tenso, me comencé a preocupar, no quería consultarle frente a Isabela para no ponerla en una situación incómoda, ya para la hora de la siguiente clase me iba a despedir de el pero me hace una señal para que me quedara, le aviso a isa que luego la alcanzaba.

— ¿Qué ocurre? — le pregunto.

— No lo vuelvas a hacer — dice y su rostro se transformó en una expresión de desesperación.

— No entiendo, Noah.

— Dejarme así, me desperté y no estabas — mira hacia otro lado y aprieta la mandíbula, iba reírme por su drama pero al ver lo afectado que estaba note lo serio que estaba hablando.

— Lo siento, es que te vi tan bien durmiendo que no quise despertarte además necesitabas descansar — que al final no me había contado porque había llegado así, pero lo deje pasar.

— Esta bien, me asuste creí que lo de anoche lo había soñado — sostiene mi mano dándole una suave caricia y me regala una sonrisa.

Luego entro a mi clase, no pude prestar demasiada atención, mi mente divagaba en los posibles escenarios donde involucre los secretos de Noah.

Luego entro a mi clase, no pude prestar demasiada atención, mi mente divagaba en los posibles escenarios donde involucre los secretos de Noah

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•𝐀𝐞𝐭𝐞𝐫𝐧𝐮𝐦• 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑡𝑜𝑑𝑎 𝑙𝑎 𝑒𝑡𝑒𝑟𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora