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[Advertencia - Este capítulo contiene escenas +18 que pueden ser sensibles para algunos lectores, se recomienda discreción]

— Gracias — dije aceptando el vaso de agua que me ofrecía Loki, pasó por mi justo a la hora que estableció, el viaje en coche fue cómodamente silencioso al igual que el viaje en asensor, comenzabamos a sentirnos cómodos con el silencio del otro.

— Entonces, Liv.

— Loki — bebí un poco del agua.

— ¿Serás mi novia?

El agua se atoró en mi garganta al escuchar sus palabras provocando que tosiera un poco, fue demasiado repentino, lo miré con los ojos llenos de sorpresa y preguntas.

 — Leí que para los Midgardianos es importante hacer esa pregunta — su voz se notaba preocupada y algo avergonzada.

Me detuve a pensar mis opciones, me gustaba Loki, me gustaba mucho, pero acababa de aceptarlo apenas hace un par de días, ¿Sería muy apresurado decir que si? ¿Qué sucedería si digo que no? 

— Perdona si tal vez fue muy repentino, no se bien cómo abordar esto...—  estaba visiblemente apenado.

— ¿Cómo fue en el pasado? 

— Pues, diferente, bastante diferente —  sonrió.

Me contó como desde siempre hubo ciertos tintes de atracción entre ambos, ciertas miradas y comentarios sacaban a relucir nuestros sentimientos, después del accidente en el cual perdí fuerza, comenzamos a pasar más tiempo juntos, yo leyendo y él practicando su magia con Frigga. Luego de un tiempo tuvimos nuestra primera "cita", que realmente fue un extraño encuentro clandestino en los jardines pasada la hora de dormir. Hablamos de las estrellas, de la vida y del futuro,  en algún punto de la charla nos acercamos, tanto, que tuvimos nuestro primer beso, después de ese momento ambos consideramos que ya estábamos saliendo, dijo que no fue necesaria una pregunta y usualmente así es en Asgard.

— Bueno, definitivamente fue diferente —  sonreí enternecida por la historia, parecía algo salido de una novela de Jane Austen.

— Lo fue, pero ahora todo es diferente, tú eres diferente, pero mis sentimientos por ti no han cambiado querida — tomó mis manos — Aún eres todo lo que quiero en la vida.

Sus ojos brillaban con amor y esperanza, su tacto producía una revolución en mi estómago, mi corazón gritaba "Dile que si, también queremos estar con él, no hay que dudar más" opacando los "Es muy pronto" de mi cerebro. Mis nervios no me dejaban abrir la boca, no encontraba las palabras correctas para igualar una declaración tan bonita como la de él, entonces solo asentí. Tal vez si era demasiado rápido, tal vez si debí esperar un poco más para ver la evolución de todo. Al diablo con todo eso, pasé toda mi vida esperando sentir esas famosas mariposas y ahora que lo hacía no iba a seguir dudando, no iba a seguir esperando, no todas pueden decir que están enamoradas de un dios nórdico y que él les corresponde.

Mi gesto iluminó su rostro, me atrajo con fuerza hacia él y me envolvió con la mayor efusividad del mundo, correspondí su abrazo con todo el placer del mundo, me relajé disfrutando de su aroma, del ritmo acelerado de su corazón, de su respiración, de su compañía.

Nos mantuvimos abrazados un par de minutos, aunque podría estar así toda la vida, nos separamos lentamente, elevé la mirada para encontrarme con aquellos ojos enigmáticos, mi cerebro dejó de responderme y sentí como si la fuerza abandonara mi cuerpo, si estuviese de pie, seguro me habría caído. Sentí el cálido tacto de su mano en mi mejilla e instintivamente incliné la cabeza en esa dirección, me acarició el rostro con el pulgar mientras su mano libre navegó temblorosa hasta mi cintura, sus dedos en esa zona provocaron que un escalofrío me recorriera toda la espalda, estas emociones eran nuevas para mi, me resultaban abrumadoras pero satisfactorias. No sabía si se estaba acercando de manera extremadamente lenta o mis nervios me hacían ver todo en cámara lenta, nuestros rostros estaban cada vez más cerca, nuestra respiración se mezcló al punto de ser una sola, y finalmente, después de un tortuoso preámbulo nuestros labios se unieron, fue un beso dulce, inocente, lleno de amor y nostalgia, su mano en mi cintura me acercó más a él, envolví mis brazos en su cuello, eliminando así cualquier rastro de distancia entre nosotros. Era algo totalmente mágico, como un primer beso debía ser, sentí como si hubiera un coro de ángeles cantando a la distancia y miles de fuegos artificiales explotaran junto con mi corazón, una sensación tan única e incomparable.

Eternidad - Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora