Búsqueda fallida

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El sol estaba en su punto máximo, el calor abrasaba a todos siendo que era el mismo que iluminaba a Las Praderas, ¿cómo es que se siente más fuerte? Fácil, no había árboles o pastizales que taparan el brillo, o agua para refrescarse cuando quisieran, solo había piedras secas que absorben y reflejan el calor (No olvidar que se encuentran cerca del volcán).

Únicamente había una entrada al volcán, así que no había forma de tomar a los desterrados por sorpresa.

Janja estaba totalmente ansioso y confiado, no podía esperar a ver como derrotaba a la Guardia del León por segunda vez en combate.

—Mzingo..., no, mejor Chungu y Cheeze, vayan a buscar a...., los aventurados rescatistas y muestrales donde estamos. —Decía Janja confiado y sarcástico.

Ambas hienas salieron sin cuestionar a su líder, lo malo, es que no tenían experiencia en rastreo. El olfato de las hienas no era la mejor como para reconocer olores.

—¿Dónde comenzamos buscando? —preguntaba Cheeze sin saber qué hacer. Jamás habían tenido una misión ellos solos.

—¿Comenzamos por la primera cueva?

—Por mí está bien.

Ambas hienas se encaminaban de manera lenta por si se topaban con Kopa y compañía, sin saber que su misión acabaría pronto..., muy pronto.

—¿Dónde debemos ir? —preguntaba Bunga arriba de unas rocas tratando de observar.

—Creo que, a la izquierda, puedo ver el volcán, pero no algún camino que nos lleve directamente o por lo menos que evite que nos perdamos —dijo Ono bajando de su vuelo para ver alguna opción—. Tampoco vi algún enemigo.

—Nos están esperando..., pero, ¿dónde? —se entrometía Beshte.

—No sé..., ya casi perdemos el día. Esto tardará más de lo pensado —dijo Kiara.

—¡Kopa! —gritaba alterado Bunga—. Hienas, las hienas de Janja vienen.

—¡Todos prepárense para pelear! —anticipó Kiara—. ¿Cuántas eran Bunga?

—Solo dos..., eso creo, es lo que observé apenas.

Ambas hienas se acercaban charlando, solo decían estupideces o preguntas que no tenían sentido alguno.

—¿Crees que Janja las envió? No pareciera que estuvieran bajo alguna orden de él —susurraba Ono para no ser escuchados a pesar de estar preparado para una pelea. Los superaban en número.

Kopa movió la cabeza en señal que simplemente no tenía una respuesta posible.

Esperaban a que algunas de las hienas cruzaran la entrada, cada vez la voz de ellos era más fuerte a medida que se acercaban

—¿Tienes alguna idea de dónde puedan estar? —preguntó Cheeze.

—No lo sé, te iba a preguntar lo mismo —respondió con su risa característica.

Ambos se reían de forma desquiciada como de costumbre cuando les pareció escuchar un ruido.

—Oye ¿Qué fue eso? —preguntó Chungu.

—Ni idea, pero no sonó a una roca que cae.

—Eso es porque no fue una roca —dijo Kopa saltando frente de ellos.

Ambas hienas se pusieron en posición defensiva.

—¡Detente...! Este... ¿Cómo se llamaba?

—Kopa. —le susurro Cheeze para ayudarlo.

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