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No se como reaccionar después de la noticia que he acabó de recibir.
Aún en shock le pido a mi superior que me dé un espacio de diez minutos para tomar un descanso y una sabia decisión.
El accede y sin esperar salgo de la oficina de mi jefe.
Camino hasta el baño encontrándome con mis compañeros en el camino los cuales note que me hablaban pero por alguna razón no pude escucharlos.
Decidí encerrarme en un cubículo y tomar un respiro.
Realmente esta oportunidad es por la que he estado esperando desde que tengo memoria.
No he pasado ni un solo día sin pedirle a mi superior que me dé esta oportunidad.
Ahora la tengo y creí que la decisión sería fácil, pero realmente no es así.
Sin embargo soy consciente que está es la única oportunidad que tendré para vengarme por lo sucedido hace tantos años.
*Flash back *
Corro hacia mi madre y me escondo atrás de ella mientras escucho los gritos de mi padre rogando por piedad.
Les pide una y otra vez que dejen a mi hermano en paz pero ellos hacen caso omiso.
De un momento a otro el sonido de un golpe seco retumba por toda la casa y el llanto de mi hermano es silenciado.
Escucho los gritos despavoridos de mi madre y el llanto desgarrador de mi padre.
Sin entender nada mi madre me toma por los brazos y me esconde atrás de un sillón.
Yo le ruego para que no me deje sola pero ella se niega y me dice que tiene que ir y asegurarse que todo esté bien, que ella regresará pronto y que por ninguna razón salga de mi escondite.
También me dice que me ama y me pide que nunca los olvide.
Pero realmente no entiendo a lo que se refiere solamente asiento a sus palabras y antes de irse deja un beso en mi frente.
Minutos después escucho más golpes secos y de la nada el llanto de mis padres se desvanece dejando mi casa en un completo silencio.
- Dile al once que cuelgue la manta fuera de la casa - escucho una voz desconocida - que les quede claro que con el Cartel de Sinaloa no se juega.
- Como ordene patrón - escucho una segunda voz.
- iré a recorrer la casa para asegurarme que nadie quede vivo - dice la primera voz nuevamente - traigan los botes de gasolina y rieguenselos encima.
Escucho eso último y luego escucho unos pasos acercándose a mi habitación, luego a mi escondite.
- ¿Qué tenemos aquí? - el hombre sin ningúna dificultad me alza por el aire - ¿Como te llamas pequeña?.
- A... Adelaida - respondí con dificultad.
- ¿Qué edad tienes mi niña? - preguntó.
- No... N no se - respondí.
- Bien pequeña te diré un secreto - asentí - tus papis están muertos por ende estás sola - dijo sin miedo a una mala reacción de mi parte mientras que yo lo miraba confundida sin entender con totalidad sus palabras - para que me entiendas tus papis están dormidos y se fueron al cielo o al infierno.
- No - dije entre sollozos - quiero a mi mami.
- Eso no es posible, ¿Pero sabes que si? - negué - iras conmigo y te dejaré en un lugar seguro, un lugar donde cualquier otro familiar podrá reclamarte si tienes suerte.
- ¿Qué chingados haces? - preguntó un hombre atrás de él.
- Pensando que hacer con ella - respondió.
- Matala.
- Es una niña no tiene más de tres años, habla con el patrón y preguntale que hacemos - dijo conmigo aun en sus brazos.
- Pinché cobarde, pero está bien pues hablaré con él pero si nos ordena matarla lo haremos no me prestare a una de tus pendejadas cuando te entra ese pinché espíritu de Salvador - mencionó.
- Recuerda que aquí soy tu jefe cabron así que no hagas que te mande a limpiar la mierda de las vacas del patron...
*Fin del Flash back *
Sali de mis pensamientos cuando tocaron con fuerza la puerta del cubículo.
- Se terminaron los diez minutos - escuché una voz conocida, la asistente de mi superior.
- Ya salgo - respondí.
Salí del cubículo y me mire en el espejo, arregle unos cuantos cabellos rebeldes que se salían de mi coleta.
Respire profundo y regrese a la oficina de mi superior.
- Bien señorita Martínez - dijo mi superior arreglando una carpeta - no tengo más tiempo así que, ¿Aceptará la misión?.
Sentí un escalofrío recorrer mi piel, mire directamente los ojos de mi superior con una decisión clara en mi mente.
- Aceptó...
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