Levante la mirada con cautela hasta ver a una de las más frias y neutras miradas que he visto en toda mi vida, causando un pequeño escalofrío en mi cuerpo.
- ¿Puedo ayudarla? - pregunto nuevamente aclarando su garganta.
- No, gracias- respondí tratando de sonar amable y a la vez prestando atención a su apariencia.
Un hombre alto, blanco y apuesto, con la mirada cansada, quizás deprimida o puede que haya pasado muchas cosas y aún no ha tenido su desahogo quizá es debido a traumas y exceso de estrés.
Serio, un semblante frío y demandante es lo que también puedo ver en su rostro y en la manera que su cuerpo habla por él.
Quizá me esté equivocando pero mis estudios en psicología nunca fallan.
- Es obvio que necesita ayuda, no quiero sonar mal pero estar parada sola con un auto descompuesto en la noche en Culiacán - dijo haciendo énfasis en "Culiacán" - no es bueno que ande sola - me examinó de pies a cabeza y me removi un poco incomoda.
- Si, lo sé pero ya llame al seguro gracias - mentí con una falsa sonrisa en el rostro.
- Entonces esperare a que venga el seguro y luego me iré - dijo repentinamente sin mostrar ni una sola emoción más que frialdad.
- No hace falta, puedo cuidarme sola - dije cerrando el capo de mi auto.
- Entonces déjeme llevarla a casa - dijo nuevamente.
- Tengo que esperar al seguro no puedo irme - pase a su lado y subí a mi auto nuevamente.
Le di un vistazo corto a los hombres que se bajaron de las camionetas con armas de alto calibre.
- Entonces aquí me quedaré hasta que venga el seguro - escuche sus palabras y note que ya estaba un poco desesperado.
- No hace falta, no te conozco y tampoco necesito ayuda no te tomes ninguna molestia que no he pedido - dije ya un poco irritada ante la intensidad del desconocido.
- Haber primero a mi se me habla con respeto - lo mire desconcertada y plasme una sonrisa ladina en mi rostro.
- No te conozco, no te falte al respeto y vete, ya te dije no necesito tu ayuda - trate de encender el auto y este milagrosamente logro encender.
- ¿Acaso no sabes quien soy yo? - dijo en un tono de superioridad.
- Dejame adivinar eres un tipo que no tiene nada más que un grandisimo ego y afanes de convertirse en Dios - lo mire de manera retadora por unos segundos y antes de que pudiera decir algo puse en marcha mi auto dejándolo con la palabra en la boca.
Sentí mucha satisfacción al poner a un tipo con aires de superioridad en su lugar y también nervios porque puede que sea un charlatán pero las armas que cargaban sus acompañantes no eran para nada falsas.
...
Llegué al que será mi hogar por unos meses.
Entre junto con todas mi maletas al departamento.
Encendí las luces y me quede parada mirando todo lo que había a mi alrededor.
Todo el diseño es totalmente mi estilo desde los muebles hasta los colores de la pared y cada uno de los pequeños detalles que adornan el lugar.
Tome mis maletas y las dejé a un lado, comencé a caminar abriendo puerta por puerta hasta encontrar mi habitación.
Una habitación mediana con closet incluido y baño privado nada extravagante algo cómodo y acogedor.