—Entonces le dije "Ni el infierno puede contenerme, hija mía" ¿Puedes imaginarte la cara de espanto en esa tonta mujer al ver delante suya a su madre fallecida apuntándola con una pistola? ¡No tuvo precio! ¡Estaba tan asustada que ni siquiera pudo cuestionárselo! Oh. Y después de eso ¿sabes qué fue lo que hice?
—Déjame adivinar... Le disparaste a ambos.
—¡Le disparé a am...! Oye, ya me arruinaste el final de la historia... Otra vez.—Es que no es difícil saber el final si todas terminan igual.
—Todas terminan igual por lo idiotas e irracionales que son los humanos. En serio, no me canso de decir lo idiotas que son.—Si te das cuenta que se lo estás contando a un humano, ¿verdad? —suspira—. ¿Debería ofenderme?
—Sé que le encuentras lo divertido a estas historias, puedo ver que te aguantas la risa. De algún modo eres menos idiota que el resto, viniendo de mi deberías estar agradecido —piensa por unos pocos segundos, decidiendo si debía mencionar lo que estaba pensando—. Aunque, ahora que lo pienso sí hubo una vez en la que tuve que engañar a un humano transformado en su madre y él no murió, supongo que tuvo suerte.
—¿En serio?
—Hace tiempo me transformé en la madre muerta de un niño. El enano ese se sorprendió pero fue el único capaz de decir que su mamá ya había muerto, sólo terminó desmayado y supongo que creyó que todo fue un sueño.
—Oh... Qué curioso... Cuando era niño, creo que justamente cuando cumplí diez años, soñé que mi madre se me aparecía. Fue un sueño, eso lo sé, pero se sintió tan real que me dio escalofríos cuando desperté...
—Vaya sueños que tienes, ¿no...?
...
—Fue muy vergonzoso... Para empezar, él había llegado ebrio a casa y por algún motivo traía puesta una minifalda, hasta hoy no me explico la razón.
—Oye, oye ¿Qué tienes en contra de las minifaldas?
—No tengo nada en contra, yo también pienso lo mismo, hasta te quedan bien ¿Pero para que Mustang se coloque una qué diablos tuvo que pasar? —Hizo una breve pausa—. Y eso no fue lo peor, antes de que llegara lo llamé porque estaba tardando mucho y Roy fingió ser una de esas grabaciones de espera de las llamadas ¡Estaba tan ebrio que se puso a cantar! Era algo como... "Snap, snap... y no se qué..."* No supe cómo mirarlo a la cara por tres días seguidos.
—Oye ¿Por qué no usas minifalda? Creo que se te vería bien
—¡¿Siquiera escuchaste el resto de la historia?!
Moviendo sus manos para tranquilizarlo.
—Cálmate, sí te escuché... Supongo que tuvo que estar realmente ebrio para hacer eso, más que la última vez que se embriagó... ¿Recuerdas?
—No. Para bien o para mal, aún tengo algunos recuerdos bloqueados de ese día.
—Por suerte me tienes aquí para que te ayude a recordar —El fingido tono alegre le dio a entender a Gerald que sólo quería fastidiarlo.
—Gracias, pero no creo necesitar de tu... generosa ayuda para recordar por el momento así que te agradecería que por favor no hablemos de eso.
—De acuerdo, de acuerdo... —sonrió con ironía—. No hablaré entonces de la brusquedad que utilizó contigo, ni mucho menos mencionaré nada sobre ese fetiche que tienes con la asfixia.
El moreno se sonrojó fuertemente.
—¡Envy!
—Ay, recuerdos... —suspiró riendo—. Como sea, no hay motivo para avergonzarte, realmente me da igual.
—Espera... ¿En serio tengo un fetiche con la asfixia...?
—¿Por qué crees que una vez te dije que "Disfrutabas que te asfixien"? Es más, después de haber visto cómo lo hacían me atrevería a decir que eres un completo masoquista. Parecías a punto de llorar y eso que nunca lloras... Oye, ¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
—¿Eso... importa...?
—Es que nunca te he visto llorar en estos cinco... más bien, seis años que llevo vigilándote.
—Supongo que la última vez fue cuando perdí a mis padres hace nueve años, desde entonces creo que ni una lágrima...
—Significa que aún puedo hacerte llorar.
—¿Por qué me quieres hacer llorar...?
—Porque entonces podré decir que hice llorar al chico que nunca llora.
—¿Oh, sí? ¿Y cómo piensas hacerlo? ¿Matarás a Mustang?, ¿Me torturarás? —El moreno sonrió—. ¿O me asfixiarás hasta que empiece a llorar?
...
—¿Color favorito? —repitió mirando al contrario—. Nunca he perdido mi tiempo en pensar en cosas tan triviales como esas estupideces humanas ¿De qué sirve tener un color favorito?
—Vamos —insistió Gerald con una sonrisa alargando la última sílaba—. Debe haber algún color que te... identifique.
—No es ni el verde ni el violeta en caso de que te lo estés preguntando.
—¿Cómo dices? Entonces ¿no te gusta el Verde de Envidia? —Se mofó el menor—. ¿Y si no te gusta el violeta entonces por qué te dejas los ojos de ese color? —cuestionó acercándose para mirar mejor sus ojos.
—Tengo los ojos así porque Lust los tenía de un color similar, de algún modo creo que la quería imitar. Y el verde me recuerda a esta patética forma así que no me gusta —suspiró mirando como los ojos celestes del moreno se cerraron antes de reír—. Aunque... El celeste me llama la atención.
—Oh. Sí, el celeste también me parece bonito —asintió el castaño—, aunque hay otros dos que me gustan más que el celeste.
—¿Cuáles son?
Gerald soltó una risita antes de responderle.
—El verde y el violeta.
Aquellas últimas semanas no se habían movido demasiado para que la recuperación de Gerald fuera más rápida. Seguían estando en el Norte en aquel hospital a los pies de Briggs, decidieron que sería lo mejor para recuperarse y para esconderse por si Alphonse y los demás llegaran a estarlo buscando, por suerte para ambos no los habían visto ni una sola vez, quizás hasta ya ni siquiera se encontraban en la fría área del norte.
La temperatura y la resistencia que Gerald tenía a esta fueron dos factores que no consideraron para su recuperación, estas hicieron que su mejoría de la fractura de sus costillas tardaran más de lo debido. Envy quería volver a su forma de siempre lo antes posible pero por el momento sabía que dependía de Gerald para lograrlo, además de eso, sentía la necesidad verlo bien para cuando regresaran a Central, de nada les serviría si su aliado estaba herido.
Aquel tiempo lo pasaron moviéndose lo mínimo posible y hablando de cualquier cosa, eso incluía anécdotas personales, el castaño solía hablar de cosas graciosas que le habían ocurrido con Roy mientras que el homúnculo por lo general le contaba más detalles acerca del plan e historias de cómo mataba gente, y extrañamente al moreno le parecía entretener.
—¿Seis semanas de recuperación? ¿Acaso quieres hacernos perder tiempo? —Se quejó Envy mientras el castaño se recostaba en la cama. Esa sería la última noche que pasarían en el hospital. Finalmente el moreno estaba recuperado, quedando sólo una cicatriz en su pecho que ya no se borraría.
—Bueno. No creo que haga falta recordarte por qué tuve que reposar en primer lugar ¿o sí? —respondió el menor empleando el mismo sarcasmo que el homúnculo utilizó—. Además, aún faltan meses antes de ese famoso "Día Prometido" —añadió haciendo comillas con los dedos.
Él ya estaba enterado, Envy le comentó todo el resto del plan de Padre. El Día Prometido sería el día en que el padre de los homúnculos abriría la Puerta de la Verdad, o al menos eso era lo que Gerald había comprendido. Por eso necesitaban cinco sacrificios y el círculo de transmutación bajo Amestris. Envy le revelaba todo pues estaba consciente de que estando solo no lograría nada, además Gerald parecía dispuesto a seguir el plan, sin embargo, sólo lo parecía.
—Lo sé, pero el tiempo pasará rápido y no estás en forma. Quizás deberías quedarte un poco más en el Norte y entrenar.
Gerald lo miró con confusión mientras se cubría con las sábanas. Planeaba que esa fuera su última noche ahí antes de regresar a Central, o al menos a otra ciudad que no fuera tan helada como Briggs.
—¿No quieres volver a la normalidad? —cuestionó mirándolo de reojo—. Además ¿qué se supone que haga aquí? No soporto este clima —Antes de dejar hablar al homúnculo, Gerald lo interrumpió—, y no creo que entrenar combate contigo sea buena idea considerando tu tamaño.
—No me subestimes, koinu —Se quejó el mayor.
Gerald lo miró con una sonrisa irónica, le hacía gracia que aún tuviera el valor se llamarlo de ese modo siendo que ahora era más pequeño que él.
—Claro que quiero mi forma habitual, pero ¿de qué servirá si mueres antes de llevarme? —respondió acercándose un poco al moreno, era tarde así que ambos se estaban preparando para dormir—. Sigues estando bajo mi cuidado y mis órdenes, y si algo te pasa el responsable seré yo.
—Aún así no soporto el frío.
—Y por eso es que deberías entrenar aquí; si te haces fuerte en el lugar en el que tienes desventaja, pelearás mejor al volver —contestó apresuradamente.
—Claro... Se me hace que hay otro motivo por el cual no quieres volver a Central —comentó el moreno esbozando una sonrisa irónica—, ¿o me equivoco?
Envy suspiró desviando su mirada.
—Mira, realmente me da igual el lugar pero aún no podemos volver, no dejaré que el resto de homúnculos me vea así aún.
El castaño suspiró, no le agradaba la idea de entrenar ahí, pero en fin. Escuchar a Envy reclamarle iba a ser todavía más desagradable.
—Bien, nos quedaremos si con eso estás bien —contestó Gerald—. Ahora, agradecería que me dejaras dormir, es tarde.
Gerald permaneció varios segundos con los ojos cerrados hasta que sintió un suave movimiento en la cama, sólo entonces abrió los ojos otra vez. Tenía la vista algo nublada por el sueño, pero pudo distinguir a la perfección al homúnculo meterse bajo las sábanas.
—Hoy hace más frío que de costumbre, dormiré abajo así que no me aplastes.
El castaño se sorprendió pero acabó sonriendo. No pudo evitar que aquello se le hiciera sumamente tierno.
A la mañana siguiente, los dos se levantaron y luego de pagar su estancia en el hospital, Envy guio al humano hasta una pequeña cabaña vacía cerca de un pueblo, pero lo suficientemente apartada del resto para una estancia calmada. No había ningún problema en que ellos utilizaran esa casa, después de todo ese era un punto que los homúnculos tenían en caso de necesitarlo.
—Estaremos bien aquí ¿no? —cuestionó Envy mientras Gerald recorría la casa—. Espero que seas capaz de mantenerte vivo por tu cuenta.
El moreno se acercó a un objeto cubierto por una manta que desde que entraron le causó curiosidad, quitó con cuidado la manta para descubrir que se trataba de un espejo, tenía un poco de polvo pero no el suficiente para impedir que se vieran los reflejos.
—Creo que olvidas con quién estás hablando —contestó el menor quedándose frente al espejo por unos segundos, estaba sorprendido, físicamente no tenía muchas diferencias desde que se unió a los homúnculos, pero la imagen que tenía frente a él le resultaba algo difícil reconocer, no recordaba que su mirada fuera tan fría—. Vivo solo desde los cinco hasta que conocí a Roy, me parece que soy perfectamente capaz de mantenerme a mi y a una mascota.
—Cierto... —respondió—. Espera... ¡¿A quién crees que llamas mascota?!
—¿Acaso ves a otra mascota aquí aparte de ti?
—Sí. Te veo a ti —Le respondió mirando al castaño con el ceño ligeramente fruncido—. Oye, hay otra cosa de la que debemos hablar... Tu cabello está demasiado largo, ¿No crees que deberías cortarlo?
Gerald negó al instante.
—Olvídalo, ¿tienes idea de lo que tardó en crecer?
—Como quieras, luego no te quejes si se te enreda, si se te mete a los ojos o si te estorba para pelear, además creo que te quedaría bien. Ahora vamos a entrenar.
El de ojos celestes suspiró con cansancio.
—Caminamos horas para llegar hasta aquí ¿y quieres entrenarme ahora? —Seguro Envy no estaba para nada cansado ya que Gerald lo traía en el hombro, al mismo tiempo el castaño tuvo que cargar tanto con él como con el homúnculo.
—¿Crees que me importa? Vamos afuera —El moreno suspiró resignado y obedeció de mala gana, tampoco quería que Envy mordiera su cuello y lo forzara a salir por las malas—. Será algo sencillo sólo porque estás cansado, ¿de acuerdo? Sólo sube a esa pequeña colina y salta.
—Ahora sí que perdiste por completo la razón... —dijo el castaño mirando el tamaño de la colina—. Esa "pequeña colina" es un maldito barranco.
—Hay mucha nieve fresca así que no te harás daño —contestó el de menor tamaño tratando de tranquilizarlo—. Lo que tienes que hacer es caer de pie.
—Bueno... Supongo que no harás nada que me mate si me necesitas vivo así que... De acuerdo, vamos a saltar...
—No creas que será siempre tan fácil, mañana tendrás que escapar de una avalancha.
—Retiro lo dicho... definitivamente quieres matarme... —suspiró.
Los días pasaron al igual que los entrenamientos. Envy habría sido un mejor compañero de combate si hubiera estado en su forma normal pero no era tan malo el entrenamiento que llevaban en los que fomentaban la evasión y la defensa. Los meses también pasaron volando, el Día Prometido se acercaba y ya deberían ir partiendo a Central. No sólo ellos, sino todos los conocidos de Gerald sabían que algo ocurriría así que ya se estaban preparando.
Después de un día de entrenamiento un poco intenso, el moreno entró a la casa y se lanzó en seco a la cama soltando un profundo suspiro. Luego de notarlo, el homúnculo se le acercó y lo miró con detenimiento.
—No te entiendo para nada, koinu —dijo arrastrando con su cola un vaso con agua—. ¿Eres militar rigurosamente entrenado pero te cansas rápido?
—¿Desde cuando esas dos cosas son sinónimos? —cuestionó bebiendo del vaso.
Apenas iba a la mitad del vaso cuando el teléfono sonó. Envy se extrañó al escuchar el sonido, no había nadie que conociera de esa ubicación para hacerles una llamada, los únicos que sabían de esa casa eran los homúnculos y claramente no podían ser ellos ya que no había modo de que supieran que ellos estaban ahí.
—Yo respondo —suspiró el menor levantándose hacia el teléfono. Levantó el auricular y esperó unos segundos.
—"Dirigido a todos los subordinados del Coronel Roy Mustang..." —Los ojos del castaño se abrieron de par en par. Era claramente una grabación, ¿pero cómo sabían que había un subordinado de Mustang en esa casa?
—¿Koinu? ¿Qué pasó?
—"El Día Prometido es mañana... Sabemos que todo el equipo fue disuelto y dividido por todo Amestris, por eso enviamos este mensaje luego de ubicar a cada uno de ustedes gracias a las habilidades de las espías de Madame Christmas, cuyo nombre real es Chris Mustang. Esperamos poder contar con todos ustedes. Mañana en la noche esperamos que todo el quipo vuelva a juntarse para organizarse en un golpe de estado —El moreno seguía sin habla—. No hay razón para que se preocupen, si el plan funciona los soldados de Briggs serán vistos como los desertores, no nosotros. La ubicación de dicha reunión será..."
Gerald colgó. Tenía más dudas que detalles sobre lo que acababa de oír; para empezar ¿cómo supo Mustang del Día Prometido? Gerald no lo sabía pero fue un comentario que se fue esparciendo entre sus conocidos, sólo hizo falta que uno de sus amigos lo descubriera para que llegara a oídos de varios de sus conocidos. Como sea, seguro sólo sabían del día pero no sabían lo que pasaría.
El castaño suspiró pesadamente mientras pensaba, sentía que ahora era la decisión final ¿A quién ayudaría?
—¿Quién era?
Todo se definiría ahora, decirle o no decirle al homúnculo iba a determinar el lado en el que estaba, o tal vez sólo enredaría aún más las cosas.
—Era... Era una grabación dirigida a los subordinados de Mustang —Por los ojos del mayor se notaba que se había sorprendido—. Quieren reunir al equipo para... planear un golpe de estado...
—¿Cuándo se reunirían? —cuestionó Envy.
—Mañana en la noche —contestó el moreno recordando—, pero corté la llamada antes de que dijeran la hora y el lugar. Es que... De todos modos creo que no habría asistido.
El homúnculo se acercó junto a él luego de notar que el menor suspiraba, aparentaba lo contrario pero estaba seguro que el moreno habría querido ir con Roy.
—Entiendo, entonces déjalo así —Envy volvió a alejarse. Oh, cierto. Hoy controlé a un humano para conseguir chocolate.
El castaño no lo estaba mirando, pero con sólo ese comentario volteó a mirarlo con los ojos brillando.
—¿Trajiste chocolate blanco? —cuestionó dirigiéndose a la cocina rápidamente.
—Supongo, uno era de color blanco así que... creo que sí —Ya para cuando Envy lo alcanzó, Gerald ya se lo había empezado a comer recostado otra vez en el sofá—. Estás consciente de que los robé, ¿cierto?
—Pues ya lo hiciste, no sería bueno desperdiciarlo —rio el menor. Tras pensarlo unos segundos, miró la barra de chocolate en sus manos y partió un pedazo más pequeño—. ¿Quieres un poco, yashinoki? —preguntó ofreciéndole el pedazo recién partido.
—No necesito comer —contestó Envy mirando el dulce blanco en la mano del contrario.
—Seguro cambiarás de idea una vez que lo pruebes —dijo el castaño negando sutilmente—, además, no creo que lo robaste sólo para que yo lo comiera ¿verdad?
Envy no le respondió, sólo se acercó al trozo que el moreno seguía teniendo en su mano y lo comió. Era muy dulce mas no era empalagoso, y daba la sensación de que estaba un poco más relajado.
—¿Y bien? ¿Te gustó?
—¿Me das más?
El resto del día pasó con la misma calma, de nada servía seguir entrenando si partirían al día siguiente, Envy lo necesitaba fuerte pero no exhausto, no tenía sentido cansarlo antes de empezar siquiera. Luego, ambos fueron a dormir.
El día en el que regresarían a Central era exactamente un día antes del Día Prometido, y había empezado de la manera más inesperada. Pese a tratarse de los primeros días de primavera, la noche resultó ser la más helada de toda su estancia, tanto que Gerald se despertó a mitad de la noche por las bajas temperaturas. Después de abrazarse a sí mismo, se asustó en primera instancia al no ver al homúnculo ni en la cama ni bajo la sábana como ya era costumbre, sólo cuando por casualidad lo topó al cubrirse nuevamente supo en dónde estaba, incluso podía sentir una ligera calidez en su pecho si se concentraba bien; Envy estaba debajo de su camisa. Lo normal habría sido que lo apartara al instante, pero lo único que pudo hacer fue sonrojarse.
Era difícil de admitir, especialmente para alguien como Gerald, pero sentía que el homúnculo era muy similar a él en varios aspectos, se conocían de hace ya un tiempo y no podía decir que no se sentía a gusto con el homúnculo cerca, claro, también se sentía a gusto con Mustang y el resto de sus amigos, pero la sensación era diferente, tampoco se podía comparar a Kimblee puesto que aunque había diferencias, no eran tan distintos.
No, Envy le gustaba, tal vez le gustó desde hace tiempo pero sólo ahora, con ese pequeño gesto, empezaba a asimilarlo.
El pequeño homúnculo seguía dormido, así que no sintió cómo Gerald lo colocaba suavemente a un lado de él, no era que le incomodara pero necesitaba levantarse. Sin hacer ruido se dirigió al baño y cerró la puerta. Justo antes de salir se miró por unos segundos en el espejo y suspiró llevando una mano a su cabello, en verdad estaba muy largo.
—¿Qué ocurre? —Gerald volteó sobresaltado—, tu cabello no se ve mal de ese largo, es lindo.
—¿Roy...? —La voz era la misma, la forma era la misma, y no había modo de que se tratara de Envy pues con su forma actual no podía transformarse—. ¿Qué demonios está pasando aquí...? Tú no... Tú no deberías...
—Da igual, Gerald —se apresuró a decir el mayor—. ¿Seguro que enamorarte de él fue buena decisión?
Es que Gerald no lo podía creer, apenas él mismo empezaba a darse cuenta de lo que sentía por Envy y de repente ya todo el mundo lo sabía.
—A ver... no es como que yo pueda decidir de quién enamorarme... Ni siquiera yo lo sabía hasta hoy —contestó el menor rápidamente—. Además yo creo... Bueno... He sido su compañero y hemos pasado tiempo juntos... Tal vez él... sienta algo parecido.
La mirada del de ojos negros lucía ahora entre preocupada y molesta, aunque la preocupación era más notoria.
—Es un homúnculo, Gerald. Él no puede sentir nada por ti, básicamente porque no puede.
—¿Tú que sabes? Fui yo el que viajó con él, no tú —El moreno trató de calmarse tras notar que su voz empezaba a alzarse—. Espera... esto es... un sueño ¿no es así, Mustang?
Roy tardó unos segundos en contestar.
—Tienes razón, sólo estás soñando y yo no soy el verdadero Roy Mustang. Pero piénsalo bien... Si estás soñando con esta situación es porque tú mismo no estás seguro de lo que haces. Tal vez tú estés a gusto con él, eso es lo que tu corazón dice, pero como tu consciencia es mi deber advertirte que yo no estaría tan seguro de que estarás a salvo con Envy.
—No me matará —murmuró Gerald sin titubear—. Me necesita vivo...
El mayor se cruzó de brazos y negó.
—Gerald, eres realmente un niño muy ingenuo —suspiró el que tenía la forma de Roy—. Él sólo te necesita para regresar a la normalidad.
—No —Gerald parecía estar totalmente seguro—. Aún antes de adquirir su apariencia actual él me necesitaba con vida.
—De acuerdo... ¿Y para qué...? —Sabía que para protegerlos, pero su mente le estaba jugando una mala pasada—. Son cinco sacrificios los que se necesitan para abrir la puerta de la verdad que él necesita... y sólo hay cuatro confirmados; la maestra de los Elric, los Elric y Van Hohenheim, pero aún falta uno...
Gerald se estremeció.
—No... Yo no soy el quinto sacrificio, lo sé... No es lo que estás pensando...
—¿Lo que yo estoy pensando? Gerald, soy tu consciencia, así que esto es lo que tú estás pensando —dijo el adulto haciendo que el moreno negara múltiples veces—. Sabes que sólo quiero lo mejor para ti... Así que aléjate de Envy, pero en serio esta vez, y regresa con Mustang. Hazlo antes de que sea capaz de utilizarte. Sólo de ese modo...
—¡No! —interrumpió el moreno—. Sé que no eres Roy, y sé que al igual que él sólo me tratas de proteger, pero por favor... por una vez en la vida... no me protejas. Déjame probarte a ti y a Roy que me puedo defender por mi cuenta.
La mirada negra y la celeste chocaron sin darse la oportunidad de separarse la una de la otra. Roy negó luego de soltar un suspiro, fue el primero en quitarle la mirada.
—Siempre haz sido muy racional, igual que tu padre Ritter Katsaros, pero como Roy ha pasado más tiempo contigo supongo que por eso es que me ves así, sin embargo... te veo ahora y estás tan parecido a tu madre... Eres la imagen en vida de Nicia Katsaros, estás extrañamente emocional igual que ella... —murmuró el mayor.
Y es que era cierto, era la primera vez que Gerald enfrentaba la emoción con la razón y se ponía del lado de los sentimientos.
—Bien, te dejaré por esta vez, pero sabes que te lo advertí; él no sigue contigo por ti, lo hace porque quiere volver a la normalidad —retomó otra vez el de mayor tamaño—. Adelante, busca una Piedra Filosofal y entrégasela, sin embargo... Ambos sabemos que él no te está diciendo todo, sabes que hay algo que te esconde—Roy llevó una manó hacia adelante, apunto de chasquear los dedos—. Si no te cuidas tendrás el mismo destino que Hughes, y verás que te abandonará tan rápido como esto —Y chasqueó.
—¡Despierta ya, maldita sea!
Los ojos del castaño se abrieron de par en par mientras respiraba sumamente agitado, el homúnculo bajo la camisa de Gerald llevaba un buen rato tratando de hacer que se despertara después de sentirlo estremecerse entre sus sueños.
—¡No sé qué tontería soñaste pero reacciona, koinu! Tu imaginación no puede hacerte daño —unos pocos segundos más pasaron en los que Gerald, sin decirle ni una sola palabra, colocó una de sus manos en su pecho, manteniendo al homúnculo en un pequeño abrazo. Envy se sobresaltó pero no era algo que le molestara demasiado así que sólo lo dejó hacerlo con tal de que se tranquilizara—. Ya está... cálmate...
Un último suspiro se escapó de los labios del menor mientras quitaba algunas de las gotas de sudor en su frente.
—Lo siento, sólo... sólo me dio frío...
Pero Envy sabía que no era cierto, desde hace rato que notaba al menor temblando y lo había escuchado hablar dormido, no escuchó nada muy relevante, pero oyó perfectamente como mencionaba a "Roy".
Con eso, a Envy le fue inevitable pensar que a pesar de lo destructivo que Gerald, podía ser y aunque él mismo lo negara, el castaño era frágil en cierto modo, demasiado frágil. Y es que pese a todo, dieciséis seguía siendo una edad muy temprana, el homúnculo empezaba a procesar que habían puesto a un niño como escudo humano. Él los protegería, sí, pero ¿quién lo protegería a él? Nadie. El mismo Pride casi lo había matado en una ocasión, si Gerald moría sería porque a los homúnculos no les importaba el bienestar de su pequeño alquimista.
Gerald podía ser un ser una espada o un escudo dependiendo si necesitaba defender o atacar, pero era igual de fácil de quebrar que el cristal.
Ya en la mañana, el clima parecía mucho mejor que antes, Envy sólo seguía sintiendo el contacto de Gerald cuando despertó, pero no le tomó demasiada importancia.
Lo primero que hizo el menor luego de desayunar fue dirigirse al baño, pero la tardanza del castaño ahí dentro empezó a impacientar al homúnculo. Este no dijo nada, sólo se recostó en las sábanas otra vez con el ceño fruncido hasta que lo escuchó salir.
—¡Finalmente! ¿Por qué tardaste tanto, koinu? —cuestionó el mayor cuando escuchó la puerta del baño abrirse.
—Disculpa, no creí que fuera a tardar.
El homúnculo suspiró mientras volteaba.
—Escucha, no es estamos quedando sin tiempo. No podemos... simplemente... —Él mismo se fue interrumpiendo al ver a Gerald acercándose hacia él.
—Oh, vamos... ya dije que lo sentía —repitió el menor colocándose encima el abrigo blanco que le dio Kimblee luego del derramamiento de sangre—. Entonces... ¿qué te parece?
El de claros ojos venía con un conjunto el cual nunca antes se había puesto, este consistía en una camisa burdeo debajo de un chaleco corto sin mangas de color morado pero a diferencia de su clásico abrigo, el chaleco era más azulado además de incluir detalles blancos, sus pantalones eran grises y sus zapatos eran negros.
Tenía además en su cabello una pequeña colita alta que permitía que éste no se desordenara tanto, no obstante, lo más llamativo era que ya no tenía todo el cabello que antes tenía, las pequeñas tijeras en las manos morenas aún tenían finas hebras castañas colgando de estas, así que era fácil saber que se lo había cortado.
—Si me dejas dar mi opinión... Creo que te ves mejor sin todo ese cabello... —pudo decir apenas salió del asombro—. Sí, te ves bien.
—Gracias —Gerald sonrió y estiró una mano hacia él—. Entonces, si ya está todo listo supongo que nos podemos ir ¿no?
No era que Gerald quisiera cortarlo, pero finalmente pensó en que Envy tenía razón en que tenerlo largo para pelear sería sólo un distractor y hasta lo pondría en desventaja, pero finalmente lo que lo convenció de hacerlo fue precisamente su consciencia, aunque no habló la razón esta vez:
"Si voy a morir porque me traicionarás, quisiera que pienses al menos que me veo bien..."
Likes you? Please Rapunzel
That's dementedThis is why you never should have left
Dear, this whole romance that
You've invented
Just proves you're to naive to be here.Why would he like you?
Come on now, really?
Look at you, you think that he's impresed?Don't be a dummy
Come with daddy*
Father...*NO!
No...? Oh...
I see how it isRapunzel knows best
Rapunzel's so mature now
Such a clever grown up kid*Rapunzel knows best
Fine, if you're so sure now
Go ahead, then give him
This!How did you...?!
This is why he is here!
Don't let him deceive you!
Give it to him, watch
You'll see!I Will!
Trust me, my dear
That's how fast he'll leave you
I won't say I told you so!
~Mother Knows Best (Reprise) / Tangled
Donna Murphy
*Letra cambiada para mayor coherencia.
*Seguramente ya lo conocen, pero cuando Gerald contó que una vez Mustang fingió ser una canción de llamadas en espera, se refería a esta canción.
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The Homunculi's Alchemist ♧ FMA:B ♧ Envy×Male!Oc
FanficSe supone que los cinco años es la edad donde los niños empiezan a explorar el mundo que los rodea bajo el cuidado de sus padres pero para Gerald Katsaros los cinco años sería la edad en la que su vida sufriría un abrupto cambio, uno que lo obligarí...