Jon Snow era un bastardo nacido en el Norte, hijo de Lord Eddard Stark con un pasado oscuro y cuestionable que fue llevado a King's Landing por órdenes del Rey Aerys Targaryen tras largos años de haber residido en Essos. En medio de la corte del Sur...
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La mirada helada de su padre sobre los hijos de Elia Martell desprendía aborrecimiento así como algo de desprecio. El reino entero conocía la preferencia de su monarca por sus hijos legítimos así como el trato injusto hacia la Princesa Martell y sus hijos. Tras la muerte de Rhaegar, el Rey se había encerrado en la furia y la crueldad que desde años lo rondaba. A los pocos años del nacimiento de Daenerys, la Reina Rhaella había fallecido debido a la gran pena y a los abusos desmedidos de su esposo. El reino entero estuvo de luto por varias semanas tras la pérdida de aquella valerosa mujer.
Sin embargo, ese día y en este momento, el salón entero estaba reunido con la espera de los posibles candidatos a ser los nuevos soldados que la escoltarían a la marcha hacia Dorne. En un principio no lo había comprendido pues Elia era la mejor representante de la familia para convencer al Príncipe Doran Martell de firmar acuerdos de paz por los siguientes años. Pero la sabiduría nacida de la crueldad de la sociedad en que creció le dió la respuesta. Estaba siendo enviada a Dorne para mostrarse, para que el hijo del Príncipe se embelesara de ella y pidiera su mano porque después de todo, ese era su fin en el mundo que su padre había construido para ella.
—¡¿Qué están esperando?! —gritó el Rey—. Hazlos entrar de una buena vez.
Las puertas del Salón se abrieron dejando ver a los centinelas que escoltaban a los hombres en una fila. Su padre había dispuesto someter a cada hijo representante de los fieles adeptos al Rey.
—Ser Loras de la Casa Tyrell, hijo de Mace Tyrell —proclamó un soldado a lo que el mencionado brindó una reverencia. Observó que el tenía el cabello castaño de profundos ojos marrones.
—Estoy gustoso de servir, majestad —se pronunció—. La casa Tyrell agradece este honor con un porcentaje de sus cosechas para el Rey.
Ella observó el rostro de su padre, lleno de un gesto de fastidio, conteniéndose en sus palabras para evitar engrandecer su mala fama.
—Tu Rey lo agradece —fue lo único que dijo.
Loras Tyrell dió otra reverencia para cederle el paso al siguiente hombre en cuestión. El siguiente en ingresar era un joven con tres hombres tras él mirando hacia Aerys.
—Lord Jon Snow, hijo bastardo de Eddard Stark —anunció.
Un joven de cabello negro y rizado con ojos grises se reverenció ante su padre seguido por los otros hombres a sus espaldas.
—El Norte está honrado de poder servirle, majestad —pronunció el joven mirando hacia su padre.
Daenerys no comprendía porque había pedido por un bastardo cuando Lord Stark tenía un hijo legítimo. Su padre se acomodó en el Trono sin quitar sus ojos sobre aquel joven.
—¿Cuántos años tienes, muchacho? —le preguntó su padre.
—Estoy por cumplir mi decimoséptimo día del nombre —respondió.
