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-No creo que seamos buenas amigas-.

Rosé fruncio el seño ante esa contestación de la castaña. Esa chica era más dura que una piedra, segun Rosé. Lisa tomó asiento en la silla y suspiro agobiada.

-¿Porque piensas así? Todavía ni nos conocemos y tu ya lo estas dando por hecho-.

La rubia contestó con calma, no quería afectar el muy sencible humor de la chica mientras caminaba hacia uno de sus cajones. Además de ropa, la rubia guardaba su "pequeño tesoro", que consistía en algunos paquetes de galletas Oreo, sus favoritas, y con algunos me refiero a 17 malditos paquetes. Los había podido conseguir gracias a Jisoo un día que su madre le prohibió comerlas, y con justa razón pues Rosé ya se había comido un paquetes y la mayor solo le permitía comer 2 por semana por obvias razones nutricionales. Tomó el paquete que estaba empezado y regresó a su cama para sentarse en lo que Lisa se dignidad a contestar.

-Park. Eres muy terca ¿Te lo han dicho?-.

-Muchas veces-. Sonrió apenada dándole un mordisco a la galleta. Reprochandose su falta de modales, la rubia estiró su brazo con las galletas hacia donde dedujo que estaba su compañera, fallando notablemente y ofreciéndoselas a la nada. Lisa tomó su mano y la movió, apuntándola a su dirección. Rosé se sonrojo de vergüenza y sonrió apenada. -¿Quieres?-.

-No, ya comi-. La rubia agradeció que no quisiera, así serían más galletas para ella. Lisa observó a Rosé hacer un puchero al saborear aquel postre. Pasado luego de unos minutos en los que solo la miró comer decidió darle una respuesta. -No somos iguales...-.

-¿Mmm?-.

-Que no nos parecemos en nada. Tu hablas hasta por los codos con cualquier persona, yo no, me gusta estar sola-.

Rosé ladio la cabeza, curiosa porque lo que la chica decía no tenía ningún sentido. Le gustaba su soledad... Pero ahora, estaba en su casa, hablando con ella, cuando bien pudo esperar hasta la hora de clases para disculparse o en el peor de los casos no disculparse.

-¿Si sabes que esto, es hablar con alguien, no? Y muy sola no te gusta estar, si no, no habrias venido-.

Lisa negó con la cabeza, ella solo quería disculparse ¿Cierto? No es como que le agradaba estar ahí sentada dándole a una desconocida explicaciones que ni a la misma Jennie le daba ¿Verdad?. Pues no, esos pensamientos solo eran un auto engaño. Le agrado la compañia de esa chica desde el inicio, más que nada por la forma tan sincera en la que se decían sus verdades, siempre a la cara y sin ocultar que les desagradaba de la otra.

-Sin mencionar que Jennie unni es tu amiga y tampoco son iguales-.

La castaña cerro los ojos frustrada, había olvidado que ese par se conocían.

-Es diferente-.

-¿Porque?-.

-Porque la conozco desde hace muchos años-.

-¿Y que? En algún momento no la conocías y tuviste que darle una oportunidad para acercate a ella-.

-Si bueno...-. Lisa aclaró su garganta y tomó la galleta que Rosé tenía en su mano para darle un mordisco. La rubia fruncido el seño.

"¡Hija de la fregada! ¡Dijiste que no querías cookies maldita!". Se quejó Rosé mentalmente. De haber estado más cerca Lisa habría perdido un dedo. Nadie le quitaba su comida a Park Roseanne y vivía para contarlo. Resignada tomó otra y la mordió con notable molestia.

-Era muy estúpida en ese entonces, por eso Jennie logró colarse-. Contestó Lisa, tapando su boca y terminando de masticar la galleta.

AMOR SIN PRIMERA VISTA(CHAELISA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora