Si la memoria está presente aún en mí, son reales los recuerdos de los rosales y jazmines llenando el jardín de mi madre. El jardinero era sumamente cuidadoso para plantar flores de acuerdo a la temporada, por lo tanto, la tierra siempre estaba fértil y el jardín siempre verde. Mi madre adoraba verlo así, pareciendo siempre primavera, aunque estuviéramos en invierno. Para mí, el año 1875 fue el comienzo de mi primavera, pues ese año cumplí 17.
La vida se presentaba ante mi como un lienzo deseoso de que yo pintara en el mis experiencias. Mi mente y mi corazón eran un embrollo de emociones, de sueños y deseos, de anhelos por encontrar el amor verdadero. Lo típico en cualquier chica de buena familia de sociedad. De haber sabido lo que se venía esa tarde, probablemente hubiera preferido saltar por el acantilado más cercano. Sí, preferiría dejar que mi cuerpo joven se despedazara entre los peñascos. Pero el tiempo no se puede regresar. Era una joven enamorada de la vida y de la idealización que en aquellos tiempos nos pintaban del amor.
Vaya terribles fallas las mías. ¿Puede alguien estar más equivocado? Ni el amor idealizado, ni el género esperado.
Era una tarde agradable. El aire era fresco, los árboles en el jardín de la campiña de mi familia estaban recién floreados, brindaban una sombra excelente para todas las personas que ahí se encontraban. Illinois en estos tiempos era el lugar ideal para montar una fiesta en el jardín, tal cual la estaba realizando mi familia en este momento. Una fiesta más de las que se acostumbraba en la alta sociedad. Yo estaba parada en el barandal de mármol de la larga escalinata que conectaba el jardín trasero con la mansión.
Veía a los hombres fumando habanos y charlando sobre política y guerra en un rincón del jardín; en el centro, las mujeres se encontraban sentadas alrededor de una mesa bebiendo té, mientras usaban prendas de telas orientales de la más delicada factura. Y cerca de la fuente, las jóvenes platicando a cerca de cualquier cosa banal, mientras eran observadas atentamente por el grupo de hombres jóvenes deseosos de tener una buena oportunidad para intentar un movimiento.
De pronto, un sonido llamó mi atención. El cielo se cubrió por un momento de lo que parecía ser una parvada de cuervos. La mancha negra en el cielo por un momento pareció tapar el sol y un escalofrió recorrió mi piel. Tan pronto como tapo al sol, la mancha de cuervos se dispersó y al parecer fui yo la única en notar aquel extraño acto de la naturaleza. Ahora lo pienso, tal vez aquello fue un presagio.
-¿Aburrida tan rápido?- preguntó la voz de mi mejor amiga sacándome de mis pensamientos y dándome un leve susto.
-¡Válgame Dios!- dije llevando mi mano a mi pecho rápidamente. Mi corazón latía con una rapidez que pensé que saldría de mi cuerpo- Me has asustado-
-Lo siento- dijo ella con una sonrisa – No era mi intención. Pero debiste ver tu cara- dijo la rubia con una leve sonrisa, mientras con sus manos enfundadas en unos finos guantes blancos que combinaban perfecto con su vestido rojo y esponjado, se quitaba el sombrero de la cabeza - ¿aburrida entonces?-volvió a insistir dejando su sombrero entre nosotras y asumiendo la misma posición que yo sobre el barandal.
-Sabes que no es lo mío esta clase de reuniones- dije con muy pocas ganas – No sé por qué mi madre insiste con esto-
-Sabes perfectamente bien por qué Mila- dijo ella mirándome – el propósito de esto, es que conozcas un buen partido para desposar-
-Pero... aún hay tiempo- dije un poco desesperada.
-Mila, acabas de cumplir 17 años, la mayoría se casa a los 15 o 16. Creo que si sigues así el tiempo se te terminará yendo – dijo mirándome fijamente.
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Ante Mori (Camren)
FanfictionDicen que antes de morir recuerdas tu vida. Que es como si vieras una película donde eres el protagonista. Se suponé que debía recordar mi infancia, mis primeras fiestas de jardín, mi boda con Shawn, o el día que nuestro hijo nació. Se supone que de...