Cruz de los atormentados

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CAMILA POV

Lauren me visitó en casa cuatro veces en dos semanas. Con esto, se ganó la confianza de mi familia y pronto comenzaron a verla como un huésped frecuente y muchas veces, se quedaba a pasar el día entero a mi lado; por las noches, después de la cena, platicábamos en la sala, ante la presencia de mi madre o de mi tía, que fungían el papel de chaperonas como era la costumbre de las familias adineradas en aquellos tiempos, mi hermana menor Sofí también llegó a desempeñar ese papel y aunque a su corta edad de cinco años, ella no entendía, siempre obedecía cuando mis padres no podían estar presentes, pues si algo había demostrado Lauren, era un respeto total por las costumbres de cortejo y jamás se atrevería a hacer algo delante de mi hermanita, quien estaba encantada con las historias que Lauren a veces le contaba. 

Aunque a Lauren no le gustaban aquellas presencias indiscretas, se comportaba a la altura de cualquier "caballero" y nos había asombrado a todos con su gran inteligencia. Yo, en particular, era la más apresurada en calificarla como una "genio", cuyo destino era la grandeza; sin embargo, mi familia pensaba que eso era totalmente exagerado y consideraban que Lauren tenia más de excéntrica, que de genio. 

-¡Debes estar loca!- decía mi tía - ¿Cómo te atreves a decir semejante estupidez? ¡Es una mujer, Camila!- gritó alterada - y si eso no es lo bastante malo, ¡es una mujer que viste como hombre!-

-Ese precisamente, es un detalle de originalidad que me gusta de ella. Su "estilo", su manera de ser y de vestir es completamente de vanguardia, viene de Francia... y es algo que a América le falta, en mi opinión- 

-En primer lugar- intervino esta vez mi madre- me vale si en Francia piensan que no hay problema en que dos mujeres estén juntas, ¡Los franceses son unos pervertidos!- decía mi madre- y en segundo lugar Camilita, tu opinión aquí no cuenta. Tienes solamente diecisiete años de edad y espero no tener que recordarte que somos tu padre y yo quienes tomamos tus decisiones mientras vivas bajo este techo. Este no es solo un asunto del corazón...-

-¿Y de qué otra cosa podría ser, madre?... ¿No recuerdas cuando fuiste joven? ¿No era la ley del corazón la que seguías cuando pensabas en mi padre?-

-¡Claro que escuchaba a mi corazón!, pero sabía que la cabeza debía estar aun más arriba, o al menos la cabeza de tus abuelos. Afortunadamente, sus mentes claras me guiaron  por el camino correcto y eso mismo pretendo hacer contigo. Además, me parece que valoras demasiado a la Señorita Jauregui-

-¡Eres demasiado joven, mi niña!- declaró mi tía- ya habrá otros pretendientes, hombres por su puesto... y suficiente tiempo para elegir con prudencia-

Cuando se tocaba el tema de mi juventud, yo creaba toda una escena, como ellas le llamaban, y muchas veces las dejaba hablando solas, pues salia corriendo hacia  mi alcoba. Pero aquellos exabruptos no eran los de una niña encaprichada, sino las actitudes de una mujer que ya se encontraba desconectada de sus raíces, aunque entonces yo tenia conciencia de que mis actitudes eran ofensivas e irrespetuosas para con mis mayores.

El tiempo ha probado que mi tía estaba equivocada en cierta forma y en otra tenía razón: Su criterio era esencialmente incorrecto, pues partía de la comprensión errónea de "la normalidad", pero tuvo razón al decir que otros hombres me amarían, y por lo menos uno de ellos lo hizo con tanta intensidad... que lo llevó a la desgracia. 

Mi madre siempre se mostró en contra de mis sentimientos, pero mi padre admiraba sinceramente a Lauren y su tenacidad por querer buscarse un nombre en el mundo, mi padre tenía la visión suficiente para decretar que el nombre de Lauren perduraría por siglos; aunque, siendo mi padre, se preocupaba por mi futuro y no se encontraba particularmente confiado de dejar a su hija mayor en manos de una escritora cuyas posibilidades económicas eran inciertas. Desafortunadamente, la fortuna familiar había mermado de manera considerable en los últimos años, tras unas malas inversiones de mi padre, lo que hacia que yo careciera de dote y que hacía que mi situación personal fuera insegura a lado de una persona cuyas inversiones y herencias eran pequeñas, como todo mundo sabía.

Ante Mori (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora