Tentaciones

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-Hábleme de su trabajo, señorita Jauregui- le pedí mientras caminábamos. Ella llevaba su brazo posado sobre mis hombros, guiándome entre el camino empedrado que nos llevaba al centro del pueblo. Habíamos preferido caminar por campo abierto hacia la capilla, mis padres iban unos pasos más delante de nosotros, no estaban muy de acuerdo con la caminata, pero habían accedido ante la insistencia de Lauren con el clima "perfecto para caminar", para mi gusto un día perfecto era un día soleado y despejado; para Lauren era el día nublado y con el aire frio.

Debo confesar que aquel contacto con el brazo, y sobre todo la mano de la Señorita Jauregui, me producía un agradable estremecimiento por todo el cuerpo; apenas despertaba las emociones del contacto físico, por lo que las sensaciones me resultaban demasiado intensas.

-Mi nombre es Lauren Michelle Jauregui Morgado, pero puedes llamarme Lauren-

La respuesta tan formal que dio me hizo gracia y no pude contener una leve carcajada que salió de mis labios. Ella detuvo nuestros pasos y volteo a mirarme.

-Disculpe la risa, Lauren, pero su seriedad me resulta bastante divertida; ¿Siempre es usted tan formal? ¿Aun en sociedad?-

-La sociedad siempre me produce una enorme contradicción: Por un lado, ser partícipe de los actos sociales es caer en aburridos protocolos que solo sirven para reprimir los verdaderos deseos, las pasiones- dijo mirándome directamente a los ojos y sensación extraña me recorrió de pies a cabeza- reprime todo aquello que brinda sentido a nuestra insignificante vida y aquello que la motiva. Pero para ser honestas, al mismo tiempo considero que vivir fuera de la sociedad sería una larga y solitaria tragedia- dijo reanudando nuestros pasos- pero creo que nos hemos desviado de nuestro tema, usted me preguntaba acerca de mi trabajo...-

-Sí, por desgracia aún no he tenido la oportunidad de leer alguna de sus obras, sin embargo, por el gran uso de palabras que acaba de hacer y con tal análisis de la sociedad, no me cabe duda de que es usted una gran poeta y escritora de prosas-

-Gracias, pero creo que es usted muy ingenua o demasiado perceptiva. Tal vez ambas. - dijo seriamente y yo me gire a mirarla ante el atrevimiento en sus palabras.

-Ahora creo que usted... es una idiota- dije con el mismo tono serio que ella había usado conmigo y comencé a apresurar mi paso alejándome de ella.

-¡Espera!- dijo ella alcanzándome de inmediato y tomándome del codo para detenerme y obligándome a mirarla - Lamento mucho lo que dije, no era mi intención ofenderla de ninguna manera- dijo esta vez con una voz un poco más sutil.

Me resultaba imposible resistirme a su voz, a su aspecto... a sus ojos. Su traje gris le daba un porte de superioridad y seguridad, sin perder su esencia femenina, pero que derribaba mis murallas. - permíteme, por favor- dijo colocándose a un lado de mí y extendiendo su brazo para que entrelazara el mío. Estaba molesta, claro. Pero la sensación que tenía al estar cerca de ella me obligó a aceptar su invitación y reanudamos nuestra marcha juntas.

-No me disculpare por lo que dije- aclaré girando a verla.

-No espero que lo hagas- dijo ella levantando apenas las comisuras de sus labios en un intento de sonrisa, que aunque no era lo mejor, me dejo una sensación de que estaba bien - No pretendía ofenderte Camz. Sólo... creo que me estás dando demasiado crédito, es decir... ¿sabes algo de poesía? -

-Una vez leí que la poesía es una probada de la pasión divina- dije recordando.

-Lo vez, para una dama de sociedad no es correcto leer poesía, porque como bien acabas de mencionar, es un tema totalmente pasional - explicó con calma- los poetas sabemos cuan útil nos resulta esa pasión. En lo personal pienso que podrás sacar más provecho cuando has experimentado todas esas... pasiones- dijo lo último en un tono grave, bajo y que me resultó increíblemente sensual. Sentí el calor subir a mis mejillas rápidamente y bajé la mirada.

Ante Mori (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora