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Jajajajaja, no me la contes, no me la contes. alguien se reía fuertemente enfrente de la cara de Tiago, quien solo deseaba estar enterrado bajo la tierra.

¡Enzo! ¡Hace algo con Lit! Pacheco se queja de inmediato, acusando a quien se reía de él con la pareja de este mismo.

— Mauro, amor, deja al Gotti en paz. — Sauthier reta al ojiverde de inmediato.

— Es que no puedo creer la semejante pelotudez que se mando este tarado. — Monzón se defiende rápidamente.

— Lo sé, pero al menos deja de burlarte, que ya fue suficientemente bueno lo que le pasó. — el novio del peliblanco le dice, dejándole un pequeño beso en los labios a este para que se quedará callado, el cual duró un poco más de lo pensado.

Ya que Monzón tomó al otro del cuello, llevándolo más allá del beso, que rápidamente se convirtió en toqueteos enfrente de sus amigos, quienes lo ignoraron para seguir con lo que estaban.

— Entonces... ¿Tan mal estuve? — Tiago consulta, con la cabeza sobre una mesa, con ganas de irse a su casa y no salir más de ahí.

— Creería que sí, pero tenés chance de hablar con él de nuevo y hacer las cosas bien. — Mauro Lombardo le responde al pelo de hongo. — Si es que no te acobardas o le decís de nuevo que tú vieja está cumpliendo años, por tercera vez consecutiva en una misma semana. — agrega, haciendo que el contrario gima más que avergonzado.

— Dicho y hecho, no me vuelvo a acercar a ese lugar en toda mi vida. — Pacheco comenta decidido, aunque su corazón quisiera ver de nuevo a aquel bonito castaño.

— Bue, que mal y yo que te iba a pedir unas flores para dárselas a mi vieja. — Mauro comenta, habiendo dejado de besar a Enzo, quien tenía una boba sonrisa en el rostro por todo lo que aquel le había hecho con solo su boca en cuestión de segundos. — Así verías de nuevo a ese bonito pibito. — agrega divertido.

— Te odio Monzón, definitivamente te odio. — Tiago se queja, mientras miraba de mala manera al peliblanco, quien solo le sonríe de manera divertida.

— Eu, Tiago, ya es hora de que cantes. — un tipo le dice a Pacheco, habiéndose acercado a la mesa en la que estaban aquellos cuatro.

Estando de más mencionar, que todos se encontraban en un concurrido boliche, donde Tiago trabajaba un par de veces a la semana interpretando un par de canciones.

Tanto las que él mismo escribía, porque le gustaba mucho hacerlo, teniendo un talento innato en eso, el cual deseaba explotar en todo su esplendor. Aunque también cantaba alguno que otro tema, que se le fuera hecho por medio de una petición.

— Si ya voy. — Pacheco responde, a la misma vez que se tomaba lo último que tenía en el vaso, el cual había estado casi lleno de fernet. — Los veo después. — se despide de sus amigos.

— Chau, Romeo... — Monzón le dice con diversión, recibiendo por parte del contrario un mal gesto.

Quién quería putearlo hasta el cansancio, para que dejara de molestarlo, pero tenía que admitir que en verdad había actuado de manera pelotudisima. Teniendo dos opciones para dejar de sentirse tan mal consigo mismo, y esas eran... buscar al castaño y tratar de entablar una conversación con este.

La cual de poco a poco los podría llevar a una relación, si es que a aquel le gustaban los pibes, lo cual ya sería su primera piedra en su camino. O sino, olvidarse de todo lo que pasó y tratar de cambiar la página, borrando de su vida aquel bonito rostro, esos hermosos ojos llenos de brillo y vida.

Esos labios rosados y gruesos, esas facciones perfectas, piel lisa y suave, y un comportamiento de encantó por lo poco que había visto de aquel. Siendo bastante alegre, contento, divertido, pero más que todo enérgico.

Con una gran felicidad encima, la cual parecía contagiar a todos los que estaban a su alrededor...

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" Todo esto es sencillo, solo vas allá adentro, lo saludas con normalidad y trata de buscar algún tema de conversación con él. "

" No es nada difícil de lograr, solo es un inocente y tierno pibe, así que no te va a pasar nada. "

" Él no te va a comer, es más... Vos te lo podés comer a besos si es que las cosas se dan como las tenés pensado. "

Era lo que Tiago pensaba sin parar, mientras se armaba de valor para entrar en la floristería donde todo había empezado.

— Muy bien, aquí voy. — dice decidido, luego de haberlo pensado demasiado por más de dos días. Habiéndose animado al final por culpa de su hermana y los cargosos de sus amigos, quienes no lo iban a dejar en paz si al menos no lo intentaba.

— ¡Hola! — Thomas saluda animadamente a Pacheco una vez que lo ve entrar al local. — ¡Muy buenos días! ¿En qué puedo ayudarte? — consulta de inmediato, mientras le sonreía de manera amplia al recién llegado, quien trata de ocultar su nerviosismo de la mejor manera posible. — ¿Necesitas más flores para el cumpleaños de tu madre? — pregunta de manera inocente, consiguiendo que el rostro de Pacheco se pusiera totalmente rojo.

— ¡Thomas! ¡No te metas en la vida de los clientes! ¡Ni mucho menos donde no te llaman! — una mina le grita al castaño, quien solo puede sentirse algo avergonzado por lo que había hecho.

— Ay, lo siento mucho... — Thomas murmura, mientras intentaba retomar la compostura. — ¿En qué puedo ayudarte? Y perdón por lo que haya dicho fuera de lugar. — comenta por lo bajo.

— Bueno... yo quería... yo quería... — Pacheco intenta decirle al otro, quien solo espera más que ansioso por alguna respuesta. — Yo quería saber si querías aceptar una cita o una charla conmigo, cuando tú hora de trabajo termine o cuando puedas.... — le confiesa por fin, estando a nada de salir corriendo y desaparecer de la faz de la tierra en lo que cantaba un gallo.

— Oh, vaya... pero qué situación más inesperada. — Thomas informa sumamente impactado, para después guardar silencio un par de minutos, hasta que la voz de la misma mina de antes los interrumpiera.

— ¡Por favor! ¡Ya besense o salgan de una maldita vez! — alguien grita, consiguiendo que los contrarios se sonrojen demasiado.

— ¡Belu! ¡Te voy acusar con Mari! — Thomas reta a quien había dicho aquello, para después ver fijamente al pelo de hongo, quien solo desea no ser humillado una vez más. — Y bueno... es algo random e imprevista está proposición. — dice, estando a punto de mandar la autoestima del otro al basurero. — Pero me pareces un buen pibe, así que si acepto tu invitación. — termina por aceptar.

Consiguiendo que toda preocupación por lo que fuera a ocurrir o no quedará en el pasado. Teniendo por delante una maravillosa oportunidad para tratar de conocer a quien le había robado el corazón con una sola sonrisa...

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Este fic va hacer re cortito...
Mínimo cinco capítulos, máximo siete... 😚🤍

Me Gusta : Tiagsher : FINALIZADA ✅✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora