Sin darme cuenta, pensando, me quedé dormida. Desperté por la noche. A lo visto necesitaba descansar. Menos mal que esa tarde no tenía clases. Me levanté y me asomé por la ventana. Estaba todo muy oscuro y había cierto ambiente tétrico y aterrador.
Me lavé la cara y cepillé mi pelo. Bajé al comedor para cenar y mientras bajaba por las escaleras revisé mi cicatriz. Seguía negra, realmente este tema me asustaba. Al llegar al comedor entre y busqué rápidamente con la mirada a Fred y George pero no estaban en la mesa de Gryffindor. De pronto vi a Hermione, Ron y Harry entrando por la puerta del comedor. Los saludé y me fui con ellos. Travesamos el pasillo que separaba una mesa de otra charlando. De pronto noté una mirada fija en mi. Giré la vista y vi que en la mesa de Slytherin un chico rubio me observaba. Aparté la mirada rápidamente. ¿Por qué me miraba de esa forma tan extraña ese chico? ¿Tenía algo en la cara?
Nos sentamos y esperamos a que el comedor se llenara. Comenzó la cena y durante ella tube que observar a Ron deborando un alita de pollo de una manera un tanto raro. Yo y Hermione nos miramos con cara de extrañadas y luego nos reimos. A la mitad de la cena mi lechuza entró volando por la ventana con una carta para mi. La abrí suponiendo que sería de mis compañeras de Beauxbatons, pero no era así. Era de Viktor Krum, un jugador de quidditch profesional el cual conocí en cuando fui a ver un partido. Si había llegado a ser tan buena en quidditch era por él y solo él. En verano a veces me visitaba y se quedaba unas semanas en mi casa y durante todo ese tiempo me entrenaba para ser buscadora. Era como mi hermano mayor, me trataba muy bien y me enseñó muchas jugadas. La leí y la carta decía esto:
''Hola _____. Sé que has cambiado de escuela, así que quería recordarte que dentro de poco son las pruebas para elegir a los componentes del grupo de quidditch. Más te vale pasarlas, eres muy buena, confía en ti misma. Muchos ánimos. Infórmame después de realizar las pruebas. Demuestra todo lo que has aprendido.''
Besos, Viktor Krum.
-¡¿Conoces a Viktor Krum?!-exclamó Ron con la boca llena
-¿Te quieres callar y tragar antes de comer?¿Eres un poco cotilla, no?
-Vale... Pero ¿lo conoces o no?
-Si, lo conozco bastante, él me ha entrenado.
-¡Menuda suerte! ¿Sabes que es el mejor jugador de quidditch de la histora? Soy fan de él.
-Ja, ja, ja. Que exagerado eres Ron. Es solo un jugador profesional.
-No, no es solo eso.
-De acuerdo, pues alé no es solo eso-dije sarcástica-Bueno, en realidad es más que eso. También es un gran amigo y entrenador-dije sonriendo mirando la carta
-Y muy guapo también-suspiró Hermione
-¿Cómo?-la miré extrañada
-Nada...
Al terminar de cenar cada uno se fue a su habitación. Antes de dormirme charlé con Hermione y leí un poco hasta caer completamente dormida.
-¡Despierta, corre!-me chilló mi amiga
-Cállate ya, ¿qué pasa?-dije sin mover un dedo
-Llegamos tarde a clase.
-¡¿QUÉ?!-me levanté de un salto de la cama, me lavé la cara y los dientes, cepillé mi pelo y me vestí corriendo. Puse mi barita en mi calcetín(como siempre) y me fui con mi amiga a clase.
Menos mal que ese día la clase de la mañana era la de cuidado de criaturas mágicas en la cual el profesor era Hagrid y él no me regañaría por llegar cinco minutos tarde. Llegamos cansadísimas de tanto correr. Al llegar vimos a todos los alumnos reunidos alrededor de un hipogrifo(un híbrido entre un caballo y un águila). Hagrid me miró de reojo e hizo un signo indicándome que no le gustaba que llegaramos tarde.
-Bien, esto es un hipógrifo. Es una criatura muy amistosa pero debeis tener cuidado. Si le ofendeis o le haceis daños os atacará. En esta clase intentaremos acercarnos a él y, si alguien lo consigue, montar en él. ¿Alguien quiere probar?-todos hechamos un paso atrás- Pues las dos chicas que han llegado tarde hoy empezarán.
-¿Va en serio?-dije con la voz temblorosa y la cara pálida
-Así es.
-Madre mía...-susurré mientras miraba a Hermiona la cual tenía car de espanto.
-Yo no puedo hacerlo-dijo ella
-Pues le toca hacerlo sola Señorita Dumbledore.
-Si no hay más remedio...-me encogí de hombros
Empecé a acercarme a aquella criatura mágica pausadamente. Cuando me encontré muy cerca de su cabeza la acaricié lentamente. Él giró la cabeza y me miró a los ojos. Yo le sonreí y él acercó su cabeza hacia mi cuerpo. Me sentí más tranquila al recibir su aceptación.
-Intenta montar en él-dijo Hagrid.
Me subí a su lomo y me enganche con los brazos a su cuello. Cuando menos me di cuenta estaba volando sobre Hogwarts abrí los ojos y observé la inmensidad que se encontraba bajo mis pies. Hogwarts era hermoso visto desde cualquier rincón del planeta. Aterrizé tranquilamente y con una sonrisa en mi rostro. Le di un pececito al hipogrifo como premio.
De repente vi a aquel chico del otro día de Slytherin acercarse al hipogrifo con un aire prepotente. Este le arrancó una pluma y el hipogrifo le mordió provocándole una herida. Yo no pude evitar reirme. Hagrid se lo llevo a la enfermería mientras él gritaba santeces.
Después de esa clase fui a la clase de herbología y no tenía clases hasta por la tarde. Me fui a inscribirme para las pruebas de quidditch y de paso a practicar ya que Moonlight me trajo esta mañana mi escoba, una Nimbus 2000. Me la compró mi padre para que practicara con Viktor este verano. Pero me la dejé en casa. Menos mal que mandé a Moonlight a por ella.
Salí al campo de quidditch de Hogwarts a entrenar. Tomé de la escuela un baúl en el interior del cual se encontraban las tres pelotas necesarias para el quidditch. Lancé las tres y fui en busca de la snitch dorada mientras esquivaba a la bludger e intentaba marcar con la quaffle. Conseguí coger la snitch dorada las tres veces que lo había intentado. Lo consideré un triunfo así que guarde las pelotas en el baul y lo dejé donde estaba. Me dirigía a entrar a la escuela cuando supe que algo no marchaba muy bien, estaba a dos metros de una de las puertas para entrar en Hogwarts cuando me giré y vi a...¿Un dementor? Entré corriendo a la esvuela y cerre la puerta con pestillo. Fui a buscar a algún profesor para informarles pero cuando recorría uno de los pasillos me encontré con un dementor, lo que más temía, otra vez aquí, frente a mi...