𝐒𝐏𝐀𝐑𝐊𝐋𝐄𝐒, One Shots

Smart kid| n. tachibana

SMART KID
naoto tachibana

Nunca me he considerado muy inteligente, desde pequeña siempre tuve claro que no era brillante como la mayoría de mis compañeros de clase pero tampoco me importó lo suficiente para hacer algo al respecto.

Calificaciones mínimas, malos comentarios de mis profesores y reproches de mis padres. Mi pan de cada día pero nada que realmente me hiciera sentir mal, nada extraordinario, supongo que la mediocridad se había apoderado de mi desde hace tiempo.

Pero hasta yo tengo un límite y ese era repetir año.

Hacía mucho tiempo que no me sentía tan estresada como ahora, cuando las palabras salieron de la boca mi profesora juro que pude sentir como mi corazón se paraba por una milésima de segundo, claro que sabía que no iba tener un diez pero tampoco me esperaba una noticia tan mala.

Salí del salón y fui a mi casillero para sacar mis libros para estudiar para los próximos exámenes finales, las pruebas que iban a determinar si pasaría el año o no, estaba perdiendo la cabeza sobre eso, jamas pensé caer tan bajo y sin embargo aquí estaba, en la orilla del acantilado expectante al futuro que yo misma escribiría.

La cuestión estaba en que era pésima con todo lo relacionado a la escuela, no era buena concentrándome y la mayoría de las veces terminaba dejando las cosas incompletas o mal hechas, estudiar no era la excepción. Jamas me había preocupado por eso, siempre por obra de la suerte lograba pasar de año, décimas decisivas me ayudaban a dar los brincos necesarios pero ahora estaba por debajo de eso, necesitaba pasar los exámenes o de otra forma caería hasta el fondo, dependía de mi pero aun así quería ayuda.

Hay muchas cosas que puedo hacer sola; puedo conducir, cocinar, defenderme, andar en patineta, cuidar a mis hermanas, limpiar la casa, copiar tareas en menos de tres minutos. Pero estudiar? No lo creo.

No podía quedarme sentada en un escritorio quieta y leer, repasar ejercicios llenos de números o párrafos repletos de información, siempre me terminaba distrayendo, si no era con mis alrededores entonces me perdía en mi propia cabeza, en los pensamientos mas inútiles pero extrañamente adictivos, y antes de que me diera cuenta las horas se pasaban y no había aprendido absolutamente nada, era un ciclo que no podía parar, lo había intentado pero nunca lo conseguía. Quizá si alguien me ayudase o me diera consejos podría conseguirlo.

Pero el otro problema es que no tengo amigos inteligentes, o mejor dicho no tenía amigos en general. Nunca tuve problema con la soledad o con la vida de marginada pero ahora me arrepentía por no haber participado en los trabajos en equipo y en las actividades para conocerse mejor de las que siempre me escapaba.

La gente, los jóvenes para ser mas especifica, son crueles y despiadados, a lo mejor suena exagerado pero una vez lo vives en carne propia aquellos adjetivos incluso se pueden quedar cortos, siempre lo note, incluso desde preescolar percibí como se movían las cosas, lo que le importaba a la gente era estúpido pero muy difícil de alcanzar, yo no tenia madera para lograr conseguir un puesto socialmente alto en la pirámide de estatus, lo intente pero no pude y con el tiempo entendí que quizá estaba mejor sola, era menos estrés después de todo.

Hubo un tiempo en que un grupo de niñas intentaron volverme su cordero para molestar, no les preste atención por mucho tiempo, cada comentario y acción envenenada de malas intenciones las evite, entraban por un oído y salían por el otro, me daba la media vuelta y ya estaba.