Memories| k. tsukishima

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MEMORIES
kei tsukishima ft. spaceify_

Hace tres años había tomado una decisión, es decir, todos los días tomo decisiones pero esa vez fue una importante, la primera vez que había aceptado ser la pareja sentimental de alguien.

Tenía 20 años, ya casi cumplía 21. La ciudad de Tokyo me había recibido con brazos abiertos hace algunos meses y hacia un par de días Kei me había invitado a cenar, me había dicho que era una ocasion importante, diferente a todas las demás veces en que habíamos ido a cenar o simplemente a pasar el rato.

—Dile que no, es libra— dijo Lea de rodillas.

—No seas ridícula, aparte no creo que me pregunte que sea su novia— respondí rodando los ojos.

Si me lo pregunto y dije que si. Desde hacía mucho tiempo me había gustado, incluso antes de conocerlo formalmente ya lo había distinguido de los demás estudiantes cuando caminaba por los pasillos de la preparatoria en primer año.

El y su mejor amigo pecoso siempre estaban juntos, caminaban a la cafetería y luego se sentaban solos cerca de la ventana. Yo me sentaba con mi grupo de amigas, de vez en cuando les daba miradas de soslayo a el dúo de amigos, nunca llegamos a cruzar miradas en ese entonces, no se si porque era buena disimulando o simplemente no les interesaba en absoluto.

El primer año de preparatoria fue bastante aburrido, no hablé con muchas personas y no tuve muchas salidas o experiencias emocionantes. A el rubio solo lo podía mirar ocasionalmente y deje pasar un año sin hablarle, en este entonces ni siquiera sabía cómo se llamaba.

En vacaciones de verano, antes de entrar a segundo año decidí dar tutorías de inglés, siempre se me había facilitado la materia, incluso había vivido en USA una temporada de mi vida, tenía buenas referencias para poder ofrecer mis servicios, además no cobraba tanto como las escuelas de idiomas particulares.

Conseguí una buena cantidad de estudiantes desesperados por subir sus calificaciones los cuales había dividido en dos grupos, nivel cero y nivel uno, o como lo solía llamar personalmente: jodidos y no tan jodidos.

En el nivel cero tenía a Hinata y Kageyama, un dúo dinámico que se la mantenían peleándose como una pareja de casados, después dos clases había descubierto que eran deportistas y utilicé eso a mi favor, dándoles ejemplos y diciéndoles que hicieran oraciones referentes a su deporte favorito. Era un proceso lento pero iban mejorando poco a poco, si se les tenía paciencia se les podía enseñar decentemente, ambos tenían mucha necesidad de incrementar sus calificaciones y eso los motivaba.

—¡Idiota me copiaste!—grito Kageyama molesto hacia Hinata quien abrió la boca sorprendido.

—¡¿Porque te querría copiar a ti si de todos los que están aquí eres el más tonto?!— replicó el pelirrojo evidentemente ofendido.

—¡¿Que dijiste?!— Kageyama se inclinó hacia el y me interpuse entre ambos para calmar la discusión, no quería que distrajeran a los demás o que causaran un alboroto en medio de la cafetería.

Me gustaba dar las tutorías en cafeterías, el aroma del café recién hecho me calmaba y me resultaba agradable, el lugar en si era cálido y acogedor, los chicos parecían estar menos estresados en un ambiente como este, las demás personas nunca nos molestaban y los baristas jamas nos apuraban, supongo que era porque era una cafetería tranquila y pequeña.

Incluso con alumnos como Hinata y Kageyama que parecían ser peor que los niños de guardería nunca llegaron a decirnos nada, lo cual me alegraba ya que después de todo seguían siendo mis alumnos y clientes, estaba decidida a que por lo menos pudieran aprobar la materia. Aquí no buscaba excelencia, aquí buscábamos el mínimo aprobatorio.

𝐒𝐏𝐀𝐑𝐊𝐋𝐄𝐒,                One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora