¿Cómo saber si es el amor de tu vida?

Decisión #8

He tomado la decisión crucial de dedicarle cada llanto, para tomar la oportunidad de escribirle otro relato.

Es adictivo, como la maldita heroína. Prometo no volverlo a buscar, pero me termina encontrando.

Todos los días de mi vida, me siento desnuda cuando pienso en él.

Tiene el poder infinito de hacerme sentir fragil e indefensa, por tantos sentimientos que tengo hacia él. Su voz es como música para mis oídos, me destruye, me envuelve, me manipula y me enamora.

¿Qué clase de masoquismo suicida es el de nosotros? Pues parece que lo que compartimos depende de un hilo, pero es el más resistente que hemos podido construir.

Viola mis pensamientos y su silencio también es ese terrible ruido que arruina mi corazón.

Y creo que él lo sabe.

Él sabe que odio eso.

Que su toque es electrizante, que sus besos son escalofriantes, que me lleva a otro parte de mi que aún no termino de conocer.

Y creo que él sabe que yo lo sé.

Que sé que no es correcto, que me debato todo el tiempo, que estoy segura de ser insegura, que la subjetividad asesina mi cordura.

Y también creo que él sabe que yo sé que lo sabe.

Que es un cuchillo de doble filo, que determino sus movimientos de hoy, pero nunca sus palabras de mañana.

Que es tan sencillo, pero al mismo tiempo tan difícil.

Que su nivel de complejidad aún no lo termino de comprender, que a duras penas puedo lidiar con él.

Que puede llevarse capas de mi, que si me dice que lo quiere todo, lo obtendrá.

¿Me tiene en sus manos y no se da cuenta?

¿Me tiene en sus manos y no le interesa?