El episodio del tanque del ácido. - Parte 1.

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En Corelia, Sabine y Jai entraron a la atmósfera y se dirigieron al área industrial, específicamente en una fabrica de desechos radiactivos. Sabine detuvo la nave por encima de la fabrica y miro a su amigo. - Rayos, casi me aparco. Oye, Jai, mira esto. - Ella apreta un boton y puso la nave en modo automático. El Pájaro Estelar descendió y aparcó afuera de la fabrica. 

- Aja. - Respondió nada impresionado. 

- Pensé que te gustaria. - Agrego Sabine. Ella y Jai se dirigieron a la bahía de desembarco de la nave. - Bien, esto debería ser rápido. Es un intercambio, ni siquiera es una aventura. Pero si algo sale mal, cosa que no pasará, salta en el mismo tanque de ácido que yo. - Sabine apretó un botón y la rampa empezó a descender. 

- Bien. Espera, ¿¡QUE?! ¿Cual tanque de ácido?

- ¡Jai! Cierra la boca. - Ella cierra la rampa de golpe con un botón. - Vine horas antes y puse un tanque falso entre los reales. Tiene mangueras de aire y un compartimento con huesos. Si algo sale mal, cosa que ni pasará, saltaremos al tanque falso y soltaré los huesos para... ¿Por qué tienes esa cara?

- ¿Un tanque de ácido falso? ¿No eres una inventora? - Pregunto con enfado. 

- ¿Y que parte de un tanque de ácido falso con suministro de aire y un compartimento con huesos humanos no te parece suficiente? ¿Desde cuando tienes que aprobar mis ideas?

- ¡Muy bien! Solo hagámoslo. - Sabine baja la rampa y ambos bajan de la nave. - Mañana tengo clase de Básico. 

Sabine se sorprendió. - ¿Estudias Básico? Es el idioma que hablas. 

- Es un curso obligatorio de la FDL. - Respondió. 

Adentro de la planta. Sabine y Jai caminaron por un puente que estaba por encima de algunos tanques y se encuentran con los cuatro mafiosos. - Interesante lugar para reunirse, Sabine. - Dijo el líder. 

- ¿Te gusta? A mi amigo no tanto. - Respondió ella. - Muéstrame los cristales. - Jai abre un maletín con diez cristales carmesies. Uno de los mafiosos hizo lo mismo, pero con cristales zafiros. Intercambiaron los maletines.

El líder mafioso agarro uno de los cristales y lo observó. - Haré mucho dinero con esto.

- Yo haré mucho de ellos con esto. - Respondió Sabine, que hacía lo mismo con sus nuevos cristales.

- Bueno, eso son falsos. - Los mafiosos sacaron sus blasters y los apuntaron.

Sabine y Jai levantaron sus manos. - ¿Cristales falsos y una pistola?

- Mejor que cristales reales y ninguno arma.

- ¿Hay algo mejor que cristales falso y un brazo falso? - Pregunto ella retóricamente. Un brazo mecánico salio de su Jet-pack y le disparó a unos de los mafiosos.

- Wow. ¿Acaso sabes quien soy? Incluso si me matas, estas muerta. - Amenazó.

- ¿En serio? Jai, tiene razón. Vamos, acabemos con esto. Muerte rápida. - Sabine lo agarro de la camisa y se tiraron a uno de los tanques.

Los mafiosos se quedaron horrorizados. - ¡Maldición! ¿Qué...? - Dijo uno de ellos.

Jai se estaba ahogando hasta que Sabine le pone una manguera con oxígeno y lo sujeta con una cuerda al fondo. Luego, abre un compartimento y los huesos son disparados hacia arriba. - Santo dios. - Dijo otro mafioso.

- ¿Que clase de enfermo... a su amigo? - Pregunto el líder.

- Se tomó muy a pecho su amenaza, jefe.

- Si, pero no tiene sentido.

El otro agregó. - Era una científica. Tal vez sabia mucho sobre el ácido, quizás es la forma más indolora de morir.

- ¿Como va a ser indoloro? - Pregunto el jefe. - Vieron la pausa que hubo antes de la que los huesos salieran flotando. Debieron ser cinco segundos de tortura. - Sabine, celebrando, le levantó los pulgares hacia Jai. - Hagg.. No, no. No puedo sacamelo de la cabeza. Pensé haber visto lo peor de la galaxia. Creo que tardare un tiempo en digerirlo.

- Somos buenos oyentes jefe. Si quiere desahogarse, le invitamos un trago.

- Gracias, pero lo que pasó, pasó aquí. No quiero perder el momento.

- Tomese su tiempo. Nos quedaremos el tiempo que necesita. No tenemos nada que hacer. - Volvió a decir el otro. Sabine se sorprendió, pues su plan falló increíblemente. Jai, por su parte, puso sus manos en su cara.

Star wars - WrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora