5. 28 de Enero del 2022

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VICTORIA

A veces odio el final de año y a veces me encanta, todo depende de mi... ni siquiera sé de qué depende. Ocasionalmente me siento feliz al ver a todas esas familias disfrutando de sus vacaciones de fin de año, además conozco gente nueva (que al final vuelven a ser desconocidos porque no los vuelvo a ver y, así intercambiemos números, jamás nos volvemos a hablar. Creo que eso hace que vuelva a odiar el final de año, suelo ilusionarme con las personas muy rápido), pero casi siempre me estreso al ver el pueblo lleno, con tantas filas largas para comprar cualquier cosa y con los precios de todo por las nubes. Sí, son pocas las veces que hace feliz el fin de año. De hecho, siempre me gozo los mediados de enero ya que el pueblo se desocupa y todo vuelve a la normalidad. Y me gozo aún más los febreros, los grandes almacenes sacan todo lo que les sobro de diciembre y lo dejan en descuento así que aprovecho para comprar todo lo que rompí el año pasado y algunas cosas más... Recuerdo tanto cuando toda mi familia iba y nos llenábamos de juguetes, luego fue ropa, luego fueron cosas muy variadas (todos teníamos distintas edades) y ahora yo me lleno de libros, ropa y, de vez en cuando, algo para decorar el apartamento.

Durante todo diciembre estuve yendo al puesto de raspados pero él siempre estaba ocupado y me atendió su hermano, Jorge. Supongo por sus facciones que es el mayor. Claro, no se lo pregunté pero saltaba a la vista ¡Son casi idénticos! Jorge es más alto que Federico y mucho más musculoso, se podría decir que Federico esta normal con respecto a cuerpo; la piel de ambos es atezada y un poco grasosa por el sudor (aunque cuando el clima es más fresco se ve suave); la nariz es muy parecida a la de Tom Holland y sus labios son carnosos. Creo que lo que los diferencia, con respecto al rostro, son sus ojos; Federico los tiene negros o eso parece hasta que les cae el sol, así se ven cafés hermosos y su hermano los tiene azules. Ah, además Federico tenía un barro en la mejilla. Tampoco le pregunte su nombre, él me lo dijo. Apenas llegue ese día cruzamos miradas con Federico

Dile Fede

—Y como por qué —me autorespondo

Porque decirle Federico todo el tiempo cansa.

—No lo sé, creo que no hemos llegado a esa confianza ¿me entiendes?

Tan boba, ni que le fueras a decir así a él en persona, es solo para que no gastes tantas neuronas al pensar en su nombre.

—Creo que es lo más ridículo que me has dicho hasta ahora

Cállate y hazlo.

—Okey —cedo de mala gana.

Prosiguiendo, cuando llegue ese día al puesto cruzamos miradas con Fede, él se sonrojo más de lo normal (creo que por el grano) y empezó a hacer las cosas torpemente, el hermano obviamente lo noto y fue cuando me habló.

—Debes ser Victoria ­—me tendió la mano —Mucho gusto soy Jorge, el hermano de Fede y tu futuro cuñado.

Ahora la sonrojada era yo. Me limite a responder su saludo y pedir mi raspado. Cuando pague Jorge se despidió.

—Fue un placer Victoria, espero que nos volvamos a ver y que mi hermano sea menos torpe al verte —seguido de eso me beso la parte trasera de mi mano.

—También fue un placer.

Debía ir al supermercado para comprar algo de comida con el poco dinero que me queda, tengo suerte de haber encontrado esos billetes en la guantera del carro. Compre lo necesario para hacer un sándwich y unas naranjas para el jugo. Estuve muy tentada a comprar un sixpack, pero me contuve y sólo me traje una cerveza.

FEDERICO

—Fue innecesario todo lo que hiciste —le señale a mi hermano.

—Ella debe saber que no todos en la familia somos tan retraídos como tú —me señala y ríe.

—¿Y cómo por qué lo debe saber?

—Porque será de la familia.

Mi hermano era aún mejor que yo para montarse películas en la cabeza.

—¿Y lo del beso en la mano? ¿Con eso también conocerá mejor a la familia? —mi hermano es demasiado coqueto con cualquier chica que se le acerque y llame su atención.

—Ey, bájale tres rayas a tus celos. Sólo quise ser amable con ella.

—Ya suenas como Majo —bromeo.

—Uy no, con Majo no me compares. Es como si me dijeras que parezco niña de 15 años.

—Eso fue lo que dije —él me da un puño en el hombro y siento como si me lo dislocara —Y hablando del rey de Roma.

Llega nuestra hermanita menor María José, de cariño Majo, toda una diva adolescente.

—¿Vienes a ayudarnos? —le pregunta Jorge.

—Sí, mi celular se descargó y no tengo nada más que hacer —dice encogiéndose de hombros.

—¿Estudiar?

—No empieces Fede, sabes que eso no es lo mío. Además, al final del trimestre me pongo al día con todo.

—Pero que mediocre —ella hace una gesto de fastidio.

Yo siempre fui muy aplicado en el colegio, a diferencia de mis hermanos. Pero ahora que lo acabe me dedico a vender raspados en el parque, por ahora no quiero estudiar más.

—Vino nuestra futura cuñada —le doy un codazo a Jorge, es un chismoso.

—¡No puede ser! Me lo perdí —dice con desanimo —¿Cómo es? ¿Es linda? A como te metas con una fea no la dejo entrar a la casa —me dice.

—Entonces tú deberías vivir en la calle —le digo y me da un calbazo ¿Cuál es la obsesión de estos dos por golpearme hoy?

—Que te responda él, si te lo digo yo se vuelve rojo de los celos —lo fulmino con la mirada.

—Si les digo lo que pienso se burlaran de mí, por lo tanto no les diré.

—Te prometemos que no nos burlaremos ¿verdad Jorgito?

—Buenos días ¿Tienes helado?

—Llego un cliente y lo tengo que atender, que lastima no les podré decir.

—Te esperamos —dice Jorge riendo pícaramente.

Si les doy una descripción detallada de cómo es ella, si les digo que es alta, delgada, sus ojos son negros (aunque al sol se ven cafés) y grandes y su cabello también es negro; que sus labios son finos y delicados; que su nariz es refinada y algo puntiaguda; que sus pestañas son largas y negras y que sus cejas son perfectas, seguro lloran de la risa al ver la traga que me mando con Victoria.

Termino de preparar el helado, la chica a la que se lo doy se ve más joven que yo, pero cuando se lo entrego me guiña un ojo y me sonríe coqueta. Yo solo me sonrojo.

—Quien lo diría, Federico es todo un Don Juan —bromea mi hermano mientras me oprime en sus brazos —Bueno ¿en qué estábamos?

—Pues... — Majo me mira expectante —No está mal.

—¡Ay, por favor! Queremos detalles —ordena mi hermana haciendo un gesto con las manos.

Yo cedo y les doy la descripción que tengo de ella. Para mi sorpresa ellos no se burlan, sólo me miran asombrados ¿Dije algo que no debía? Creo que no porque ambos me abrazan por un buen rato hasta que llega otro cliente e interrumpe el bello momento.

RaspadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora