FEDERICO
Han pasado 10 días desde que volvió. No la he vuelto a ver.
¿Fue una ilusión?
¿Deseaba tanto verla que mi mente me jugó una mala pasada?
No sería tan improbable, ya era bastante tarde, estaba cansado y acalorado.
Aghh. Odio la incertidumbre.
¡Porque me preocupo tanto! Digo, es una chica que tal vez se llama Tori a la que vi de nuevo después de casi cuatro años. ¡Y solo le vi los ojos! Qué ridículo. Seguro ella a duras penas me recuerda. Soy un estúpido. Ya debería haberme ganado unos 3 premios Oscar por las películas que me he hecho con ella durante este tiempo...
—¿Es normal que tu cara muestre tantas expresiones de forma tan rápida?
Ahora sí hice el ridículo...frente a ella.
—Sí, ya sabes ejercicio facial —procedí a realizar exagerados gestos con mi cara.
Ahora sí que soné y me vi estúpido...frente a ella.
—¿Qué?
—Ejercicio facial, es para bajar los cachetes. Es excelente deberías probarlos.
—¿Crees que tengo muchos cachetes? —me preguntó mientras se tocaba la cara ruborizada.
—¡NO! Como crees. Bueno sí ¡Pero se te ven bien! No es como otras que parecen un Pou andante ¡Nada que ver! A ti... te lucen.
Creo que me echará en todita la cara el jugo que tiene en las manos o, aún peor, tirará el carrito. No conozco a esta chica, no sé lo que es capaz de hacer....
—JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJ
No le falto nada para tirarse al piso a reír
—Relájate, sé que soy cachetona y me gusta serlo. No sabía que me lucían —rio bajito mientras yo quería que se abriera el piso y me tragara con todo y carrito para poder comer raspados allá abajo —¿Tienes raspados?
VICTORIA
"Pero que chico más nervioso" Pienso mientras como mi raspado que, con esta calor, es lo más delicioso que puede haber.
Desde que llegue aquí no me había reído así. Definitivamente tengo que volver para ver con que sale... ¿Cómo se llama?
A medida que me acerco al puesto puedo ver como se comienza a mirarme por el rabillo del ojo mientras se sonroja y le tiemblan las manos. Se ve tan tierno con esas pecas...No puedo evitar soltar un leve suspiro. Todavía no me creo que siga trabajando aquí.
¿Debería actuar igual de nerviosa? Nah, no soy así.
—Hola otra vez —digo sacudiendo la mano.
Se le cae una bola de helado (parece de nueces) que estaba poniendo en un cono para una niña. Creo que no hace falta que diga que la niña se volvió un mar de lágrimas.
—Ey, ey. No llores, mira aquí tengo más.
Saca otra bola de helado mucho más grande que la que está ahora volviéndose un líquido pegajoso en el suelo. La niña salta tanto de la emoción que este helado también termina en el piso ¿Dónde están sus padres? ¡Alguien que la controle por favor!
Calma, solo es una niña. No se merece una patada ¿o sí?
Claro que la merece ¡Que chillidos tan agudos!
Ya no la aguanto, mejor me voy antes de que termine en la cárcel por sacar a volar a una menor, no sabría que decir en el juzgado. Le preguntare otro día.
ESTÁS LEYENDO
Raspado
RomansA Victoria a veces se le cruzan los cables, la voz de su cabeza suele controlarla y hacerla sentir mal. Curioso ¿no? Se supone que la voz de tu cabeza te ayuda a razonar, pero a veces lo que esa voz nos dice es lo que en realidad pensamos pero no qu...