6. 1 Febrero del 2022

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VICTORIA

¡Por fin encontré trabajo! Después de semanas andando por el pueblo en mi patineta entregando hojas de vida y preguntando si necesitaban personal logre conseguir el trabajo perfecto: mesera de medio tiempo. Aún no sé qué haré la otra mitad de mi tiempo, pero de seguro encuentro algo interesante y que me distraiga.

Hoy comencé en el restaurante. No hay uniforme, solo un delantal que todos los de servicio llevamos. El delantal tiene un bolsillo en la parte de abajo donde guardo la libreta y el esfero para apuntar lo que me piden. Sinceramente es un trabajo fácil, o por lo menos yo lo veo así, le sonrío al cliente, pregunto qué quiere, lo anoto y se lo llevo, tengo que trabajar en mi equilibrio y ya. Pan comido.

3 horas más tarde...

—¡Dónde está mi comida!

—¡Yo no pedí esto!

—¡Me voy de aquí!¡Y exijo una devolución de mi dinero!

Ni siquiera para mesera sirves

Hasta la voz de mi cabeza me estresa. Confundí varios pedidos y ahora todo el mundo está furioso ¿Cómo pude olvidarme de escribir el número de la mesa en ellos?

—Perdón a todos por los problemas causados. Una de las meseras es nueva y está en proceso de capacitación —Luke tuvo que salir a hablar para apaciguar un poco la situación —Les pedimos paciencia y, para todos los que tienen inconvenientes, la casa invita.

De inmediato todos se calman. Luke se acerca a mí y yo no pierdo la oportunidad de decirle lo mucho que lamento haberlo puesto en esa situación.

—No te preocupes, nosotros no te dimos la capacitación necesaria. La culpa es mía.

—Bueno, ahora que lo pienso tienes razón —contesté y como respuesta el esbozo una gran sonrisa. Una muy hermosa sonrisa con los dientes tan blancos y alineados que me hicieron preguntarme si eran reales.

—Pero que humilde eres Victoria.

Yo me sonrojo. Es lo único que hago bien, además de causar problemas.

Al cabo de un rato todo se calmó, una de las otras meseras me ayudo y al poco tiempo ya tenía todo bajo control.

Ya son las 4 PM (mi hora de salida), planeo ir al parque por un raspado y de paso ver a Federico. Para mi mala suerte él no estaba, en su lugar estaba una amable chica con la que hable un buen rato, me dijo que era "hermana del chico que normalmente atiende el carrito"

—¿De veras? No te pareces a él —mencioné mientras le daba un sorbo a mi raspado.

—Es que soy hija del segundo matrimonio de mi madre —confesó en completa tranquilidad. Yo no habría sido capaz de contarle algo tan privado a alguien que acababa de conocer.

—Ya veo...

—¿Cómo te llamas?

—Victoria

—¡¿Victoria?! —se quedó analizándome un rato y después soltó un gritillo bastante agudo —¡No lo puedo creer! ¿Cómo no me di cuenta antes? Pero que despistada soy —me tomó de las manos y me miro a los ojos —El destino nos dio la maravillosa oportunidad de llevarnos bien incluso antes de que mi hermano nos presentara.

Yo quede pasmada ¿Federico les hablaba de mi a sus hermanos?

—T-Tú ¿Cómo te llamas?

—Soy María José, pero llámame Majo o cuñada, como prefieras.

—Majo me gusta —respondí, lo que dijo me recordó al otro hermano de Fede.

Estaba a punto de preguntarle como sabia de mí, pero en eso llego Luke con su novia. Tardó un poco en reconocerme y, la verdad, no quería que lo hiciera después de semejante día. Trate de camuflarme lo mejor que pude y, a pesar de mis muchos esfuerzos, él me vio y me saludo con la mayor cordialidad del mundo y su novia igual. Creo que desde que empecé a dejar la bebida todos me parecen más simpáticos.

RaspadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora