Capítulo I

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  Las vacaciones de verano habían terminado y ahora todos estábamos volviendo a la escuela, algunos se la habían pasado bien saliendo y disfrutando, ese no era mi caso, en realidad no hice nada en especial, solo me la pase con uno de mis amigos y ayudando a mi mamá a experimentar en la cocina. La verdad no extrañaba regresar a clases, pero es algo que debía hacer, además lo único bueno son las sodas de uva que venden en las máquinas expendedoras, mi única excusa para volver.

  — ¡Ey! Julio —escuché como alguien me llamo y eso me devolvió a la realidad— ¿le estás prestando atención al profesor?

  — ¿Eh?

  — Hay un nuevo estudiante que se acaba de inscribir.

  — ¿En este momento del año?

  — Un poco repentino, lo se —me susurró y después escuchamos al profesor.

  — Como dije, ella es una alumna muy inteligente y me gustaría que le ayudarán a adaptarse en este periodo —hizo una pausa y después miro hacía la puerta— Estrella, puedes pasar. —por la puerta del salón entró una chica con una expresión seria.

  — Buenos días —dijo mirando hacía la clase— Solo diré que agradecería que no me dirijan la palabra al menos que sea algo urgente o relacionado con la escuela. No tengo interés en otras cosas —noté que bajo la voz, pero aún así entendí un poco lo que dijo a continuación— a menos que se traté de algo paranormal.

  — Uh... claro. —fue lo único que salió de la boca del profesor antes de indicarle que tomará asiento.

  Por lo que percibí Estrella es... especial, por no decir que rara, me preguntó sí se debe a que es de otro país.
  Ella se sentó detrás mío, el último asiento de la fila pegada a la ventana en el rincón del salón. Quise intentar ser amable con ella así que volteé para saludar pero su expresión de seriedad me congeló que no hice más que mirarla.

  — ¿Qué es lo que quieres? —me preguntó con un tono algo amargado.

  — Eh... Nada

  — Entonces deja de mirarme, ¿está claro?

  — Lo siento, ¿sí? —le dije con un tono algo molesto y después volteé mi vista hacía la pizarra para anotar lo que el profesor comenzaba a escribir. Parece que este será un largo año escolar...

  Las clases se pasaron algo rápido, cuando menos me dí cuenta ya había llegado la hora del receso así que salí a comer a la cafetería.

  — Julio, noté que intentaste hablar con la nueva —dijo mi amigo mientras se sentaba enfrente de mí.

  — Sí,  ¿tiene algo de malo? —le cuestione mientras le daba una mordida a mi pan.

  — No, pero parece que ser social no es una de tus cualidades, por algo soy tu único amigo

  — Ja, ja. ¿Tragaste payaso?

  — Imbécil

  — Sabes que no me importa hacer más amigos, además, solo quise ser amable con la extranjera. No se ni para que te explico, mejor vuelve a leer tu novela rara.

  — ¡Ey! No es rara, los libros son sagrados. Además, este es el último libro que me falta leer para completar la trilogía.

  — Ajá...

  Les presento a mi amigo Jhon, un alumno aplicado en la escuela y al cual le encanta leer más que cualquier otra cosa. Además es alguien muy apuesto, o es lo que las chicas siempre andan diciendo, sin mencionar que suele ser bueno en deportes, aunque él nunca suele mostrar interés en las chicas que lo persiguen, parece que prefiere casarse con un libro que con alguna estudiante de las tantas que lo siguen y adulan. Y ya que estamos con presentaciones, mi nombre es Shion, Julio Shion. Tengo un buen promedio pero nunca he sido igual de popular con las chicas como lo es Jhon. Aún así, eso no me molesta, pues me gusta pasar desapercibido. La atención no es y nunca ha sido lo mío, y a decir verdad tampoco es lo de Jhon, pero no hay de otra. Algunas veces la vida te hace guapo e inteligente y otras solo te hace vivir en ella, como a mí.

  — ¡Oye, tú!

  Alguien alzó la voz con firmeza, parece que se dirigía a nosotros.

  — ¡Te estoy hablando a ti, castaño! —le hablaban a Jhon, pues mi cabello es negro. Pensé que se trataría de alguna otra admiradora pues su voz sonaba femenina pero cuando levanté mi mirada vi que se trataba de Estrella, ¡¿qué es lo que quiere ahora?!

  — ¡Oh! Lo siento, ¿en qué te puedo ayudar? —le contestó Jhon con amabilidad separando su mirada del libro.

  — ¿Qué es lo que estás leyendo? —le preguntó ella mientras se agachaba para intentar ver el contenido de aquel libro.

  — Es un libro, ja, ja. Es de ciencia ficción, trata de dos niños que —mientras Jhon hablaba, Estrella tomó el libro sin permiso y comenzó a leerlo interrumpiendo la platica de mi amigo. ¿Acaso sus padres no le enseñaron modales?

  — ¡Oye! —le alcé la voz para llamar su atención— ¡Las cosas se piden! ¡No puedes simplemente tomarlas! —le dije mientras la miraba desafiante.

  — Bueno, lo siento, parecía interesante, así que quise leerlo, ¿tienes algún problema con eso? Después de todo, tú no lo estabas leyendo. —hizo énfasis en el tú devolviendo el libro a Jhon mientras me miraba con ambos brazos cruzados. No supe que decirle.— Deberías prestarme ese libro alguna vez —le sugirió a Jhon para después darse una media vuelta e irse.

  — Guau...

  — No le hagas caso, es extraña, no creo que debas prestar —antes de terminar mi oración me interrumpió.

  — ¡Es increíble que a alguien más le haya interesado leer! Quiero decir, ¿puedes imaginarlo?

  — ¿Estás tonto?

  — La mayoría de gente se acerca por conveniencia o finge gustarle leer... —parece que no me escuchó pues siguió hablando como si estuviera en su propio mundo.

  — ...Me preguntó que otros tipos de libros le interesan, ¿debería recomendarle más obras? No recuerdo sí es que tengo la trilogía en mi casillero, ¿recuerdas si me llevé los libros a casa?

  — Me voy. —dije levantándome del lugar y dando una media vuelta.

  — ¿Qué? ¿A dónde? El receso aún no termina.

  — Recuerdame por qué somos amigos...

  — ¿Eh? ¿A qué viene eso?

  — ¿Eh? ¿A qué viene eso?

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Estrella y su melancolía [Re-edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora