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Con frustración Agreste tomó asiento en su escritorio esperando que la ojiazul entrara al salón. Nunca entró. El receso llegó más rápido de lo que él imaginó, saliendo sin pensar en busca de la azabache no habiendo lugar en todo el instituto en el cual él no haya buscado

¡No podía esfumarse, era imposible! Por algún lado tenía que estar, no podía salir volando ¿o si?

Pronto sintió una palmada en el hombro, observando como Nino se sentaba en su lugar, alzando la paleta y encontrando un ¿compartimento? ¿Desde cuando había eso?

-¿Es cierto que se te declaró Marinette?

Él le miró confundido pero volvió a hundir su rostro en sus manos con frustración.

-No tengo idea cómo sabes, pero si, o algo así, me dio una carta. La estoy buscando por eso mismo, pero no sé dónde está.

El moreno negó.

-No la he visto desde el viernes pasado. Por cierto, ayer me contaste que Lila se había declarado, pero no terminaste de contarme.

Agreste le miró una ocasión más y asintió con pesadez. Aunque en realidad no recordaba que Lila se le hubiera declarado, sabía que eso había sucedido ¡Enserio había dormido demasiado!

-¿Qué le respondiste?

Preguntó curioso y con obviedad el rubio le contestó.

-No la quiero, obviamente no. Si te soy sincero me cae ligeramente mal, además yo estoy pensando en alguien más.

El moreno alzó las cejas indiferente mientras su mirada entrecerrada se quedaba fija en la ventana, quitando sus lentes y comenzando a limpiarlos.

-No estoy seguro, pero creo que ahí estaba Marinette.

Agreste giró a la velocidad de la luz, observando solo unas coletas azabaches corriendo, tapando su rostro como si fuera llorando.

Y si, estaba más que seguro que escuchó lo que no tenía que escuchar.

Sin pensarlo salió corriendo tras ella, mirando hacia todos lados. No estaba ¿Qué acaso sabía teletrasportarse? Finalmente la miró caminando por la cancha cabizbaja, corriendo donde ella más rápido de lo que normalmente corría.

-¡Marinette, espera!

Sobre las escaleras le gritó y ella al escucharle le dedicó una mirada de dolor, corriendo fuera de la escuela, pues la entrada estaba convenientemente abierta en pleno receso.

Con sus pasos rápidos el ojiverde cruzó la cancha, estando por salir hasta que de la nada Nathalie se cruzó en su camino, frenando de golpe e incluso pensando por un momento que no iba a poder detenerse.

-Adrien, tu padre solicitó que...

-Nathalie, porfavor, ahora no.

Dijo agitado mientras la mujer negaba entregándole unos papeles. ¿Qué rayos hacía Nathalie en la escuela?

Para cuando finalmente se libró de ella, Marinette había salido y la entrada estaba nuevamente cerrada ¿Por qué estuvo abierta en primer lugar?

Continuara...

Pues aquí actualizando porque... ¿si? Equis, ando cumpleañera.

En fin, disfruten.

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