Capítulo IX

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Toda relación se divide en cuatro partes: amar, sufrir, luchar y vencer. El que ama, sufre; quien sufre, lucha; y los que luchan siempre vencerán.

Anónimo.


Durante la estancia en el pueblo de Hogsmeade el trío de Gryffindor no se había podido reunir con Ron. Esto se debió a que, cuando Blaise y Ron volvieron al pueblo prefirieron hospedarse en una habitación juntos por los malestares del embarazo que el menor presentaba, los cuales no le permitieron moverse de la habitación durante todo el fin de semana.

Llegado el domingo, los alumnos de Hogwarts se dirigen a la parte trasera del pueblo para tomar un traslador de vuelta al colegió, como el castillo posee hechizos de protección que impide que las personas fuera del colegio puedan aparecer dentro del mismo, la llegada de los alumnos se produciría fuera del centro.

Ni Ron ni Blaise se habían detenido a pensar la forma en la que volverían al colegio, por lo que se les presentaría otra dura prueba a pasar. Las personas embarazadas debían evitar las apariciones y los trasladores, esto se debía a que la traslación podía causar problemas al no nacido y así mismos, por esto se le recomendaba hacer uso de carruajes, transportes mágicos (tren, coche, moto, escobas, etc.) y si fuera de máxima urgencia chimeneas.

La pareja había llegado tarde al sitio de encuentro, se habían quedado dormidos, además, ambos prefirieron llegar por separado para evitar sospechas. Al ambos percatarse del medio de transporte elegido por el colegio, procedieron a buscar la preocupada y asustada mirada del otro. Una vez sus miradas se encuentran, Ron hace un gesto con la cabeza hacia Blaise para que se alejaran de los demás; pero, cuando ambos se empezaron a mover Harry detuvo a Ron.

—¿Dónde estuviste todo este fin de semana? ¿¡Sabes lo angustiados que hemos estado por ti!? Estuvimos a punto de avisar a todo el pueblo, si no hubiese sido por... ¿Por qué estás haciendo esto? Si no quieres estar con nosotros solo dilo.

—Harry, no es eso. Estos días no han sido los mejores para mí, sé que debería hablarlo, pero... no es el momento. Así como yo respeto que no me digas lo que pasa entre Malfoy y tú, espero que tu respetes mi posición de no decir nada por ahora.

—Pero Ron, yo solo quiero ayudar.

—Si quieres ayudarme llévame a Hogwarts por los pasadizos secretos del pueblo.

—¿Qué? estás loco, los profesores no nos dejaran hacer eso —Harry se horrorizó por aquella petición, aquellos pasillos eran muy peligrosos y podrían perderse muy fácilmente. Él había recorrido esos pasillos con su padrino uno de esos días en los que se le metía el gen infantil y pasaban a tener «Días de aventuras» como los llamaba él.

—Lo sé, por eso intentaremos que no nos vean. Podemos utilizar el mapa del merodeador y así no nos perderíamos —dice Ron intentando convencer a su amigo.

—¿Por qué quieres irte por ahí?

—No puedo tomar el traslador. He tenido el estómago descompuesto todo este finde, y ya sabes, los efectos del traslado son horribles.

Harry lo miró sospechoso, tampoco tendría efectos tan severos, algunas nauseas, pero estas serían pasajeras. —Ron...

—¿Vas a poder ayudarme? No te obligare Harry, si no quieres solo dilo. No habrá problema, sólo buscaré otra forma de volver —Ron le da una sonrisa a su amigo, intentando que esta sea lo más sincera posible.

Harry suspira, no dejaría a su amigo solo, el tonto se atrevería a ir por los pasillos él solo, era muy cabeza dura al igual que él, dignos Gryffindors —Está bien, te llevaré. Debemos mezclarnos con la multitud y alejarnos.

No nos prohibirán amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora