Capítulo VIII

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Conforme avanzamos en la vida, esta se vuelve más y más difícil. Pero al combatir las dificultades es cuando desarrollamos la fortaleza del corazón. 

Vincent van Gogh


Durante el recorrido en tren, el trío de Slytherin había estado buscando a su amigo desaparecido desde el abordaje, temiendo que este se hubiera quedado en la estación, o que simplemente se hubiese subido a otro vagón distinto al de ellos sin darse cuenta; a consecuencia de, habían estado revisando todos los compartimentos. Cuando se trasladaron a revisar otro de los vagones, se toparon con el compartimento de los tres Gryffindor: Harry, Hermione y Neville.

—Está claro que ustedes los Slytherin no saben el significado de tocar una puerta —reclama Hermione al percatarse de la intromisión de su «casa enemiga».

—Uyuyuy estamos gruñonas, pelirroja bonita. —responde Pansy a la vez que guiña un ojo a la otra chica. Hermione hace un gesto de molestia y rueda los ojos, luego vuelve a abrir el libro que estaba leyendo ignorando al trío.

Por otro lado, desde la entrada de los Slytherin, Draco y Neville intentaban rehuir las miradas de sus respectivas parejas, cada uno por situaciones distintas: Draco porque aún seguía enojado con Harry y ninguno había intentado hablar con el otro desde aquella discusión, y Neville para evitar ponerse nervioso ante la mirada de su futuro esposo.

Neville y Theo habían sido comprometidos por sus respectivas familias desde pequeños, ninguno se había enterado de tal compromiso hasta hace pocos meses; aunque han estado en una relación de pareja desde quinto curso, el enterarse de aquel compromiso hizo un poco de mellas en su relación en un principio, pero con el tiempo los dos han sabido manejar la situación olvidándose de la decisión de sus familias y siendo estos los de la última palabra a tomar. Todo el castillo sabía de este compromiso, por lo que su relación no era un secreto; pero, Neville no podía evitar avergonzarse y ruborizarse cada vez que se encontraba con su pareja cuando ellos estaban en compañía de otras personas.

—Hola, bonito —saludo Nott a su novio al mismo tiempo que empezaba a acercarse a él.

Neville deja de rehuir su mirada y le sonríe —Hola ¿Qué haces aquí?

—Estábamos buscando a un chico de más o menos 1,90 m, piel marrón y con una cara de casanova empedernido ¿No lo habrás visto por casualidad?

Neville Ríe —la estatura y el color me cuadran, pero no andaba con una cara de casanova, si no con una de acosador maniático. El dúo de Slytherin hace un gesto de molestia hacia Neville por lo dicho «solo ellos se podían hacer bromas pesadas o hablar mal entre sí», mientras que Nott arqueaba una ceja y se acercaba a su pareja.

—Acosador... ¿Cómo es eso?

—¡Pues que tu insoportable amigo ha venido como un jodido maniático a llevarse a Ron hacia donde sabe quién! —dice una enojada Hermione mientras tiraba el libro hacia un lado del asiento, se ponía de pie y encaraba a los Slytherin.

Casi todos se sorprendieron por el exclamo de la chica, menos Pansy, la cual la miraba con una gran sonrisa.

—Dónde escondías ese carácter, cosita linda —verbaliza la castaña a la par que intenta acariciar el rostro de la pelirroja. Hermione se aleja de aquel intento de caricia, devolviéndole un gruñido y volviéndose a sentarse de mala gana.

—¿Van a durar mucho aquí? No ven que ese chico no está.

—Hermione cálmate, no es nece- —intenta decir Harry.

No nos prohibirán amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora