Capítulo XVI

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Nota importante:

A partir de este capítulo la historia se desarrollará en escenarios muy variados, prestar atención a la hora en la que se desarrolla la acción, les proporcionará pistas sobre lo que sucede y sucederá, y sobre todo situaciones que suceden casi al mismo tiempo.

¡Disfrutar de la lectura!



Hacer caso omiso a las señales es una buena manera de terminar en el destino equivocado.

Anónimo.



24 de diciembre, 10:15 a.m. Casa de la familia Weasley.


Después del desayuno, Ron se encerró en su cuarto porque la comida le había sentado mal, esto se debió a que su madre no le permitió levantarse de la mesa hasta que no hubiese acabado toda la gran cantidad de alimentos que se encontraban en el plato; además, desde que se despertó el bebé no había parado de moverse.

—Hoy estás muy inquieto, dale un respiro a papá, ¿sí? —comentó el pelirrojo mientras acariciaba su vientre—. ¿Qué estará haciendo Blay...? —al mencionar el nombre de su pareja el bebé paró de moverse y Ron sonrió—. Paraste... Te gusta que hable de él, ¿Verdad? Me dijo que a estas horas solía estar en su habitación. ¿Crees que si le llamamos responda?, uhm... ¡Vamos a llamarlo! Puede ser que tengamos suerte y conteste —el pelirrojo se levantó de la cama y buscó el espejo doble cara que mantenía escondido en un rincón de su habitación.

—¡Blay, Blaise, amor! —llamó por el espejo, y luego se acercó al percatarse de la presencia de quien pensaba era Blaise— ¡Ahhhh! —gritó a la par que soltaba el espejo, el cual chocó contra el suelo y se rompió —La-la-la señora Zabini... no pue- no, no, no... si ella tiene el espejo, entonces Blaise... —Ron entró en pánico: su pecho empezó a doler; su respiración se volvió irregular, sentía que le faltaba el aire; sus extremidades perdieron fuerza, por lo que cayó de rodillas al suelo y todo su cuerpo empezó a temblar. Su miedo se estaba volviendo realidad, que la Señora Zabini le hiciera daño a su pareja.

—¿Qué ha sido ese grito?, ¡¿Ron, estás bien?!, déjame entrar —expresó preocupado Charlie mientras tocaba la puerta. Al no recibir respuesta, no dudó ni un segundo en abrirla con magia, pero la imagen que visualizó al abrir la puerta le sorprendió: un espejo roto, su hermano en el suelo, temblando y respirando irregularmente —¡Por Merlín, Ron! —gritó mientras rápidamente se acercaba al pelirrojo menor.

Charlie levantó con mucho cuidado a su hermano del suelo y lo colocó en la cama. El mayor estuvo un buen rato intentando hablar y calmar a Ron mientras lo abrazaba, pero el pelirrojo menor no respondía, no sabiendo cómo abordar la situación, el pelirrojo mayor decidió llamar a su madre; sin embargo, un fuerte movimiento en la barriga del Gryffindor menor lo detuvo.

Ron rápidamente volvió en sí, sostuvo posesivamente su vientre y miró a Charlie con miedo, el cual se había apartado de inmediato del menor al percatarse del brusco movimiento que se produjo en la barriga de su hermano, estaba tan cerca de él que era imposible no haberse dado cuenta de aquella acción.

—¿Qué coño ha sido eso?, ¿Ron tú...? —cuestionó Charlie mientras señalaba el vientre de Ron.

El pelirrojo menor se asustó, rápidamente tomó su varita de la mesita de noche y se levantó de la cama, pero la acción fue tan brusca que tropezó y se cayó al suelo. Charlie, aún desconcertado por lo sucedido, se acercó hacia Ron e intentó ayudarlo a levantarse, pero el menor estaba demasiado asustado, por lo que simplemente lo apartó de manera brusca y salió corriendo en dirección a la puerta. Pero no llegó muy lejos ya que el mayor se cruzó en su camino e impidió que saliera.

No nos prohibirán amarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora