- Diana. - Dice con su voz adorable. - Adiós.
- Adiós. - Digo, pero la palabra se atasca en mi garganta. Voy a llorar como no se vaya ya. Así que le sonrió. Ella me sonríe de vuelta y salta por el borde. Alcanza el agua y veo como desaparece en el agua. Las primeras lágrimas empiezan a derramarse. Mía. Oh, Mía. Lo siento, incluso al final, no he podido decirte la verdad.
- Aquí estás. - Escucho a Jayr detrás de mí. Me limpio las lágrimas antes de girarme. Como imaginaba, tiene una de esas asquerosas pelucas de corsario. Cojo la espada del suelo y le atacó con todas mis fuerzas.
Apartó a Mia de mi mente, si pienso en ella ahora, moriré al primer golpe. Piensa, es Jayr, conoces como ataca. Pero no es el único que entra en mi camarote, cuatro musculosos le siguen. Aun así, atacó, espada en mano. El dolor no es buen compañero de batalla, pero la ira sí. Por suerte para mí, es fácil pasar del dolor a la ira. Enfoco la mía en Jayr. Hiero a varios de sus acompañantes para llegar hasta el, pero no lo consigo. Soy obligada a salir de mi camarote por la fuerza.
Me resisto hasta que veo a toda mi tripulación de rodillas, cada uno con otro pirata detrás de ellos. Trago saliva, pero se queda atascada en mi garganta. Paso por delante de Conrad, Jimbo, y todos mis asquerosos e insubordinados compañeros de viaje. Algunos lloran, otros parecen estar tan aterrados que no parpadean. Uno de ellos se levanta y le cortan la cabeza antes de tiempo. Rueda hasta mis pies. Me estremezco un poco cuando levanto la vista hacia Conrad y Jimbo. Conrad agacha la cabeza en señal de respeto, lo que me provoca nuevas lágrimas. Jimbo en cambio tiene irá en los ojos.
- Jimbo... - Me callo cuando levanta la vista y clava sus ojos cortantes en los míos. Masculla algo que no puedo escuchar. Mis secuestradores me llevan al otro barco y escucho la terrible orden. No soy capaz de mirar atrás para ver caer las cabezas de todas las personas que alguna vez me importaron. Pensé que sería la reina de los siete mares, sin embargo, toda mi tripulación está muerta en mi propio barco. Cuando pensaba que eso era lo peor, escucho cañonazos hacia mi barco. Veo como el mar se lo traga, hecho pedazos. Ya no me resisto, dejo que me lleven donde quieran. Me sientan en una silla en medio de una habitación húmeda y poco iluminada.
- Desnudarla. - Dice Jayr. - Quiero saber qué es lo que lleva.
Narra Mía
Nado tan rápido que no tardo en alejarme del lugar. Hasta mi cola me duele. Pero ah, se siente tan bien. Hacía tanto que no nadaba, echaba de menos la sensación de deslizarme por el agua. A pesar de mi felicidad, mis pensamientos vuelven a Diana. Diana... Jamás hubiera imaginado su nombre. Supongo que capitana será un título. Y pirata... No sé, su estilo de vida quizás. Menos mal que Jayr estaba allí, casi siempre está metida en problemas. Viven sobre el agua, en algo que se puede romper con tanta facilidad... Son valientes, eso seguro.
Lo primero que hago es buscar algunas algas para improvisar un top. Es curioso, pero con Diana sentía que era más libre. Estaba desnuda todo el día, pero no estaba incómoda. ¿Por qué nos sentiremos incómodos con la desnudez? Pienso sobre ello mientras vuelvo a casa, es un viaje muy largo y necesito de toda mi energía. No quiero ni pensar en que me dirán mis padres. Se suponía que iba a visitar a los delfines sin que ellos se dieran cuenta, pero me atraparon los piratas.
Ahora todos sabrán que he salido antes de que me nombrarán cazadora oficialmente. Es un castigo leve, pero es como una deshonra. Mi hermano mayor es cazador, como yo. Su cola es más gruesa de lo normal, como la mía. Mi hermano mediano es un señuelo. Es muy rápido, su cola es más delgada y maleable. Es terriblemente ágil. Se encarga de alejar a los submarinistas, barcos y otras cosas que tira la gente como Diana. A él no le hubieran cazado con la red.
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Serás mía
RomanceSaquear, matar, hacer tuyo lo que no lo es... Esos son los valores de una vida pirata, y Diana lo tiene muy claro. Luchando contra los corsarios reales, acaba en aguas que no había surcado antes. Allí descubre lo que el océano intentaba ocultar. Una...