14. Amor y odio

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¡Fuego! Debía de haber aceite en el barco, y se habrá prendido con la explosión. Me hundo poco a poco, pero subir a la superficie tampoco es una opción. ¿Qué debería hacer?

Algo pasa a unos metros de mí, muy rápido, es casi fugaz. Tardó unos segundos en darme cuenta que es Mía. Me está buscando. Ella no tarda en verme, viene hacia mí. Pero demasiado rápido. Joder viene muy rápido, con un rápido giro pone su cola delante. Me tenso, no hay forma de escaparme en el agua. Protejo mi cara colocando ambas manos delante. Pero el ataque no va para mí, sino para algo a mi costado.

Giro la cabeza asustada, ¡Había un maldito tiburón a mi lado! ¡A punto de morderme todo el costado izquierdo! De un solo golpe, el tiburón está medio decapitado. De pronto mi mente está clara. ¡Aire, aire! ¡Me ahogo! Intento nadar hacia la superficie, Mía se da cuenta y no tarda en agarrarme de la cintura con ambas manos. Le propino una patada para que me suelte. Ella tira de mi hacia abajo y de un rápido movimiento me corta. Me agarro el cuello mientras hago una mueca. Noto el picor de la carne cortada y como la sangre empieza a salir. Abro mucho los ojos. Al final, no he podido hacer nada. Miro a los ojos a Mia. Ella me agarra del cuello de la camisa y empieza a nadar. Noto como atravesamos el agua cada vez más rápido. Me aleja del fuego y al romper la superficie lleno mis pulmones de aire. Apenas me da tiempo a mirar a Mía cuando escucho un disparo y noto como algo cae al agua a unos metros. Giramos la cabeza para ver a Jayr. Trata de coger aire como yo. 

Respiro y continuo agarrándome el cuello con fuerza. Jayr abre mucho los ojos y me apunta.

- Está vez no te escapas. - Dice con voz temblorosa.

No está seguro de querer disparar. Se parte del pasado de Jayr. Sé que le duele matarme. Todos tenemos un oscuro pasado. Así que le recuerdo la cruda realidad.

- Soy la única familia que te queda. - Le digo. Puedo hablar. Miro mi mano, sorprendida. Hay sangre. Pero tampoco tanta. Si no estoy muerta ya, es que el corte no ha sido tan profundo. Dios... Pensaba que estaba muriendo.

Una lágrima cae por la mejilla de Jayr. Baja el arma y agacha la cabeza. Veo como tiembla. Noto movimiento cerca de mi, así que propino un puñetazo a Mía.

- Como vuelvas a pegarme te juro que te mato de verdad. - Me dice, enfadada. ¿Matarme de verdad? ¿Era mentira? Me duele la cabeza. No entiendo nada.

- ¿Por qué has vuelto si no es para matarme? - Le pregunto.

-Cállate. Seria mejor que murieras. Todo seria mas fácil. - Musita. - Coge aire. 


Nos hundimos y tengo que cerrar los ojos porque atravesamos el agua demasiado rápido. No puedo evitar pensar en Jayr. Henry es su nombre verdadero, lo odia porque representa su infancia. No sé mucho, pero sé que su padre era un maltratador de libro. Pegaba tanto a Jayr como a su madre. Jayr no tenía el valor de entrometerse en la pelea. Fue su madre la que tuvo que acabar matando a su padre, para proteger a Henry. Ella se quedó destrozada después de ver lo que había hecho, y nunca volvió a ser la misma. Murió tiempo después. Puedo entender el sentimiento de Jayr, el miedo a ser superado, a ser tratado como un débil. Es mucho mayor que yo, pero está aún más perdido. Lo siento, Jayr.

Mía llega hasta una especie de roca gigantesca en un lecho de algas y todo tipo de peces que jamás había visto. Me empuja hacia la roca. Le miró con cara rara. ¿Quiere que atraviese una roca? Ella rueda los ojos y atraviesa las algas del fondo. La sigo para descubrir que hay una gran burbuja de aire dentro de la roca. Es pequeño, pero es un sitio mágico.

Miro a Mía y antes de decirle nada la beso.

- Te he echado de menos. - Le susurro. Paso las manos por su pelo húmedo y por la piel fría de sus hombros. El tacto es suave y duro a la vez. Mi beso es voraz, pero el suyo es más delicado. Me pone las manos sobre las clavículas e inclina la cabeza un poco. Ya estoy pensando en todo lo que podría hacerle, cuando abro los ojos y veo una sombra detrás de Mía. Es otra sirena... O un sireno. Me mira con ojos fieros. Empujó a Mía con fuerza lejos de ese ser. Yo no me muevo lo suficientemente rápido y me agarra del cuello. Se hunde antes de que pueda siquiera coger aire. Sus dedos aprietan mi tranquea como el metal. El agua pasa tan rápido que me pica la piel. Nada con rapidez mientras yo me resisto. Me suelta golpeándome contra el lecho marino.

Serás míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora