Capítulo I: Incertidumbre

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—Yo, como tu padre y tu rey te ordeno ir a la guerra—Ordenó Desmond sin siquiera darle la cara a Harry.

—¿Qué? No lo puedo hacer, ¿cómo cuidaré de ma...—Hablaba con espanto buscando una excusa para evitar la misión que su padre le asignaba cuando fue interrumpido por su profunda voz.

—No buscaba tu opinión.

Desmond, el padre de Harry, había decidido. Su hijo iría a la guerra, quisiera o no.

«Quiero evitarlo, pero, ¿cómo lo haré?» se preguntó Harry mientras estaba sentado a la orilla del lago, un lago de aguas cristalinas, tanto como el cristal. Harry veía a los peces nadar, vivían su vida sin que nadie los molestara, ¿por qué él no podía vivir así?

Harry amaba a su padre, sin embargo, él solo lo atormentaba con sus frías actitudes, tal vez, en algún momento cambiaría y se convertiría en un buen padre, estaba seguro. Era esa esperanza la que evitaba que se hiciera contra él. El joven rizado vivía abrumado por sus recuerdos. Tantos buenos momentos, recordados con ira...Una traición lo hizo cambiar, y no para bien.

Harry se levantó y se dirigió a su habitación, no podía dejar de pensar cómo haría para sobrevivir a la guerra, se había resignado a hacer parte de ella, quizá tendría un plan para entonces; un arduo entrenamiento le esperaba el día siguiente y el rizado no quería que la mañana llegara. Su día se basaba en nadar, visitar a los peces del lago y hacer armas de hielo, cuchillas tan filosas como la obsidiana y tan frías como el invierno del norte, su corte era tan gélido que desmoronaba a su objetivo.

«Suçlu», su reino, siempre fue aparentemente perfecto, pero tras sus murallas se dejaba ver la esclavitud, el odio y se disimulaba una dictadura cruel bajo la que vivían sus habitantes, un tétrico escenario.

Louis, nació en el reino de «Zemlya», a sus 19 años dominaba la tierra y lograba mover montañas con apenas su suspiro.

Louis es el Príncipe de su nación, su mirada azul es profunda y fría, permanece siempre alejado del mundo externo y su gente. La guerra atormenta al castaño, no hay noche en la que no piense una forma de terminarla, sin saber que el fin está preparando su obra con el destino.

Louis, se sienta bajo la sombra de su divino sauce violeta pensando diariamente...«¿Cuántas vidas se han llevado hasta ahora? ¿Sobreviviremos? Tengo miedo, miedo, ¡miedo! Tal vez, si él estuviera junto a mí...Él, él, ¡él!» Dio un salto, su respiración se entrecortó y su corazón aceleró su ritmo, el rostro de Harry no salía de su cabeza desde que se separaron, su mayor anhelo es volver al pasado, disfrutar una última vez de su compañía, estar un minuto más contemplando sus celestiales ojos de color esmeralda, sentir sus suaves y dulces labios rojizos chocar con los suyos, solo hay deseos que, probablemente nunca podrían hacerse realidad, deseos que martirizan a Louis.

Los ojos del castaño se llenaron de lágrimas y para evitar llorar, sacó un libro y comenzó a dibujar, las horas pasaron y Louis quedó dormido a los pies de su árbol, despertó bajo la luz de una luna llena, tan radiante como la de aquel día, el día que la conexión entre los dos enamorados fue cortada. Al volver al castillo, se encontró con un profundo silencio, los vacíos espacios lo abrumaban, los fríos corredores que Louis conocía como la palma de su mano solo traían a su mente terribles recuerdos de cuando se encontraba solo y distante del amor de su vida.

Su habitación, húmeda y con olor a incienso es uno de los pocos lugares que consideraba seguros, encontraba en aquel cuarto su intimidad, pero, sobre todo, paz, aquella que le fue arrebatada. Tal vez aquel «amor» no era más que una desenfrenada obsesión que lo atormentaba, su malestar no era racional.

°°°

Muy temprano en la mañana, Troy, el padre de Louis solicitó la presencia del castaño en su oficina.

Hechizo De Amor || L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora