Parte 1

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Gracias  IamDoctorIan por tu apoyo.



 Londres estaba repleta de gente por alguna razón que él desconocía, tal vez era así siempre. La decisión de salir a caminar había sido suya, pero comenzaba a arrepentirse; aunque en Baker Street estaba muy aburrido, por lo cual cualquier cosa, incluso ese sencillo caso que Lestrade le había confiado esa mañana, era buena excusa para salir.

 Si bien el caso era fácil, y sólo había necesitado treinta segundos -de razonamiento y preguntas hacia el inspector- para resolverlo, le había dicho a Greg que seguramente al día siguiente le ofrecería la solución. Lo cierto era que le faltaba un pequeño dato que le daría la certeza, porque era un caso simple, pero abordaba temas delicados, y no podía darse el lujo de dar un resultado equívoco.

 Por eso había salido, luego de textearle a Molly, rumbo al laboratorio del hospital; necesitaba hacerle una última prueba al trozo de uña que había quedado en el bolsillo de la prenda encontrada a pocos metros del lugar del crimen.

 Mientras caminaba, pensaba -como todo el tiempo-, pero se centraba en aquel olor, el recuerdo de un olor más bien, que no lograba evocar. Esa fragancia lo había asaltado en los últimos años, pero con más frecuencia en los últimos meses.

 Primero había pensado que era un simple recuerdo, aunque aún no sabía de qué, pero después se percató del impacto que el recuerdo del olor tenía sobre su intelecto, y tuvo que suprimir la característica "simple".

 En los últimos tres meses habían estado estancados con John en dos casos, y las dos veces había sido ese recuerdo, mientras pensaba, el que le había sacado las reflexiones más astutas y fundamentales.

 Lamentablemente, por algún capricho de su complejo cerebro, no podía recordar cuándo eran las veces que en su vida había sentido el olor, ni cómo era el olor, y no estaba seguro de poder reconocerlo. Pero sabía que existía, por más que no pudiera traer el recuerdo voluntariamente, porque le dejaba marcadas sensaciones, y de ésas no se deshacía... Su mente se lo traía cuando se le antojaba y se lo llevaba sin más, dejándolo en plena incertidumbre, sin saber cuándo lo sentía, sin poder controlar el recuerdo, pero seguro de su existencia.

 Confiaba en sus sesos, y ese aroma tenia un profundo, aunque difuso, espacio en su mente más que en su olfato. Y estaba consiguiendo intrigarlo.





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y eso es la primera parte... que sepas que sos la primera persona, además de mí, que lee esto :)

Tan brillante y tan estúpido ("Sherlock")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora