Anochecer

Sus mentiras

El motivo de este libro no es más que un simple homenaje.

No soy un historiador, más lejos de uno no podría estar, pero en mis viajes he podido desentrañar secretos e historias que nadie en este reino conoce, o mejor dicho, nadie recuerda. Por ello, en ánimo de preservar en el tiempo aquello que no ha de ser olvidado, he escrito estas notas que luego de años de trabajo, humildemente, me atrevo a llamar "un libro".

Hyrule, tierra de luz y leyenda, quien te conoce sabe de tu belleza, quien te amenaza enfrenta tu poder, quien te necesita recibe tu coraje y quien te ama se baña en tu sabiduría.

Es mi amor por ti lo que me vuelve incapaz de olvidarte.

Sobre Hyrule y su historia

La historia de Hyrule es compleja por muchas razones. No sólo es una tierra donde las leyendas irrumpen en la realidad, sino que ha estado marcado por el mal y los conflictos.

Hay tres constantes que hacen a Hyrule lo que es, pero antes de entrar a ello me parece pertinente hacer un breve repaso a la historia conocida del reino, hasta la actualidad.

A diferencia de otros reinos que he visitado, nuestra tierra mantiene una particular teocracia. La familia real de Hyrule gobierna por derecho divino sobre los hijos de Hylia, es la sangre de la diosa la única que nos rige en un perfecto equilibrio de las tres virtudes.

(...) Muchos desconocen los hechos que llevaron a la fundación de Hyrule, pero lo cierto es que no fue la diosa terrenal quien le creo. Luego de que la era del cielo concluyó y el mal antiguo fue derrotado, el caos descendió.

¿Cuánto abarcó esta era? Me temo que es algo que se ha perdido para siempre, pero lo que sí puedo afirmar es que inevitablemente la prosperidad llegó y la descendencia de la diosa y su amado fundaron el reino, siguiendo la voluntad de la dama celestial de ver su amada tierra florecer.

(...) La tradición de la familia real dice que todas las mujeres nacidas en su seno han de llamarse Zelda en honor de la diosa que descendió, pero esto no se instauró hasta ya mucho tiempo después de la fundación. De la primera, de la que se tiene registro, fue Zelda I de Hyrule, o como se le conoce popularmente, la princesa de piedra, haciendo referencia al hecho que el hechicero Vaati le petrificó, dando origen a la leyenda del héroe de la espada cuádruple.

Posterior a ella, pero no correlativa, fue la siguiente Zelda, con quién la tradición realmente se consolidó.

Para esa entonces, la tierra de Hyrule ya tenía varios siglos, y lamentablemente Vaati fue resucitado; y es aquí donde muchos creen que nació la razón para nombrar a cada una de las princesas Zelda, pues aunque muchos pensaban que el nombre era un sacrilegio a la diosa, y por ello el mal venía siempre que una Zelda nacía, también era cierto que con cada princesa venía un héroe, un joven de nacimiento humilde que, sin importar a quien se enfrentara, siempre vencía al igual como lo hizo el héroe de los cielos; fue por ello que se instauró la firme creencia de que cada Zelda era un homenaje a nuestra divina madre, no sólo al ser bendecida con una sabiduría ajena a su edad, sino también con un protector elegido por las diosas.

Me alegra decir que por al menos doscientos años la paz reinó en Hyrule, sin embargo, todo ha de acabar, incluso en una tierra bendecida.

Pocos años después del fallecimiento de la reina Zelda V, una cruenta guerra civil estalló. ¿Su motivo? El tesoro de las diosas, la Trifuerza.

Diez años duró la batalla entre quienes buscaron adueñarse del poder sagrado y quienes lo defendieron. Hubo bajas en ambos bandos y razas, el sheikah, protectores de la familia real, casi se extinguió como consecuencia, pero finalmente lograron vencer.