|🌱| - Barbatos | Punishment

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Barbatos llevaba un par de días enojado, y aquello era algo extraño en el demonio.

Su calmada personalidad se había visto opacada debido a que por alguna razón todo le estaba saliendo mal, y aquello era imposible, él era el mayordomo del Príncipe del infierno, él era perfecto.

Pero por cuestiones de suerte, nada le había ido bien. ¿El alquiler de aquel bello jardín para el almuerzo de negocios de Diavolo? Cancelado por una tormenta, ¿El hermoso traje de gala de Diavolo para presentarse con los diplomáticos de una distinta nación? Algún tonto derramó pintura sobre este y se arruinó. Y la lista seguía y seguía.

Asi que cuando entró a la habitación de Diavolo para ver porque estaba tarde para ir a dar un discurso en RAD y en lugar de estarse alistando estaba dandole besitos a cierto estudiante de intercambio estando ambos desnudos en su cama se le fue bastante difícil mantener la calma.

Hasta el punto de simplemente pedirle a la chica que salga de la habitación para poder regañar a Diavolo agusto.

Mientras que Y/N fue a su habitación algo apenada de haber sido atrapada en aquella situación, aunque realmente no haya sido nada malo ni Barbaros haya estado realmente enojado con ella, mas bien enojado con Diavolo por su falta de responsabilidad y su gran impulsividad.

Pero aún así tenía el enojo en el cuerpo todavía, no solo el enojo de haberlos encontrado así, pero sino el enojo de todo, en general.

Tras haber regañado a Diavolo por una hora justamente (Ya que estaba enojado sí, pero seguía midiendo su tiempo) fue esta vez a regañar a la chica.

Entrando a su habitación sin tocar y mirándola enojado.

La chica estaba aún desnuda buscando que se iba a poner después de una merecida ducha cuando los regaños del pobre mayordomo estresado la interrumpieron.

—¿Cómo se le ocurre distraer al joven amo de esa forma? ¿Tiene idea de lo atrasado que está con sus deberes ahora? Tendré que cancelar la cita para las 3 y reprogramarla a otro día que será otro desastre ya que el joven amo tiene la agenda llena!— Los minutos pasaban lento mientras la chica se cubría los pechos con un brazo intentando excusarse pero Barbatos no le daba ni la oportunidad de hablar.

—B-Barbatos, deberías de relajarte un poco no crees?— Dijo la chica acercandose a colocar una mano en su hombro lento.

Y aquello fue la gota que desbordó el vaso, desde siempre había odiado que le dijeran que "Se relaje" como si pudiese simplemente darse ese lujo. Como si estar estresado fuese su decisión. Su expresión de enojo visible pasó a ser una de frialdad, relajó los hombros de golpe y la miró con el seño fruncido y una espalda recta.

—Ya que tú y el joven amo quieren actuar de forma tan infantil, debería de castigarte infantilmente también ¿No?— La chica lo miró confundido, pero aquella mirada no duró mucho.

En un movimiento rápido se encontraba sobre las piernas de Barbatos recostada mientras este estaba sentado en el borde de la cama.

Su trasero perfectamente colocado sobre las piernas de Barbatos mirando hacia arriba, sintiendo una mano juguetona de Barbatos acariciar su trasero con lentitud.

—Cuéntalas— Dijo con voz fría pero firme.

La chica estuvo a punto de preguntar "¿Contar el qué?" Pero fue interrumpida por la mano de Barbatos impactando con fuerza, dejando una marca roja en una de sus nalgas.

La chica soltó un jadeo ahogado al sentir aquello, sin estar muy segura de que lo haya odiado.

—Q-Que?

—Que las cuentes— Repitió Barbatos antes de dejar otra nalgada.

—U-Uno...— Balbuceó, empezando a disfrutar aquel "castigo".

—Mas alto— Dió otra.

—Dos— Contó la chica alzando un poco mas la voz.

—Desde el uno, la contaste mal así que debes de empezar desde la primera— Dió otra.

—U-Uno— Balbuceó la chica ya con sus piernas temblorosas.

Una nalgada se convirtió en 5, 5 en 10 y ya cuando iban por la 15 estaba temblando sobre las piernas de Barbatos, con su entrepierna húmeda y bastante avergonzada de admitir que nalgadas la podían excitar tanto.

—Oh?... Estás disfrutando tu castigo?...— Murmuró Barbatos, arqueando una ceja mientras acariciaba con la yema de sus dedos la marca roja en el trasero de la chica. —Eso no puede ser.— Quitó sus guantes con calma para usar dos dedos y masajear aquella zona de la chica, provocandole leves espasmos en el cuerpo.

Entró dos de sus dedos con lentitud mientras los movía lento, pero aumentando la velocidad lentamente mientras buscaba el punto dulce de la chica.

Al encontrarlo lo atacó sin piedad. Masageandolo con algo de brusquedad mientras la chica no sabía ya ni como pensar, tan solo balbuceando el nombre de Barbatos una y otra vez. Abriendo y juntando las piernas para que finalmente Barbatos se encargara de mantenerlas abiertas con una de sus manos.

—Y-Ya casi, Barbaros...— Balbuceó al sentir que estaba cerca del clímax, aunque aquel clímax se vió interrumpido por Barbatos, que simplemente se detuvo sacando sus dedos de golpe. —Barb?...— Balbuceó confundida levantandose un poco aun con el cuerpo tembloroso.

—¿Qué? Es un castigo, no voy a dejarte disfrutarlo— Dijo con seriedad, mientras quitaba el guante de su otra mano lentamente.

—Barbatos, anda... No seas tan cruel...— Murmuró lento sentandose sobre sus piernas, sintiendo el bulto en el pantalón de Barbatos hacer presión. —Quizás te ayude a relajarte y todo... ¿Si?— Susurró con las manos en sus hombros sonriendole un poco, rezando porque el demonio se apiadara y no la dejara en ese estado.

—Bien... Supongo que puedo tomar un descanso...— Murmuró sujetando las caderas de las chicas para posicionarla un poco mas hacia atrás y tener espacio para sacarse la barbatosconda.

La ayudó a posicionarse sobre su miembro antes de bajar lento hasta tenerlo por completo dentro.

Las manos de Barbatos se sujetaron con firmeza de su trasero para ayudarla con los saltos que la ayudaban a embestirse.

La habitación se llenó de gemidos y jadeos. Incluso la firme voz de Barbatos pasó a ser un embrollo de suspiros y jadeos a la vez que la velocidad aumentaba.

Jamás había escuchado la firme voz de Barbatos escucharse tan débil, relajada y dulce. Sus gemidos eran suaves suspiros que aveces pasaban a ser un pequeño gruñido cuando sentía que la velocidad que le gustaba llegaba.

La chica llegó al orgasmo primero que el, y una vez Barbatos la sintió apretar no tardó en correrse también, sacando su miembro antes de.

Se quedó jadeando cansado en el oído de la chica mientras ella estaba igual o quizás peor. Un lindo momento de cercanía entre ellos, mientras intentaban insconscientemente de que sus respiraciones se coordinaran, lograndolo tras un rato.

Barbatos la cargó hasta el baño ayudándola a limpiarse, le dió un corto masaje en la espalda baja para que no le doliera tras un rato y la mimó unos segundos antes de volver al trabajo.

Después de todo, si le ayudó a relajarse.

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Lamento la tardanza.
Me gradué hace unas semanas :)

Demonios... ¿Ahora qué? - |Lemon| [Obey Me! - Shall we date?]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora