1.4.2. Evaluación psicológica centrada en variables de situación.

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La Evaluación Conductual es una alternativa a la evaluación psicológica tradicional que nace con el análisis experimental de la conducta tratando de aplicar dichos avances en la búsqueda de un nuevo proceso de análisis del comportamiento. Al considerar la teoría conductista, debemos tener en cuenta los diversos cambios conceptuales sufridos a fin de comprender los diferentes modelos evaluativos derivados de ella. El pionero del conductismo fue J.B. Watson quien postula a la Psicología como ciencia objetiva y experimental, a través de la explicación de la conducta por principios objetivos vinculados al aprendizaje y a la formación de hábitos. Es la etapa del Conductismo Radical o de primera generación al que sigue el de segunda generación o Neoconductismo que se diferencia del anterior en la inclusión de variables intervinientes con sus más importantes exponentes en Tolman , Guthrie, Hull y Skinner. El elemento unificador en estos distintos representantes será el uso exclusivo del método experimental para el análisis de la conducta y la dispersión se produce en los términos explicativos de la misma. Agudizándose la dispersión al punto de producirse la crisis que en los años cincuenta provocan la aparición del Conductismo de tercera generación, en razón de las múltiples enfoques existentes, algunos que introducen la variable cognitiva, otros como el Conductismo Paradigmático, que propician un diseño unificador de explicación de la conducta (Staats, 1975). Los puntos centrales de este modelo, que se verán reflejados en la Evaluación Psicológica son: insistir en el uso de técnicas objetivas que capten fielmente los datos empíricos y su incompatibilidad con métodos introspeccionistas o subjetivistas; defender las variables estímulo-respuesta como las únicas pasibles de expresar los resultados de la investigación psicológica; la aceptación de los principios del condicionamiento como base de las leyes del aprendizaje; el énfasis en los determinantes periféricos o externos y su adscripción al situacionismo (Day, 1980).

A) Modelo Conductual - Radical

Los orígenes de la Evaluación Psicológica desde este enfoque se ven alcanzados por el propósito de lograr que la Psicología logre un estatus de Ciencia de la naturaleza. Al mencionar el análisis de la conducta, la evaluación conductual, el análisis funcional o la modificación de la conducta, etc.; solamente se mencionan algunas de las aplicaciones del conductismo en la evaluación. Evaluación que significa establecer relaciones funcionales en términos de leyes de aprendizaje, de modo de poder determinar en qué medida los cambios en la variable situación provoca cambios en la conducta del sujeto, dado que se parte de que la conducta está en función de la situación. El objeto sobre el que recae el análisis es la conducta manifiesta del sujeto considerado idiográficamente y en situación. Todas las variables intrapsíquicas, o todo aquello proveniente del organismo que no pueda ser expresado en actos o movimientos objetivables y medibles, debe ser obviado, "queda fuera de estudio y, por lo tanto, fuera del alcance del Psicodiagnóstico-Evaluación Psicológica" (Pelechano, 1988; pág. 63). La metodología utilizada es la observación y experimentación con numerosas técnicas de recolección de datos como los registros narrativos, las escalas de apreciación que clasifican las actividades de un sujeto, y los códigos de conducta que consisten en listados de conductas específicas y las relaciones entre éstas y otras circunstancias ambientales. Los instrumentos de observación o técnicas de análisis además de poseer validez y confiabilidad deben ser precisas y sensibles. Los métodos correlacionales son rechazados, en pos del método experimental llevado al máximo control posible y a estrictas normas de objetividad empírica. Los objetivos que prioriza este modelo desde la Evaluación Psicológica son el control y la predicción de la conducta y la evaluación propiamente dicha se realiza en dos etapas: la de pre-tratamiento en la que se establecen las relaciones funcionales de la conducta con las variables que la mantienen, y la de pos-tratamiento en la que se valora la efectividad de la intervención. Inicialmente el ámbito de aplicación fue el laboratorio, pero luego se fue ampliando y actualmente se aplica a situaciones ecológicas variadas. En el ámbito educativo tuvo gran eficacia, por ejemplo en la técnica de Enseñanza Programada como método didáctico que permite suministrar conocimientos al sujeto al tiempo que se le dispensa feed-back sobre la calidad de su realización. También, el sistema de Economía de fichas como técnica de refuerzo permitió avances en el tratamiento de jóvenes delincuentes. En el ámbito clínico, los presupuestos de este modelo se aplicaron en alteraciones conductuales tales como fobias, enuresis, dependencias, etc. Existen serias críticas a este modelo ya sea centradas en su carácter reduccionista al eliminar los procesos internos como unidad de estudio, o en la aceptación del determinismo psíquico por cuanto resta libertad al ser humano. Estos argumentos que apuntan a los cimientos de la teoría, inciden en la evaluación psicológica o análisis de la conducta que parte de tales postulados y el análisis funcional y de terapia de conducta, evidenció sus limitaciones al tratarse de conductas complejas (Barrios y Hartmann, 1986). A pesar de ello, es innegable el rigor metodológico y científico que caracterizó a este modelo y el gran aporte que significó recuperar las condiciones ambientales como determinantes de la conducta. En cuanto a la Evaluación Conductual o el Análisis Funcional de la Conducta, su pragmatismo permite reducir tiempos, esfuerzos y costos económicos, además de desmitificar la alteración conductual, minimizando el concepto de enfermedad tan focalizado por otros enfoques evaluativos.

La evaluación psicológica y el análisis ecoevaluativoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora