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Con el pasar de los días Angry seguía con su problema calenturiento, se la pasaba babeando cuando Rindou se quitaba hasta la última prenda y en las mañanas parecía un puberto con erecciones matutinas todos los días. Para bajarle un poco a la calentura, decidió masturbarse en el baño mientras tomaba las duchas en la noche. 

Una noche en la que estaba disfrutando muchísimo de su culo y lo estimulaba fuerte, Rindou fue al baño porque le entró la ligera preocupación ya que el menor se estaba demorado demasiado y él creía que se había quedado dormido en la tina. El caso es que el Haitani fue a mirar que todo estuviera bien, era bueno abriendo puertas con seguro así que no hubo problema al entrar con sigilo. 

Lo que encontró le dejó con la boca seca. Angry estaba de rodillas en la tina, con la espalda hacia la puerta y la cara pegada a la pared, metiendo y sacando sus dedos frenéticamente en su lindo y rosado ano. La otra mano la mantenía en su boca callando los gemidos que salían de él. Rindou no estaba ajeno a tener encontronazos con hombres, pero definitivamente esa imagen era lo más sexy que había visto. 

Tuvo que cerrar la puerta pues si seguía allí no se iba a poder controlar, mucho menos después de escuchar como claramente el tierno peli azul llamaba su nombre con ansiedad y lujuria. Debía respetar la privacidad del menor si no quería que lo sacaran de la casa. *Rindo eso está mal, está rico pero está mal. Aunque si el viene y me dice que lo hagamos, bueno, yo no soy quien para negarme a tremenda propuesta* Pensaba y reflexionaba mientras intentaba calmar la erección que tenía. 

En los siguientes días, el menor de los Haitani no pudo evitar mirar de más al Kawata. Era aún peor en las noches pues el pequeño tenía la costumbre de abrazar lo que fuera mientras dormía, y desde que están en la misma pieza es normal que se despierten muy juntos. Pero de un tiempo para acá se ha dado cuenta que el peli azul está muy confianzudo y hasta se abraza a su pecho y le monta una pierna encima. 

Sentir esas suaves piernas tan cerca de su intimidad debería ser un pecado y el no tiene el auto control necesario para no dejarse llevar. Cuando se da cuenta que el menor está profundamente dormido, lo alza para dejarlo encima suyo por completo. Una pierna a cada lado de él y lo toca por donde pueda, pasando las manos por los muslos, sus caderas, la cintura, la espalda y cuando siente que ya no puede más, aprieta esas hermosas nalgas. Más allá de tocar no se permite, si lo hiciera el menor se despertaría y no sabría qué cara poner. 

En las mañanas Souya se siente bastante inquieto, él siempre abraza a Rindo pero últimamente tiene muchas ganas de que el otro lo toque, ya con masturbarse el mismo no es suficiente, pero le da muchísima vergüenza pedirlo y no quiere obligar al mayor. 

Una mañana tiene ganas de acercar su colita a la deliciosa pelvis ajena que lo llama indecorosamente. Siguiendo sus más bajos deseos hace que el mayor lo abrase de cucharita siendo él la de adentro. Se queda ahí un rato, pero no es suficiente por lo que empieza a frotarse en el cuerpo ajeno. 

Rindo se despierta porque siente que el peli azul se mueve. Baja su mirada para confirmar lo que siente y suspira al ver ese hermoso trasero, pone una mano sobre el asustando al menor, se acerca a la oreja ajena y con voz ronca dice —No hagas eso que me prendes como no imaginas—

Souya se estremece por la voz del otro, esta va directo a su pene logrado que se enderezca con totalidad. Si lo que dijo es cierto, solo tenía que seguir frotándose para que el otro lo tomará. 

El Haitani siente como en vez de parar, aumentó el movimiento y suelta un jadeo de satisfacción —Mi pequeño algodón ¿qué parte no entiendes de qué pares con eso? —

Angry le responde —¿Y qué parte no entiendes tú de qué quiero que me toques? — 

Rindo pega su pecho completamente a la espalda del menor —¿En serio quieres que te toque?—

Kawata Twins, Haitani BrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora