Morir en tus brazos

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No sabía lo que hacía, ni Mina ni yo, iba a mandarlo todo a la mierda y no teníamos ni idea de a qué precio, pero ya que lo íbamos a hacerlo, había que hacerlo bien. Volví al teatro, Venable iba conmigo. Esperé a que un compañero acabara su poesía y antes de que pudiera continuar el siguiente subí al escenario de nuevo. Se formó un silencio atronador, un silencio tan incómodo que hacía que yo temblase aún más de lo que ya lo hacía. Me acerqué al micrófono y comencé el principio del fin

-Buenas de nuevo- me aclaré la garganta - ¿os acordáis de lo que leí hace unos minutos?

Varias personas me dieron un sí

- Bien, pues tal vez os preguntaréis quién es la persona que me inspiró a escribir eso, quién es mi musa, en realidad se que no os lo preguntáis pero estoy segura de que cuando lo sepáis os interesará más. Bueno, hace unos meses conocí a una chica, una chica mayor que yo, pero no nos escandalicemos, soy mayor de edad, a lo que iba, esa chica es la persona más increíble que he conocido nunca, el mundo la trató tan absolutamente mal que creó unos muros a su alrededor que no le permiten a nadie acercarse, es complicado, pero posible y yo lo conseguí, y eso me hizo la persona más feliz del mundo. Porque,¿quién pensaría que conocería al amor de su vida a los 18 años? Poca gente, pero yo la conocí.

Marc se levanta de su asiento y Anne le sujetó agarrándole del brazo

-Hace pocoas de un mes pusimos nuestra relación en pausa por los caprichos de un niño caprichoso, por un momento pensé que había perdido para siempre a la persona con la que quería envejecer, y de hecho la había perdido, pero con su permiso puedo decir quién es la persona de la que estoy enamorada, podré mostrarle cuanto la amo sin miedo, pues ya asumimos que iba a perderlo todo y aún así ella ha decidido amarme.

Desde un lado del escenario empezó a dirigirse a mi la pelirroja, directora y profesora de este antro, noté como sus piernas temblaban a cada paso, pero sorprendentemente no le importó, se paró frente a mi, agarró mi cara con ambas manos y me besó, un beso salado pues a estos se incorporó una lágrima por su parte, acababa de mandar toda su carrera a la mierda por mi, no lo merecía, pero no sería en vano pues cada día de su vida le recordaría lo mucho que la amaba hasta que se acabase cansando de mi, como siempre pasa.

Los murmullos empezaron a aumentar, y antes de que fuera tiempo a nada yo les acallé

-Marc- hice una pequeña pausa- eres un ser despreciable, espero que con esto entiendas que no quiero ni jamás querré nada contigo, que me da igual a quien le cuentes a quien amo, puedes irte a la mierda, y contigo todas las personas que se han atrevido a juzgar a Wilhemina sin conocerla, todos me dais asco, no sabéis lo que es sufrir dolor, y precisamente por eso deberíais cerrar la boca, nadie pidió vuestra opinión. Ahora buenas tardes, voy a despedirme de la directora, tiene pinta que ya no lo va a ser más.

Sin dar tiempo a respuestas, le di la mano a Mina y fuimos tras el telón, cuando ya no nos veían ambas nos paramos y nos quedamos mirando a la otra a los ojos y sabiendo lo que acabábamos de hacer me abrazó, nunca tan fuerte. Tenía miedo, era notable y normal.

- ¿Que acabamos de hacer pelirroja?

- Acabamos de decir adiós a mi vida profesional

- Te dije que no iba a ser buena idea, mierda

- Callate

- Pero es verdad

- No, acabo de decirle adiós a este instituto, pero le he dicho hola a poder ir contigo de la mano en público, le he dicho hola a besarte, a quererte, a ser feliz con el amor de mi vida, creo que es obvio que elegiría está opción una y mil veces- dijo en su momento, ahora no creo que lo tuviese tan claro

Lágrimas color lavandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora