III - Encuentros No Deseados

957 91 0
                                    

A la mañana siguiente de visitar al emperador, tan solo unos momentos antes de que el sol tomase posesión del cielo, la peliazul cerró el portal de su mansión y salió del recinto. Un carruaje de tonos oscuros se encontraba parado en el camino desde hacía ya varios minutos. Cyel se aproximó y, antes de abrir la puerta, dirigió su mirada al conductor. Llevaba una capa negra con capucha, y la cara cubierta por una máscara. Al abrir la puerta del vehículo, se encontró con una mujer de cabellos color ceniza sentada en uno de los asientos de terciopelo rojo. Iba vestida con un vestido negro con estampado de rosas en la base, y utilizaba un velo negro para taparse la cara. Parecía como si el diseño de su vestimenta y el del carruaje hubieran sido hechos en conjunto, teniendo la misma estética y colores sombríos. No fue hasta que la joven de ojos azules entró en el carruaje y cerró la puerta, que el conductor dio la orden a los caballos para empezar a moverse. Una vez se acomodó en el asiento frente a la mujer, esta apartó el velo, mostrando sus ojos grises azulados y labios con un tono brillante.

—Cuánto tiempo sin vernos, mi querida niña. ¿Qué tal has estado? —le dijo con una sonrisa amable.

En cambio, Cyel solo la miró por unos pocos segundos y, después, apoyó su cara en la mano del brazo que posaba en la ventanilla y dirigió su vista hacia el horizonte. El sol estaba comenzando a salir.

—¿No piensas saludarme? —insistió la mujer.

—No tengo nada que decirle, Lady Monet —contestó ella con un tono seco y sin sentimiento.

Cyel podía sentir la mirada de su acompañante. Parecía no estar satisfecha con su respuesta, pero lo dejó pasar.

—Bien, si no quieres hablar de nada más, iré al grano —la voz de Monet ya no era tan cálida y dulce como antes, sino más seria. Su sonrisa también había desaparecido—. Te hemos dado mucho tiempo libre desde la última vez por falta de investigación, pero después de estos años, hemos ideado multitud de planes y experimentos que nos gustaría probar. Los chicos se han esforzado mucho para pensar nuevos métodos de amplificación de maná, pero los sujetos de prueba que tenemos son tan débiles que apenas duran tras uno o dos experimentos. Por eso, pensé que la mejor opción sería traer de regreso a nuestra cobaya preferida —explicó, cerrando los ojos y sonriendo como si nunca hubiera roto un plato—. Además, no te puedes negar si no quieres que le pase nada a "él".

La peliazul apretó los puños.

—¿Cuánto tiempo será esta vez?

—Mmm... No sé. Como ya te dije, hay muchas cosas por hacer, de ahí que la carta que te llegó tuviese escrita que probablemente estarías fuera por un largo tiempo e hicieses lo que considerases adecuado. Teniendo en cuenta que tenemos que hacer los experimentos, modificar los planes en base a los resultados, dejarte algo de tiempo para que tu cuerpo se recupere... —dijo, contando con los dedos— nos llevará para rato.

Cyel estaba preocupada. No por lo que le sucediera a ella, sino por la princesa Athanasia. Había decidido protegerla ahora que Diana no estaba y Claude parecía fuera de sí, pero este inconveniente no le permitiría hacerlo. La pobre princesa imperial tendría que depender solo de Lily, y ella no podría hacer más que rezar por la seguridad de ambas.

Durante el resto del trayecto, simplemente durmió. Por la noche apenas había podido pegar ojo por las preocupaciones, y sabía que ese sería su último momento de paz antes de enfrentarse al infierno mismo. Cuando llegaron, Lady Monet la despertó y salieron del carruaje. Se encontraban en medio de un bosque y, delante de ellas, se alzaba una alta torre. Entraron y bajaron a algún piso inferior.

—No queremos que, si viene alguien, encuentre a la duquesa Lumbreu con tal aspecto, ¿verdad? Sería bastante problemático para todos. Después de todo, no es un lugar muy visitado, y la imagen que se da es la de un centro de investigación de magia normal y corriente, no la de un laboratorio de magia negra.

Miss You ||| Princesa EncantadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora