Hijos de la luna

Capítulo 7-David

— Lo sé, yo soy VE—confesó David mirando a un costado, como si no hubiese dicho nada.

— Por la..¡cómo fui a meterme en este antro de locos! ¡Ay, en qué estarían pensando mis viejos!— Christian levantaba los brazos y se reía a carcajadas. Eso parecía, pero si alguien hubiese mirado con más detención, habría visto el temblor en sus dedos.

De pronto, David extendió la mano hasta casi tocar el hombro de Christian que comenzó a entornar los ojos, babeó y perdió la consciencia por un par de segundos. Las chicas miraban con ojos inmensos y la boca semi abierta sin emitir ruido. El viento que antes los había empujado, ahora se convertía en una brisa cálida, demasiado cálida. Con esa sensación, Serena y V comenzaron a toser, a sentir que se ahogaban. El espacio del jardín de pronto se vio rodeado de una bruma que los hizo transpirar en segundos y un sonido agudo las obligó a taparse los oídos.

Aunque David alejó su mano, Christian siguió castañeando los dientes, transpirando y temblando por largo rato. La brisa se volvió agradable, la bruma desapareció. V reaccionó con angustia, pero no se atrevió a tocar a David. Quería golpearlo o zamarrearlo, algo. Aún podía escuchar el sonido agudo en su cabeza.

—¡Qué hiciste! ¿Qué le hiciste?—le gritó a cierta distancia. Un par de mirlos que picoteaban frutos del árbol contiguo echaron a volar sobresaltados. David levantó la vista hacia V por un instante.

— Nada, eso es lo que soy—respondió bajando la cabeza. Se metió la mano al bolsillo, sacó una argolla plateada con varias ondas sobresalientes como olas y se la puso. Luego rozó a su amigo y éste recobró los colores y el estado normal de su respiración. — Es el anillo Horthman. Ustedes también tendrán uno en los próximos días. Habrá una ceremonia. ¿Ahora crees lo que dice Serena, Chris?

El aludido asintió y se tapó la cara con ambas manos. A su lado pasó un grupo cantando y se produjo un silencio tenso. Una corriente eléctrica les golpeó manos y pies. Tuvieron que cambiar de lugar en el pasto al sentir que saltaban chispas . Por el color de los uniformes supieron que algunos eran de tercero, otros de primero y todos llevaban una argolla idéntica a la de David.

— Oye, no entiendo ¿por qué tienes el anillo si llegaste junto con nosotros y dices que habrá una ceremonia de entrega?— preguntó Serena con voz insegura— Y ¿por qué estás en nuestra torre y en nuestras clases?

Esta vez, David levantó la vista y explicó la importancia del anillo para un VE.

—Es simple. Ustedes, los SA son sanadores; nosotros, robamos energía. Viste lo que pasó cuando me acerqué mucho a Chris. En mi caso, la capacidad de succión energética es mucha y, sin conocerla, tuve varios problemas. Bueno, más que problemas. El anillo evita que la energía fluya de adentro hacia afuera y viceversa.

Al ver la curiosidad en las caras, decidió contar su historia. Era mejor que ellos la supieran de su boca, antes de que llegara a sus oídos por alguien más.

Se apoyó en un árbol e invitó a los demás a sentarse alrededor. Prometió no quitarse el anillo para "no freír a nadie", dijo y los ánimos se distensaron con una risa. El accidente de sus padres había sido su culpa. Cuando cumplió dieciséis años, comenzó a notar que se cansaba al estar solo, pero cuando salía con alguien más volvía a casa con mucho ánimo. Lo conversó con sus padres y ellos insistieron en que era algo psicológico. Pasaron los meses y la historia se repetía, cada vez con más fuerza. Se juntaba con amigos, salían con chicas, todos se cansaban menos él. Una vez besó a una y ella se desmayó en sus brazos. Otra vez fue un chico y sucedió algo similar. Sus amigos se rieron de su "fuerza matadora" y no le dieron importancia, él presentía que algo más estaba sucediendo en su interior.

De pronto David fijó la vista en una nube y muy a su pesar, dejó escapar varias lágrimas antes de limpiarlas con el dorso de la mano y seguir con su relato.

—Nos fuimos de vacaciones con mis padres el verano pasado. Ïbamos en el coche de la familia, escuchábamos una banda que amaba mi viejo- The Police- y que ya conocíamos las letras. Cantábamos cuando mamá, que conducía, avisó que necesitábamos gasolina. Una vez en la estación, me ofrecí a cargar. Sentía una fuerza extraña en las manos. Tomé la manguera, la introduje como en otras oportunidades, pero esta vez saltaron chispas. Pensé que sólo era mi imaginación y seguí poniendo gasolina. La música sonaba fuerte y los tres cantábamos cuando todo se volvió una sola llamarada. Primero fue un ruido proveniente del interior del auto, como un dragón tosiendo y entonces...eso. Todo explotó. Desperté en el hospital, diez días después. No tenía ni un rasguño. Tampoco tenía familia.

Una nueva ola de silencio llenó el espacio. No sólo David limpiaba sus lágrimas. Los demás imaginaron la escena y pensaron en sus propias familias. Luego de algunas miradas tímidas, la historia comenzó a cerrarse con otras preguntas.

— No sé qué decir, David, en serio lo siento. Todos lo sentimos—aseguró, sin explicar por qué,  nadie hizo comentarios.

— Está bien, ya ha pasado un tiempo. Además, el cura que me fue a buscar al hospital ha insistido en que no es mi culpa, me habló de la genética del VE y consiguió la beca para que pudiera dominar mi necesidad de "robar energía".

— Todos deberían aprender a controlar eso...o sea, ya que existen, digo.— V se notaba confundida. Había visto lo sucedido con Christian y la historia de David era evidente. ¿Quién contaría una historia así de no ser cierta? Además, había llorado de verdad. Ella pudo sentir la pena interna. Eso no se finge.

— ¿Te puedo preguntar algo?—Serena estuvo al borde del susurro. David asintió con un gesto — ¿por qué estás en nuestro sector? ¿Escuché a Wanda decir que estás bajo las órdenes de Morgan y no de Daren?

— Uff, ahí hay otro problema—dijo y los miró uno por uno.

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