–Cariño, me parece bien, ¿puedes traer algo de cenar? acá te lo pago–
–Claro princesa, al rato llego, te amo–
Hoy cumplía 9 meses con Mikey, me enamore de el desde que me salvó aquella vez de unos rateros, la baba se me salía de la boca cuando lo vi, llevaba el uniforme de una pandilla, tiempo después me enteré que era su pandilla, la Tokyo Manji.
*Nueve meses atrás*
Iba de regreso a mi hogar, era de noche, tenía muchísimo miedo de que algo me pasara, la calle estaba solitaria, a lo lejos distinguí una figura masculina, al poco tiempo dos figuras más se le incorporaron.
Corrí, tenía miedo, eran tres hombres que me estaban persiguiendo, estaba tan asustada que mi corazón latía fuerte, por impulso cerré mis ojos, pero volví a abrirlos nuevamente cuando sentí que choqué con alguien, no quería ni abrir los ojos hasta que..
–¿Sucede algo señorita?– Abrí mis ojos y me encontré con el mismísimo dios en persona, tenía el cabello rubio y desordenado, olía tan masculino y sus ojos eran bellísimos.
Los hombres estaban aproximadamente a dos metros de nosotros.
–M-me-meme-me–
–¿Meme me?– Habló confundido.
–Me están persiguiendo– Hablé nerviosa.
El chico me tomó de la cabeza y me acercó a su pecho, mis fosas nasales se deleitaron con su olor.
–Cariño, ¿estas personas te están molestando?– Habló Mikey.
"¿cariño?" oh ya, ya entiendo.
–Si amor– Respondí, casi se me cae la cara de vergüenza en ese momento.
–Es Mikey, de la ToMan– Habló uno de los hombres.
–Larguense ahora mismo si no quieres que los mate a golpes–
Una pequeña son risita se formó en mi rostro, por alguna razón me sentía muy protegida con el, me sentía segura..
Pasaron algunas semanas y constantemente me topaba con Mikey, hasta que un día decidimos hablar, desde ese día todo a ido de maravilla, es y será siempre mi primer amor.
Hoy habíamos decidido hacer algo tranquilo, nos gustaba salir pero hoy preferimos tener nuestro espacio personal juntos, puse una mantita comoda en el sofá, encendí el aire, y dejé seleccionada una película para que cuando llegara Mikey solo le pusiera play.
Serví las bebidas en nuestros vasos, eran de conejitos.
Ya estaba todo listo, yo vestía unos pants grises y un top negro, llevaba el cabello suelto y unas calecetitas blancas.
~Ding–Dong~
Sentí el corazón en la garganta, aunque lleváramos 9 meses siendo novios siempre me ponía nerviosa al verlo, el me hacía sentir tan bien.
Palmeé mi cara y abrí la puerta.
–Hola cariño– Habló sus ojitos siempre se veían dispersos pero conmigo era todo lo contrario, su risa me mil daba años de vida.
Se acercó a mí y me dio un besito en la frente, mientras que con su mano disponible me abrazó por la cintura.
–Amor, dejo eso en la sala– Tomé la cena y correspondía su abrazo, le di un profundo beso en los labios, casi se me sale el corazón, siempre me hacia tan feliz estar con el.